De niña, coleccionaba postales sin saber que recopilaba belleza.
De mayor, exprimí con los ojos la hermosura pretendida durante tanto tiempo.
El alma se ensancha en el mundo perseguido, en el recuerdo de su belleza.
(Fotografía de Isabel Martínez)
Detalle del Foro Romano
(Fotografía de Isabel Martínez)
Grupo escultórico de Laocoonte y sus hijos
Vaticano
(Fotografía de Isabel Martínez)
Interior de la Basílica de San Pablo Extramuros
La paz de los jardines en las Termas de Caracalla
(Fotografía de Isabel Martínez)
Impresionante Moisés, de Miguel Ángel
Detalle de la inmensa fuente barroca
(Fotografía de Isabel Martínez)
¿También sabes hacer fotografías? Qué no sabras hacer tú, Isabel.
ResponderEliminarQue pases un buen domingo. Un beso.
Primero coleccionaste belleza, luego la gardaste en lo profundo de tu corazón.
ResponderEliminarAhora, en palabras e imágenes, cada día, nos la haces llegar...
Thornton, no tengo mérito con las fotos. Las máquinas modernas son las que las bordan. Yo enfoco y disparo. Punto. Lo demás, es chino para mí.
ResponderEliminarMaría Jesús, el armario del corazón no encuentra mejor contenido que la belleza, la belleza que a él le gusta, aunque esté pasada de moda y no sea ni "post-novísima", ni "in", ni "cool". Ese armario va a su aire.
ResponderEliminarEs la belleza por la que opta. Ésa que le emociona al margen de tendencias.
Si tú la consideras tal, estamos hermanadas y somos repúblicas independientes. Que bien sé que en tu interior nadie manda y ahí radica tu encanto y tu magnetismo. No te pareces a nadie. Solamente a ti misma.
Roma... yo que soy amante de la arquitectura y del imperio romano, me gusta imaginarlo en su esplendor.. en la época de Trajano o Julio Cesar.. que hermosa ciudad..
ResponderEliminarhervidero histórico..
pero si vas a Roma hay que ir a Florencia también (o lo dejas para la próxima..) es curioso, dicen que en Florencia se dan muchos casos en los turistas de Sindrome de Stendhal, cuando un individuo sufre una sobredosis de belleza y se colapsa... que cosas..
besos
"El alma se ensancha en el mundo perseguido"; y que lo digas, amiga. Mirando esta hermosísimas fotografías también mi espíritu se ha ensanchado, debe ser porque algo de tanto artista se me ha colado.
ResponderEliminarGracias por traernos arte y palabras sabias.
Un abrazo.
Genial la fotografía del interior de la Basílica de San Pablo Extramuros. ¿Y tú confías en la máquina? Yo creo que hay algo más detrás de la máquina para que salga esa imagen. Miras el mundo con ojos de artista, porque eso es lo que eres.
ResponderEliminarTengo que visitar Roma...
Un beso, amiga mía.
Suso, te prometo Florencia o Firenze en una próxima entrega. Y ese síndrome es real. Es una ciudad que quita el hipo, como toda La Toscana, porque no pierdas de vista Siena.
ResponderEliminarMercedes, es que Roma tiene encanto. Una ciudad amada en la que da gusto perderse.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, Jorge, visítala, que es hermosa, con una hermosura mediterránea y cercana. Te encantará.
ResponderEliminarJorge, esa basílica, retirada del centro, no te la pierdas.
ResponderEliminarUn besazo, querido amigo.
Isabel, soy una enamorada de Roma y de Italia entera.Petonets.
ResponderEliminarExtraordinarias fotos llenas de una gran belleza.
ResponderEliminarUn abrazo,Isabel
Mi próximo proyecto de viaje me lleva hasta Italia. No he estado nunca, pero espero traerme unas cuantas postales del camino en los ojos... y en la cámara (la mía también es para lelos, que si no ni de coña me salía una buena..!)
ResponderEliminarUn gusto, de nuevo, Isabel.
.-)
Roma es mi ciudad... Si es cierto que existe algo parecido a la reencarnación, yo viví ahí en otros tiempos, igual en los tiempos de la lozana andaluza, llena Roma de españoles... Es una ciudad que me fascinó y a la que preciso volver cada poco (también me ocurre con París y me temo que me ocurrirá con NY). Una de las cosas que más me sorprendió de Roma fue el color rojizo/salmón/ocre de sus casas, lo que yo llamo el color Roma.
