martes, 27 de diciembre de 2011

MUCHO Y BUENO

Lo que reza el título es lo que os deseo a todos y cada uno de vosotros para el año 2012, que ya llama a nuestra puerta impaciente por entrar. Algunos pronostican que se acaba el mundo en dicho año; pero yo, que no soy supersticiosa ni agorera, espero que no ocurra y, en todo caso, mientras dure mi gramo de tiempo, apuraré con ganas cada día como si fuera el último que me queda por vivir, tal y como he hecho desde que tengo uso de razón.

En el año que entra, saldrá a la luz mi primer libro -un libro de relatos- con una editorial de Barcelona. Ahora mismo me hallo en plena tarea de seleccionar portada, foto propia y demás labores que entraña la publicación de un libro. Quizá, por tal causa, ando algo despistada con esto del blog y los blogs, pero es que lo primero es lo primero, y bien sabéis que, para mí, lo primordial es la literatura.

También me han ocurrido una serie de hechos en el último mes y medio que me han llenado de alegría, de una alegría dulce que me hace sonreír. Os cuento:

- En la segunda quincena del mes pasado, Daniel Dragomirescu me pidió una colaboración para la revista Contemporary Literary Horizon (Horizonte Literario Contemporáneo), una revista literaria internacional que edita desde Rumania en tres idiomas: el propio del colaborador, rumano e inglés. Accedí gustosa con un relato, «S.O.S. de un personaje de novela», y ha sido publicado en el número 6 de la indicada revista. Aún no me ha llegado la revista (anda de camino), pero sí me facilitó Daniel la maqueta del inicio de mi colaboración, que es la siguiente:



- El blog Euro-pa-labra volvió a publicar un microrrelato de mi autoría, «Las doce palabras».

- Parece ser, parece, que por fin va a salir pronto la antología de relatos sobre París, en la que colaboro con mi relato «Eliane».

¡Estoy contenta!
    








Brindo con todos vosotros por el nuevo año 2012. Os deseo mucho y bueno.

domingo, 11 de diciembre de 2011

LA VIVIFICANTE SONORIDAD DEL AGUA

A mi amigo Ramón, Eastriver
con quien comparto el gusto por las fuentes
y por la excelsa poesía de san Juan de la Cruz.


Fuentes en la Glorieta, Murcia

«Que bien sé yo la fonte que mana y corre
aunque es de noche.»

El agua, omnipresente en las terrazas del jardín de la Villa d'Este, con preciosos 
paisajes sobre los Montes Tiburtinos, Tívoli

«Aquella eterna fonte está ascondida
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.»

Fuente en la Vía de los Foros Imperiales, Roma

«En esta noche oscura desta vida,
que bien sé yo por fe la fonte frida,
aunque es de noche.»

Fuente en Benidorm, Alicante

«Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen della viene,
aunque es de noche.»

Fuente de Diana de Éfeso, o de la Madre Naturaleza, en Villa d'Este, Tívoli

«Sé que no puede ser cosa tan bella
y que cielos y tierra beben della,
aunque es de noche.»

Detalle de una fuente en el claustro de la catedral de Barcelona

«Bien sé que suelo en ella no se halla
y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche.»

 La Sibila Tiburtina vigila en la Fontana dell'Ovato en Villa d'Este, Tívoli

«Su claridad nunca es escurecida,
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.»


La Fontana del Moro en la Plaza Navona, Roma

«Sé ser tan caudalosos sus corrientes,
que infiernos, cielos riegan y las gentes,
aunque es de noche.»

Detalle de una fuente en los jardines del castillo de Linderhof, Baviera

«El corriente que nace desta fuente
bien sé que es tan capaz y omnipotente,
aunque es de noche.»
  
Juegos de agua en Villa d'Este, Tívoli, con la fuente de Neptuno en primer plano y arriba el llamado órgano de agua

«El corriente que de estas dos procede,
sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche.»

Juegos de agua en Villa d'Este, Tívoli

«Bien sé que tres en sola una agua viva
residen, y una de otra se deriva,
aunque es de noche.»

Camino de agua en Villa d'Este, Tívoli

«Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.»

Fuente de las Tortugas en la Plaza Mattei, en el Ghetto, Roma

«Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a escuras,
porque es de noche.»

