martes, 9 de noviembre de 2010

ESTE BLOG CUMPLE UN AÑO




Hace justo un año, al anochecer, abrí este blog. Sin saber muy bien dónde me metía, este cobijo saltó al mundo a través de las ondas mágicas de internet. Todo empezó como si fuera un juego. Sin pensar, puse cuatro líneas y entré en una dimensión hasta el momento desconocida para mí.

Minutos antes, me había lanzado sin reflexión a esta piscina, cuando descubrí por casualidad cómo podía crear mi propio blog. En apenas unos escasos segundos, decidí el nombre de este sitio, el que aún conserva y que a más de uno le ha generado extrañeza, cuando no inquietud, dentera y algo de rechazo. Reconozco que me gustan las paradojas, los juegos de conceptos, los giros del lenguaje, las significaciones ocultas, personales o insólitas de las palabras. Porque las palabras no son piedras frías e inertes, sino materia maleable en nuestras manos. Las palabras están a nuestro servicio y amarlas con pasión nos lleva a inventarlas o dotarlas de significados nuevos.

Así fue como me convertí en una desalmada. Se supone que una persona desalmada es violenta, sin escrúpulos, sin moral, sin ética que guíe sus actos ni horizontes honrados a los que encamine sus pasos. Como es evidente, no es el significado que yo tomé para este cobijo, sino uno mucho más personal que, en cierto modo, me retrata. Uso aquí el término desalmada en el sentido de persona que pierde el alma día tras día en las faenas necesarias para la subsistencia, cuyo tiempo se esfuma en labores insustanciales y precisas para el vivir, pero que le roban el alma, que la desalman en definitiva. Porque quien aquí escribe sólo encuentra su alma en la tarea que ama con pasión desde que tiene conciencia de sí misma: la escritura.

En un año, han cambiado muchas cosas en mi vida, porque este ha sido para mí un año de cambios sustanciales. Entre ellas, admito bastante menos que me desalmen y me almo todo lo que puedo en el ejercicio de la pasión que siempre me ha atrapado, en compañía de la amante con la que mantengo una larga aventura, más larga que el más largo de los matrimonios indisolubles que haya conocido. Y es que esa señora que se conjuga en femenino y se escribe con cinco sílabas y diez letras todavía me arroba como si fuera una colegiala. Y cuando la vislumbro aún siento mariposas a la altura del estómago. Volveré a decir su nombre bajito, como se pronuncian las mejores confidencias: Literatura.

Además, he tenido la suerte en este año de conoceros a todos vosotros. Me he hecho más sabia en vuestras casas, así como me he enriquecido con vuestros desinteresados comentarios y con vuestra visión del mundo que ha ampliado la mía. Os conozco a todos y, por una u otra razón, cada uno sois insustituibles para mí, porque cada persona tiene una gracia, un don que lo hace único e irrepetible. Cuando empecé a escribir esta entrada, preveía nombraros uno a uno y destacar los particulares atributos, cualidades, habilidades, maestrías e ingenios de cada quien. Luego, me he dado cuenta de que sería una pesadez hacerlo así –pues ya somos muchos los aquí cobijados–, aunque a cada uno os cite, individuales y concretos, en mi corazón en estos momentos.

Como estamos de cumpleaños, ya está bien de palabras y que empiece la fiesta. Vamos a divertirnos un rato, así que suene ya la música y a cantar y a bailar mientras brindamos.

A vuestra salud siempre, amigos.