ResponderEliminarLo de coleccionar postales me parece muy tierno en la niña que no conoce mundo pero que tiene enormes ganas de saber de qué va todo. La niña discreta, callada, sensible, que sabe que hay mucho por saber y comienza a atesorar sin saberlo sabiduría. Eres un sol, pero lo fuiste ya de chiquita.
Isabel sinceramente no sé si me gustan más las postales o las fotos , desprenden una belleza hechizan te que dan ganas de salir corriendo a visitar Roma .
ResponderEliminarGracias por compartir tus recuerdos .
besos
Ciertamente la entrada nos lo dice todo: la bella Roma. Caótica ciudad donde el arte bulle y las fotografías que nos traes la muestra perenne de esa Roma eterna.
ResponderEliminarLa madre de mi -nuestra- amiga Nina dice al referirse a sus viajes que los tiene todos "aquí" ( y se toca la frente).
ResponderEliminarYo conservo pocas fotos de mis viajes, prefiero tenerlas en la cabeza. Sin embargo, Isabel, Italia no entra en mis postales favoritas, aunque Roma fue la única ciudad que me gustó.
Gustos son gustos, cada cual con sus postales ¿verdad?
¿Sabes lo que me impactó de Roma? El color ladrillo. Una vez viendo una peli la reconocí por éso y mi viejo me dijo que era una buena viajera y no una turista.
ResponderEliminar(Bueno, no era para tanto. Tú sabes cómo son los padres...)
Precioso todo Isabel.
ResponderEliminarPostales, fotos y palabras. Eres genial.
Todas las fotos me salen mal, o corto la cabeza o los pies...
Quién iba decirte que tu colección tendría la finalidad de mostrarla a unos cuantos amigos repartidos por la geografía?
Un abrazo
Preciosas fotos.
ResponderEliminarDesde Lugano hasta Sorrento- la punta de la bota- pasando por Calabria- el tacón-Isquia- la ciudad de La Loren-, Capri, es un Gran Museo.
He recorrido Italia con una mochila pequeña, durmiendo en albergues, una vez me dieron asilo en el Monastieri di Pie di Grotta en Nápoles, una joya, no recuerdo si los monjes eran benedictinos, estaba enfrente de la tumba de Virgilio.
Muchos recuerdos han venido a mi mente y muchos amigos de juventud italianos con los que todavía mantengo relación.
Un abrazo.
Geni, me pasa lo que a ti, de Roma y de Italia entera.
ResponderEliminarEn general, de todos los países mediterráneos. Es donde me siento más cómoda.
Besos.
Felipe, gracias por pasarte.
ResponderEliminarEs una ciudad encantadora y poco se puede fallar con esa belleza que tiene.
Un abrazo.
Lanita, qué envidia me das. Si pudiera, ahora mismo salía para Italia.
ResponderEliminarSueño con un nuevo viaje allí, de esos despaciosos y en tu propio coche, parando donde deseas y por el tiempo que estimas conveniente. Ese tipo de viajes son los que hacemos mi calvo y yo. Pocos, pero memorables.
Y sí, las máquinas actuales son una delicia. En ocasiones, hasta pareces un profesional.
Millones de besos.
Ramón, no me extraña que sea tu ciudad. Sí, te imagino en la Roma renacentista.
ResponderEliminarA mí también me tiene hechizada. Dos veces he estado -la última fue estupenda: diez días- y quiero volver pronto.
Fíjate, a Florencia, que he estado otras dos veces y es el Renacimiento en pie, creo que no volveré; pero a Roma, sí, siempre, aunque haya ido mil veces.
Volvemos a coincidir con París. Tres veces he tenido la suerte de andar por esa urbe, con un mínimo de ocho días por vez, y aún le debo visitas, que es mucho su encanto.
Nueva York debe ser impresionante, la Roma moderna, la cabeza del imperio actual, como lo fue Roma del imperio romano. Ya me contarás y pasaré envidia, porque allí será difícil (a mi calvo le aterran los aviones, a todos lados nos vamos en coche -hasta Baviera, incluso, atravesando Suiza y Francia y parte de Italia, que fuimos por un lado y volvimos por otro-; para un viaje de tantas horas seguro que no le pillo el día tonto como me ocurrió con Grecia...).
Si tuviera que elegir ciudad, como tú has hecho con Roma, elegiría la que tengo a mansalva por este blog, mi amadísima Atenas. Es una pasión grandísima con ella y, por tanto, inexplicable.
Petons.
P.D.- Relaja hablar de viajes, de ciudades hermosas.
