martes, 19 de abril de 2011

DE VIRUS Y BUENOS DESEOS


Llevo unos días extraños, entre alados y calmosos. Por una parte, mi actividad interior es fértil y mi mente no para quieta, pero el cuerpo lo tengo torpón y remiso a los esfuerzos. Escindida entre la buena voluntad y la pereza que no se merece mi sed de quehaceres, voy de una esquina a otra de la pantalla del ordenador dando tumbos.

La causa de este estado lleno de paradojas, de este divorcio entre deseos y resultados, la tiene un virus. Ya sabéis que así designamos modernamente a cualquier organismo minúsculo capaz de tumbar a gigantes durante días. Si aplanan a seres fornidos, cuánto más a seres de complexiones más pequeñas y esmirriadas, como la que natura me otorgó.

Cuando he sabido la existencia de ese virus que no veo pero que siento en cada movimiento de cabeza, pues es un virus con tendencia a los vahídos, quizá desempolvado en la relectura reciente de una estupenda novela decimonónica, he respirado tranquila, como si su visita por mi cuerpo me diera permiso para permanecer en un sillón con ademanes lánguidos y acompañada de un buen volumen (por si acaso, he cogido uno publicado en este siglo, que con dos mareos por minuto ya tengo bastante tras mi paso por el siglo XIX).

En medio de esta calma que sólo se mueve para salir de estampida a la habitación más privada de cualquier casa, he recordado que estamos en una semana especial: festiva y viajera para muchos y de pasión y hondura religiosa para otros. Sea cual sea la respetable postura de cada uno, a todos mis mejores deseos en estos días.

Cuando haya vencido al enemigo, también saldré con gusto. Aunque llueva, las procesiones y las fiestas de primavera de Murcia me llaman con su color y alegría.

Que tengáis un feliz descanso y disfrutéis de esta tregua en la inercia cotidiana. Y, una vez más: gracias por vuestros comentarios, que tanto me emocionan; y por vuestro apoyo, que tanto me estimula.


martes, 12 de abril de 2011

EN LA PRESENTACIÓN DE LA REVISTA ÁGORA



Francisco Javier Illán Vivas y Fulgencio Martínez, co-directores de la revista Ágora

Como para muchos, para mí las revistas literarias tienen un encanto especial. Soy consciente de la gran labor que desempeñan en el apoyo a los autores, así como de la inmensa dedicación que exigen a quienes las impulsan de forma altruista sin desfallecer en su fe.

Ágora, papeles de arte gramático es una revista literaria que me gusta y a la que me siento ligada de una manera especial por hacerse en mi tierra. Se realiza en Murcia gracias al esfuerzo entusiasta de un grupo de amantes de la literatura. Es una revista abierta, rigurosa y muy amena. Recomiendo que visitéis su página, donde, además, podréis descargaros la revista de forma gratuita. Este es su enlace: http://agoralarevistadeltaller.blogspot.com.

Ayer tuve el placer de asistir al acto de presentación de la revista correspondiente a la primavera de 2011, número antológico de los digitales 20, 21, 22 y 23 de la misma (http://agoralarevistadeltaller.blogspot.com/2011/04/se-presento-agora-papeles-de-arte.html; http://alteridadperiodicocultural.blogspot.com/2011/04/acto-de-presentacion-de-agora-papeles.html; http://lacoleradenebulos.blogspot.com/2011/04/presentada-agora-papeles-de-arte.html ).

Aunque los últimos números se suelen publicar en formato digital, a sus promotores les gusta sacar cada poco una revista en papel, sentir su tacto y su olor, y es que los amantes de la lectura conservamos el apego romántico a la clásica imprenta.



Tras el acto de presentación, tuve una sorpresa, ya que fui invitada por los co-directores de la revista –Francisco Javier Illán Vivas y Fulgencio Martínez– a recitar un poema mío que publicaron en el número 21 (http://agoralarevistadeltaller.blogspot.com/2011/02/esta-noche-es-el-tiempo.html).



Aún me tiemblan las piernas, pero fue una experiencia muy enriquecedora.

Gracias, Francisco; gracias, Fulgencio; gracias, Ágora.

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El poema recitado es el siguiente:


CRONOS

Esta noche es el tiempo,
y su caricia ciega
se extiende por los hombros
que, hundidos y confusos,
curvan el peso de la duda.

El tiempo,
el ácido que sangra y devora
pieles erizadas de sol y de belleza,
el que muda simientes en ecos sin destino
al transformar futuros en capas de hojarasca.

Es un ladrón del reposo vestido de eficiencia.
Es un vicio que se anuda a la columna débil.
Y estira anhelos para forjar cansancios
de metas que no existen.
Y trabaja, sin descanso, pieles de hastío
y dibuja comisuras de crueldad sin fecha.
Y vacía las pupilas del asombro primero
y escancia la miseria de saberse presente.

El tiempo.
Tosco, rudo,
que si mirar pudiera
no soportaría su imagen en los gestos.

(De mi libro El nervio de la piedra)

martes, 5 de abril de 2011

UNA BUENA NOTICIA


Hace pocos días me han informado de que un microrrelato de mi autoría ha sido seleccionado para su publicación por la editorial Hipálage en un libro antológico de este género, titulado «Amigos para siempre», integrado por más de trescientos microrrelatos de los casi novecientos presentados al I Premio de Microrrelatos Temáticos convocado por la citada editorial. Dicho libro saldrá de imprenta y estará disponible a partir de la semana que viene.
No podía aguantar sin compartir la noticia con todos vosotros. Muchísimas gracias por vuestro apoyo continuo, que tanto me estimula.
La portada del libro es la siguiente: