martes, 23 de abril de 2013

DÍA DE LA LECTURA


Hoy tengo ganas de pegar la hebra, que hace mucho tiempo que ando callada y, con tanto silencio, se me va a mustiar el alma. Bien sé que no soy la más idónea para predicar en un día donde todos vociferan sus culturas y los de más relumbrón y enjundia se pasan por cualquier círculo de nombre enrevesado para leer unas palabricas del Quijote, ese libraco del que tanto hemos oído hablar todos y bien pocos le han hincado el diente, que a mí ya no me engañan los que van de instruidos por la vida y sólo saben darle al pico para aparentar. Ay, si sabré yo de la pasta que están hechos con sólo mirar sus jetas... 
Pues a lo que iba: resulta que en este edificio —mal llamado Paraíso, pues es más un purgatorio de seres a la deriva y medio trastornados— se ha organizado una gresca de postín. Todo arrancó en el portal de una manera poco previsible mientras David y la maestra del quinto derecha discutían sobre cosas muy sesudas. Aunque a mí me falta ciencia y paciencia para expresarme, sí diré que el meollo de la trifulca estribaba en el Quijote precisamente, ese hombre esmirriado y algo cascajo ya para andar de rositas por los campos. Bien me acuerdo cuando la televisión nos contaba sus disparatadas historias, que tanta lectura debe afectar a las entendederas.
Como no me veo capacitada para reproducir la conversación de altura que mantenían mis vecinos, me limitaré a señalar que se ponían en guardia por opiniones de extraños sabios cuyos nombres ya he olvidado, porque está visto que ese Quijote locuelo ha enfrentado a muchos desde que Cervantes se lo sacó de la manga para entretenerse.
—¿Tú sabes quién escribió el Quijote, Patro? —me ha preguntado David. 
Muy ufana, le he respondido correctamente, que se piensa este mozo que una no sabe que ese libro es la gloria de nuestras letras y que lo escribió un manco al que llamaban El manco de Lepanto. Poco me acuerdo de las cosas que nos enseñaron en la escuela, pero sí de esta del Quijote, que año tras año lo cacarean por todas partes, así como el nombre de su autor.
—¿Sabes que hoy se celebra el día del libro? —ha vuelto a preguntarme.
—Para no saberlo con lo que lo vociferan en la radio y en la tele...
—Es sant Jordi, así que toma esta rosa —me ha ofrecido David, galante como nunca lo había visto.
—¿San qué?
—Sant Jordi... San Jorge en catalán.
—Válgame el cielo que vas a conseguir que me ponga de parte de la maestra como no me hables en cristiano.
—Eso, Patro, véngase a mi bando, que a este David aún le faltan un par de hervores —ha dicho la aludida haciéndose falsas ilusiones.
—Mire, Encarna, que no quiero santos extranjeros ni avellanas podridas de esas que usted tiene —me he defendido.
—Avellaneda, Patro, Avellaneda —me ha informado.
—Patro, la rosa es una costumbre muy bonita. En sant Jordi, se regala un libro y una rosa —ha terciado David.
—¿Y dónde está el libro? —le he preguntado curiosa e interesada.
—Pues, pues...
Como David no sabía responderme e intuyo que está más seco que la mojama para regalar libros o lo que sea, he puesto paz entre los litigantes y, hermanados, hemos convenido los tres en que todos los días deberían ser del libro o, mucho mejor aún, de la lectura, que en esta España se peca al hablar más de libros que leerlos efectivamente. Ya dice el refrán que por la boca muere el pez. No soy yo quien para enarbolar esta bandera, pero si cualquiera se jacta aquí o allá de lecturas que no ha emprendido, no he de ser yo menos. Sé que Cervantes era manco y con eso ya consigo una canonjía. A mí no me engañan los que van de leídos y escribidos, los intelectuales esos de cara estreñida, que la Patro es mucha Patro.

jueves, 4 de abril de 2013

ABRIL ENTRE AMAPOLAS, LINAJES Y AROMAS


Se ha iniciado abril con las vistosas Fiestas de Primavera en mi tierra. Abril, ese mes del que T.S. Eliot dijo que era «el más cruel», pero que yo siempre he sentido dulce y lleno de luz, con una temperatura cálida que invita a salir a la calle y al paseo compartido con amigos. Quedan aún lejos los temibles rigores veraniegos y pasados los escalofríos del invierno. 
     En abril, concretamente el martes día 9, presentará en Barcelona la querida Isabel Mercadé su deliciosa plaquette Amapolas en octubre. Será a las 20,00 horas en el café Salambó, y estará acompañada por Dolors Miquel, escritora, y Alfonso Levy, filólogo. La imagino y la anticipo, lo mismo que le auguro un gran éxito. Nadie que lea la plaquette será ajeno a su encanto. Los versos de Isabel, contenidos, llenos de precisión y belleza, me acompañan desde hace unas semanas. Ahora que se ha iniciado abril, un abril caprichoso como todos los abriles, leo con detenimiento el poema que Isabel rubrica con el nombre de este mes:

ABRIL
Que tanto nos sea dado
la luz y la transparencia
cae el silencio como la tarde
y el verde
en reposo.

Mira allá, un destello
la advertencia
el ruido y, probablemente,
el dolor
esperan.

Pero ahora
comulguemos este instante
abracémoslo y bebamos.
Nos pertenece
envolviéndolo, envolviéndonos.

Y estamos cerca, 
tan cerca.

Suavemente
se desprende la hoja.

Si pudiera, acompañaría a Isabel. No podré físicamente por el escollo de la distancia, aunque ella bien sabe que mi corazón estará a su lado prestándole aliento. Os animo a quienes viváis en Barcelona a conocer a Isabel y a degustar sus poemas delicados y gráciles, como los movimientos en tierra de los gorriones.

Para mí, abril se ha iniciado con sendas reseñas y una entrevista. 

A finales de marzo, la escritora Elena Casero en su blog Veges tú – Elena Casero, hace una reseña de Linaje oscuro.

Y como este libro de relatos —Linaje oscuro— sigue en la brecha y nunca se puede decir aquello de «acabé con las presentaciones», anticipo que el jueves 18 de abril, a las 20,00 horas, lo presentaré en la librería LER de Cartagena, sita en la calle del Carmen, número 47. Estaré acompañada por el escritor y amigo Antonio Parra Sanz, que ya hizo en su blog GomesyCompañía una breve reseña del libro.


También abril ha comenzado con novedades para la novela que publiqué recientemente en Amazon: Aroma de vainilla. Ya en su día se hizo eco de la aparición de la misma el blog Kindie Indie y, ahora, en abril, el amigo Luis González Santamaría, en su blog La tortuga bicéfala (r) realiza una reseña que me ha emocionado por su autenticidad. Y hoy, la amiga Karina Delprato publica en su blog Renacer una entrevista que me hizo a consecuencia de haber iniciado la lectura de Aroma de vainilla.


En fin, dulces momentos literarios trae este abril para dos Isabeles.

Abrazos para todos.