Anda y anda, ahora el "exagerao" eres tú (me refiero al resto del comentario).
Anusky, gracias siempre a ti por llegar hasta esta casa.
ResponderEliminarEs cierto. Esta mañana subía la foto y me daban ganas de irme.
Si supiera poner música en el blog (aún estoy en el bachillerato informático y no he accedido a la carrera), hubiera puesto "Arrivederci Roma..."
Besos.
Carlos, sí que es caótica, chillona y fulera. Pero, ¡qué encanto tiene!
ResponderEliminarLa última vez que estuvimos no veas la que se lío en una gran vía cerca de Barberini. Pararon la circulación, tanto la rodada como la peatonal. Todo porque iba a pasar en coche el señor Berlusconi. Estos romanos, que diría Asterix.
Besos.
Emey, es cierto. También lo ha señalado Ramón.
ResponderEliminarLas calles de Roma tienen esos colores de ladrillo y de adobe. Usan mucho el ladrillo visto.
A mí también me gusta mucho fijarme en los edificios y en las casas.
Un grandísimo abrazo que atraviese el Atlántico y te llegue lleno de calor.
¡Quién me lo iba decir, querida Madison! Pero es un auténtico placer compartirlo con todos vosotros.
ResponderEliminarYo también guillotino, no te vayas a creer. Pero esas fotos las escondo, claro.
Millones de besos.
Laura, cómo me has puesto los dientes de largos.
ResponderEliminarJo, el albergue donde dormiste estaba enfrente de la tumba de Virgilio. No me extraña que te haya salido ese blog que es un canto a la serenidad ("Beatus ille").
Debió ser maravilloso ese viaje por toda la costa. Fíjate que es una de las opciones que barajo para la próxima ida a Italia. Incluso, la de coger un barco en Nápoles y llegar hasta Sicilia, que creo que es la leche, una isla llena de templos griegos por todos lados.
Plantéate contarnos cosas de Italia en tu blog. Y de los demás sitios por los que has estado, que deben de haber sido muchos según se deduce de los comentarios que te leo.
¡Anda, por fa...!
Besos a la espera de tus entradas.
Otra coincidencia. Yo colecciono postales, incluso de sitios donde nunca he estado. Pido a cualquiera que se vaya por ahí que me mande una postal, y cuando yo viajo, compro todo lo que me gusta. Son las visiones de la gente del lugar, lo que cada pueblo aprecia más de sí mismo. Tengo dos cajas archivadoras llenas, y pensaba ordenarlas, fecharlas, ponerlas en álbum en cuanto me jubilara, pero ya ves que ahora tendré seguramente que esperar un poco más. Lo mismo lo adelanto, lo de las postales, lo otro ya veremos.
ResponderEliminarY yo sin ir a Roma. Qué desastre de mujer.
Clares, has llegado justo a tiempo, que iba a cerrar el ordenador cuando ha entrado tu comentario.
ResponderEliminarLa verdad es que sí que son ya muchas coincidencias, así que estamos absolutamente condenadas a conocernos, querida paisana.
Eso, eso, estoy contigo y con lo que has dicho en Thornton. Lo de ampliar la edad de jubilación es un absoluto retroceso. Como esto continúe así, habrá que montar un buen pollo.
Grandísimos besos, amiga.
Y te mandaré postales cuando salga, siempre que hagas lo mismo conmigo.
Roma es única. Bonitas fotos.
ResponderEliminarBicos
"El alma se ensancha en el mundo perseguido, en el recuerdo de su belleza"
ResponderEliminarMe encanta Isabel, con tu permiso la anoto en mi cuaderno de delicias.
¡Que fotografias! no tienen desperdicio. Cada vez tengo más ganas de visitar Roma.
Un fuerte abrazo.
Fumador
No quiero morirme sin conocer aquello, querida amiga, la Roma etena...
ResponderEliminarBesos...!
(¡¡¡Preciosas fotos...!!!)
Estuve este verano; volví después de quince años. Y la verdad es que la vi igual que en mi recuerdo. Está bien que estas ciudades eternas respeten tus vivencias...
ResponderEliminarNo conozco Roma,sólo en fotos. Ya lo han dicho por aquí.Creo que tus fotos son mejores que tus postales.
ResponderEliminarTú la autora y tu mirada y tu arte
estan al unisono.....
Ah, yo también coleccionaba postales,tenía unas cuanticas pero hace unos años en una limpieza de esas que hacemos a fondo, no sé dónde las puse..quizás volvieron a su lugar de origen...Besicos.
