martes, 17 de noviembre de 2015

EN ESTOS DÍAS TRISTES


En estos días tristes donde el fanatismo nos ha robado la sonrisa, manifiesto mi más profunda repulsa hacia cualquier manifestación de terrorismo. Soy de natural tolerante con cualquier creencia, religión o postura; pero jamás podré tolerar a los no tolerantes, a los que no respetan la vida ni la opinión distinta de los otros. 
     Acorde con los sentimientos de impotencia y tristeza que me embargan, les dejo un poema de Gustavo Figueroa Velásquez que me ha estremecido al leerlo:

No muere la primavera

No muere la primavera
en el estiércol de los odios,
no se apaga el verso de la vida
en la inesperada noche
de las bestias asesinas;
no se desgarra la carne
aunque florezcan sin cesar
los claveles rojos de la muerte.
En la noche de los gritos,
del horror y la locura,
se estremece el alma,
La Ciudad Luz no se arrodilla
y la noche no es noche,
es un negro crespón
con un beso imperceptible
sobre los claveles rojos de la muerte.
No muere la primavera
sobre el azul mediterráneo,
la paz no duerme tranquila
sobre el blanco de la pureza,
sobre el asfalto álgido,
de aquella noche aciaga,
el rojo es sangre de inocentes.
¡No muere la libertad
en la noche de las bestias!


Gustavo es un colombiano que vive en Suecia y goza de una gran sensibilidad. Administra el blog Contrastes, cuyo enlace he dejado por si alguien quiere saber más de él.

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Nota.- Como ya comentaba en la entrada anterior, ando algo disminuida por culpa de mi espalda, la cual se ha independizado y, por su cuenta y riesgo, me ha declarado la guerra. De momento, me tiene sitiada; pero espero ganar esta guerra que ya se extiende más de lo prudente. Por su culpa, aguanto poco frente al ordenador, con lo que ando desnortada al no poder escribir cuanto quisiera.

lunes, 9 de noviembre de 2015

RAZONES Y SINRAZONES DE UN 9 DE NOVIEMBRE

Porque hoy es hoy, sin foto, sin pintura, sin nada especial que decir o con tanto por decir que no cabe en este formato alocado de lecturas. 
Porque, a pesar de los pesares, el tiempo pasa y pesa, nos pasa y nos pesa, al Cobijo y a mí. 
Porque unos se van y otros vienen. 
Porque me quieren y porque me odian.
Porque supuse que esta aventura era buena y resultó ser buena, aunque aún no sé para qué.
Porque siempre hay un hueco aunque no haya tiempo.
Porque aquí he conocido a auténticos amigos y «otros casos que recordar no quiero».
Porque me gusta leer y me gusta que me lean.
Porque a veces me olvido de que estoy de cara a la galería.
Por todo esto y mucho más, aquí seguimos el Cobijo y yo. Él tan formalito y ordenado. Yo tan dubitativa como siempre: que si suprimo los comentarios, que si ya está bien de blog, que si vaya una mandanga esta con la falta de tiempo, que si me habré olvidado de ver a Fulanito o visitar a Zutanita —que son tan agradables—, que… «Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio. Contigo porque me matas. Sin ti porque yo me muero». Ya ven, hasta folclórica me pongo… La de vueltas que estoy dando para decir algo tan sencillo como es que hoy es hoy, día de la Almudena, 9 de noviembre, cumpleaños de este bicho que me exige su ración de letras a pesar de que me encuentre disminuida, francamente floja, lo que a mí me fastidia como no pueden figurarse. Pues eso, que ya van seis. ¿Hasta cuándo aguantaremos?