sábado, 25 de octubre de 2014

DÍAS DE LIBROS

Pasó la presentación de El nervio de la piedra en el Museo Ramón Gaya de Murcia. Fue el pasado miércoles 22 de octubre. El acto resultó entrañable, muy cálido, o al menos eso me pareció a mí. Me sentí arropada por un nutrido grupo de personas amantes de la poesía, esa parienta olvidada de la literatura. Agradezco públicamente su presencia a todos los asistentes. También he de dar las gracias al personal del Museo y a su director, Manuel Fernández-Delgado, por todas las atenciones tenidas y, cómo no, al querido poeta que me presentó: Antonio Durá, amigo desde hace muchísimos años.

Las fotos han salido movidas. Apenas cuatro o cinco se han salvado, pero no os cansaré con imágenes y solo dejaré aquí un par de recuerdo, la primera tomada por Amelia Pedreño. Ahora habrá que ver cómo ha quedado la grabación, pero para eso he de esperar a que me ayude alguien con pericia, que soy una absoluta inepta. Si sale bien, la subiré a la página de este blog titulada Vídeos.

Ahora toca preparar la presentación de Albacete, que será el día 6 de noviembre, a las 19,30 horas, en la librería Popular, calle Octavio Cuartero, número 17. Tendré la suerte de estar acompañada en el acto por el poeta Ángel Aguilar, así como espero contar con la presencia de un grupo de amigos de allí que son como hermanos.

Entre tanto, llegó el libro del III Microconcurso de la Microbiblioteca Esteve Paluzie de Barberà del Vallès, donde se recoge uno de mis microrrelatos: Trofeo. Un microlibro con un gran contenido, donde participo con un nutrido y admirado grupo de colegas microrrelatistas. En el siguiente enlace se puede descargar de manera gratuita: http://issuu.com/bibliotecabarbera/docs/microbiblioteca2014_-cast?fb_action_ids=747147175332806&fb_action_types=og.shares

Se multiplican los deberes para esta escribidora, que no hay día que no se halle repleto de actividad. Reconozco que ando un tanto despistada, pues estas etapas promocionales me son agotadoras al tiempo que apasionantes. Acostumbrada a una vida casi monacal dedicada a la escritura, las salidas y entradas continuas de estos días me dejan poco tiempo para la creación. Pero siempre existen ratos destinados a la lectura, ratos que apaciguan el alma.

He concluido El balcón en invierno, de Luis Landero. Me ha gustado, como me gustan todos los libros de Landero. Su prosa me hipnotiza, su inmensa humanidad me apresa. No hay libro de él que no haya leído desde que lo descubrí en el ya lejano 1989 con su primera magnífica novela Juegos de la edad tardía
Ningún título suyo me ha defraudado. Todos sus libros han sido un acontecimiento para mí, un oasis de buenas letras en un mundo donde cada vez se cuida menos la calidad literaria. Lo mismo me ha ocurrido con este, el último que ha publicado. Aquí, ya desde la portada con esa foto de un Landero jovencito, se nos anuncia que es una confesión o colección de recuerdos del autor, una biografía emocional novelada donde nos narra cómo fue ganado por esta roba-almas que es la literatura. 
Tras su lectura, entiendo mucho mejor sus novelas anteriores, sobre todo episodios que beben de la fuente de su propia memoria. Además, El balcón en invierno implica un acercamiento cómplice a este autor al que admiro tanto.

Ahora, recién adquirida y ya leídas más de cincuenta páginas, estoy con la novela de un paisano que escribe de maravilla. Se trata de Rubén Castillo, un autor descubierto por mí recientemente y al que pienso seguir en su trayectoria y leer con atención.
En su última novela, Anillo de Moebius, aborda el tema de la identidad personal. Un buen día, el protagonista se ve inmerso en una situación extraña donde nadie lo reconoce como la persona que es, sino como otra distinta que no conoce de nada. Enrique no es Enrique para los otros, sino Julio, un desconocido muy ajeno a sí mismo. Su casa no es su casa, sus papeles no recogen su nombre sino el del impostor, Julio. ¿Qué ocurrirá? Espero descubrirlo en breve.

Para la lectura siempre hay tiempo y, gracias a ella, la literatura circula por mis días actuales. Leer implica expandirse, acrecentarse con las vidas que nos ofrecen esos tesoros que son los libros. 
Afortunados son los que leen, porque ellos multiplican sus vivencias además de su cultura.

viernes, 17 de octubre de 2014

PRÓXIMA PRESENTACIÓN

Entre pitos y flautas, se acerca el día de la presentación del poemario El nervio de la piedra. No me explico cómo ha pasado tanto tiempo desde que publiqué aquí su llegada al mundo, pero lo cierto es que ha transcurrido ya casi un mes, tiempo que he destinado a mil y una gestiones referentes a la puesta de largo de la criatura, así como a otras cuestiones del resto de mis libros, que por fortuna se van conociendo cada vez más. 
Este nervio no va a salir tan viajero como su hermano Linaje oscuro, pues en principio solo se presentará en Murcia y en Albacete, donde he sido incapaz de negarme a los ruegos de los muchos y buenos amigos que allí tengo desde el siglo pasado (hay que ver lo mayores que nos hacemos que computamos por siglos), aparte de lo cerquita que pilla de Murcia. Los tiempos prescriben un mayor sedentarismo para este libro de poemas dadas determinadas circunstancias familiares. 
En cualquier caso, creo que esta falta de viajes no debe incidir en que quien desee leerlo, lo haga, como ya lo están haciendo muchos y buenos amigos que se han interesado por estos humildes versos.

Pues bien, aquí ando para anunciar y dejar constancia en este cuaderno de colorines que el próximo miércoles, día 22 de octubre, a las 20,00 horas, se presentará en Murcia, en el Museo Ramón Gaya, plaza de Santa Catalina, s/n, El nervio de la piedra.
Para quien no conozca Murcia, diré que este Museo está en pleno centro, pegado a la Gran Vía, jardín de Santa Isabel, calle Platería y plaza de Las Flores.

Os espero a todos los que queráis y podáis asistir. 

Y no me despido sin dar un avance de la presentación en Albacete, que será el día 6 de noviembre, a las 19,30 horas, en la Librería Popular, calle Octavio Cuartero, números 12 y 17.

Por último, para quien llegue de nuevas, no quiero despedirme sin poner un par de líneas referentes al contenido del poemario. Recogiendo las que la editorial expresa en la contraportada:


Isabel Martínez Barquero nos invita a recorrer el nervio de la piedra, de lo inerte, del vacío; rasguear los efímeros latidos de vida que permanecen en la nada buscando una identidad, un sentido, una voz. Y lo hace con el único arco que es capaz de dar luz en la penumbra de lo acontecido, la poesía: esa taquigrafía muda de lo inaprensible.


Ya con palabras mías, diré que es un libro donde el ser se enfrenta al divorcio entre lo que vive y lo que siente, entre su devenir cotidiano y su sueño. Todo se ha quebrado para una naturaleza que no tiene miedo de nombrar lo que la hiere. Un pesimismo que señala su centro para poder conjurarlo y escapar a un lugar habitable.
El nosotros tantas veces utilizado en estos poemas no es más que el yo poético que generaliza, consciente de que su dolor es el dolor de todos los humanos.