Una pequeña fuente en Villa d'Este, Tívoli

«Aquesta viva fuente que deseo
en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche.»

Fuente con bicicleta en el burgo de Sant'Angelo, Roma

«¡Oh, cristalina fuente,
si en essos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!»

 
 Detalles de la Fontana Rometta, en Villa d'Este, Tívoli

Todos los versos son de san Juan de la Cruz. Juan de Yepes y Álvarez, habiendo transcrito íntegramente el «Cantar de la alma que se huelga de conoscer a Dios por fe», y siendo la última estrofa del Cántico espiritual



Detalle de una fuente en Benidorm

Todas las fotografías han sido hechas por Isabel Martínez Barquero

Fuente en la isla de Paul Ricart, Francia.

   Si alguna vez me pierdo o decís que «me hice perdidiza», estaré en los versos del amado poeta, y nunca será por toda la hermosura, «sino por un no sé qué / que se alcanza por ventura»
Con san Juan de la Cruz, siempre estoy «ganada».


Fuente en Villa d'Este, Tívoli

sábado, 3 de diciembre de 2011

PUNTOS DE VISTA

Escultura moderna en Villa Adriana, Tívoli
(Fotografía de Isabel Martínez Barquero)


aunque no esté, 
porque me consta que le gustan estas crónicas morales.
Ayer tuve una cita con una buena amiga para tomar un café. El día lucía gris plomizo y la lluvia se vislumbraba como una posibilidad inminente. En contra de nuestras costumbres, pasamos al interior de la luminosa cafetería y nos sentamos muy cerca de dos hombres con expresión grave. 
Comentábamos mi amiga y yo que, en esta ciudad, no estamos acostumbrados a los cielos cubiertos y, a la más mínima nube, nos guarecemos con ahínco, a diferencia de los habitantes de tantos lugares lluviosos, donde han de bregar con el agua como compañera permanente y donde una jornada sin ella ya es en sí un regalo, aunque sea oscura; pero nosotras, dignas hijas de esta urbe, nos protegimos de la sombra al amparo de las múltiples lámparas que inundan la cafetería. Andábamos en tales apreciaciones sobre el tiempo, sobre la ausencia del cálido sol otoñal que incita a la alegría desde primeras horas de la mañana, ya que la luz es una llave que abre las puertas de la sonrisa, cuando llegó a nuestros oídos la conversación de los dos hombres circunspectos:

–Fui a verla hace una semana y la encontré fatal.
–Tranquilo, lleva en ese estado cinco o seis meses. Ella es así de rara: se esconde si sufre.
–Pero a mí me tiene muy preocupado.
–Ya se le pasará, hombre. El tiempo todo lo cura.
–¿Y si no se recupera? ¿Y si no remonta?
–No exageres, que se le pasará.
–Me gustaría poseer tu confianza, pero me temo que María es de ese tipo de personas a las que le cuesta remontar y, si lo consigue, una huella imperecedera quedará en su corazón.
–Con huella o sin huella, saldrá adelante, te lo digo yo.
–Ojalá sea así, porque no todos tenemos un interior resistente frente a tantas calamidades como ha sufrido.
–Se trata de empeñarse, de intentarlo. Quien se hunde de forma definitiva es porque quiere, eso tenlo claro.
–En ocasiones, me das miedo.
–¿Por qué?
–Por esa seguridad tuya que no abre resquicios a la duda.
–Es la actitud más sana, amigo mío.
–Y también la menos comprensiva con respecto a los demás.
–Anda, apura el café y deja olvidado el pesimismo: sólo te conducirá a una depresión.
–Y a ti el optimismo te llevará al desapego hacia tus semejantes. No sabes enfocar con sus ojos, desconoces esa palabra tan en boga: empatía.
–¿Para qué voy a enfocar con otros ojos si tengo los míos y me sirven? Además, la exhibición del sufrimiento siempre la he considerado impúdica.
–María no se exhibe, se esconde.
–Y desde su escondite, ejerce de plañidera sin consuelo y extiende sus tentáculos de discreción con más fuerza que si chillara, no me fastidies.
–En fin, apuremos el café, que contigo no se puede razonar, está visto.

Mi amiga y yo nos miramos con expresión cómplice, nos encogimos de hombros y seguimos con lo nuestro.
Desde mi atalaya mañanera de diálogos pillados al azar, así fue. Más o menos.