En ocasiones nos creemos dioses,
todo lo podemos
y nada se nos resiste.
Friso de dioses en el Palacio Altemps, Roma
La belleza nos acompaña.
Afrodita en el Palacio Altemps, Roma
La gracia nos nimba.
Mujer joven en el Museo de Ostia Antica
La agilidad nos hace flexibles como juncos.
Venus del siglo II en el Museo de Ostia Antica
La fuerza nos asiste.
Estatua de la diosa Atenea en el Palacio Altemps, Roma
El movimiento nos nutre.
Estatua de mujer sin cabeza en el Museo de Ostia Antica
La alegría es nuestra compañera.
Estatua del dios Dionisio en el Palacio Altemps, Roma
La serenidad nos sostiene.
Estatua de Demeter en el Palacio Altemps, Roma
La sociabilidad nos individualiza.
Friso de dioses y héroes en el Palacio Altemps, Roma
Quizá no seamos tales dioses
y sólo estemos hechos de la materia
incorruptible de los héroes.
y sólo estemos hechos de la materia
incorruptible de los héroes.
Estatua de mujer en el Palacio Altemps, Roma
Nos inmortalizamos en mitos duraderos.
Orestes y Electra en el Palacio Altemps, Roma
Y somos capaces de soportar
durísimas pruebas
para llegar a ese estado evanescente
de reconocimiento unánime.
durísimas pruebas
para llegar a ese estado evanescente
de reconocimiento unánime.
Atleta sentado en el Palacio Altemps, Roma
En definitiva, somos humanos
y estamos condenados desde niños.
y estamos condenados desde niños.
Monumento funerario de un niño en el Palacio Massimo, Roma
Apenas somos rastros de sueños
a la deriva en una carne
que se arruga con el tiempo
y tiene como horizonte fijo
el no ser,
su cita más ineludible.
a la deriva en una carne
que se arruga con el tiempo
y tiene como horizonte fijo
el no ser,
su cita más ineludible.
Monumento funerario de un matrimonio en el Palacio Massimo, Roma
Todas las fotografías han sido realizadas por Isabel Martínez Barquero