Isabel, que buenas fotografias...me has trasportado a las calles romanas y he disfrutado una vez más con sus maravillosos monumentos.
ResponderEliminarHe estado en Roma tres veces, pero nunca me canso...
Se ve que desde tu más tierna infancia, captabas la belleza de la vida y que tu colección de postales, te ayudaba en la tarea.
Un beso y gracias por tua maravillosas palabras,en el comentario anterior.Me has emocionado...
Buena y bella colección. Me he dado con tus postales un paseo por esos lugares maravillosos, cargados de arte y de historia.
ResponderEliminarGracias por dejarme dar un paseo por Roma, en esta noche fría de domingo. Por cierto, se me paso el frió y me encanto el paseo, pensaba decirte con cual me quedaba de todas y decidido que me las quedo todas. Un abrazo
ResponderEliminarEstupenda colección sobre Roma, donde estuve estas navidades pasada. Pena es que la realidad romana está tan repleta de turistas que esas maravillas que hoy nos traes se ven llenas de cabezas, entre ellas la mía.
ResponderEliminarUn beso
Precioso reportaje.
ResponderEliminarUn abrazo
Única, querida Dilaida.
ResponderEliminarLo que más me gusta de esa ciudad es su calor, y no me refiero al metereológico.
En muchas ocasiones, te sientes como si estuvieras tomando el fresco en las mesas de la calle de un bar de pueblo mediterráneo, como los que por aquí tenemos. Griterío, gestos, sonrisas y buena vida, aunque duela.
Bicos.
Fumador, tienes todos los permisos.
ResponderEliminarEn cuanto puedas, visita Roma. Te encantará.
Además, una vez en Bolonia, con Quisque, un paseíto de nada.
Un fuerte abrazo, amigo mío.
Pues ya sabes, Cornelivs, engancha la moto y hasta Roma. Uf, qué susto la moto.
ResponderEliminarMil besos y recomendaciones con el casco y la indefensión del jinete de la moto.
Fernando, gracias por pasarte por aquí y dejarnos esos retazos de vivencias tuyas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Roma maravillosa y tú sensible: una mezcla estupenda para disfrutar y transmitirla.
ResponderEliminarHay tanta belleza en toda Italia que nos desborda, la verdad. Y Roma es apabullante, pero no me canso de encontrar siempre nuevos rincones.
Así que de acuerdo contigo entodo. Gracias, Isabel por tus visitas.
Tanti baci e un forte abbraccio
Cabopá, que te mimen y te lleven a Roma, que te portas muy bien con tus manos y lo mereces.
ResponderEliminarUn millón de besos.
Maripaz, otra suertuda -como yo- que ha disfrutado de Roma más de una vez.
ResponderEliminarQue te conste que tú me emocionas a mí muchas veces.
Un grandísimo abrazo.
Estimado Aro, de eso se trataba, de relajarnos y darnos un paseo, que a la mente le gusta mucho tomar el aire de las calles.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Lembranza, qué bonito el paseo, ¿verdad? Y por ahí parece que no hace tanto frío.
ResponderEliminarMuchísimos besos, amiga.
Carmen, qué suerte: esta Navidad pasada estuviste en Roma.
ResponderEliminarPues sí, todos queremos ver y cada vez somos más. Calificamos a los otros de turistas cuando nosotros también lo somos. Incluso, muchas veces somos turistas en corazones ajenos, aunque no tomemos fotos ni nos traigamos postales.
Un abrazo.
Querida Kety, gracias por acompañarnos en el paseo romano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Virgi, estoy de acuerdo. Italia es una maravilla de Norte a Sur y de Este a Oeste. No tiene desperdicio. En eso, le pasa como a España, que es bien guapa y monumental (¡toma, me dio por hacer "patria").
ResponderEliminarMille grazzie e bon giorno, chiara Virgi. (Perdón si hay faltas de ortografía italianas).
LA ESTATUA DE LAOCOONTE
ResponderEliminarVersos de Santiago Sadoleto
¡Vedlo ahí!
Del regazo de la tierra
y del obscuro fondo de ese olvido
qué tesoros incógnitos encierra,
el Laocoonte impávido
ha surgido
ante el explorador,
como el cuerpo de un muerto
surgiera ahora revivido...
Es el grupo clásico que un día
decoró tu palacio sorprendente
¡oh Tito!, con la hermosa bizarría
de la apostura humana y con la fría
crueldad de la bíblica serpiente...
Ante ti, yo quizá no debería
ni alzar la voz,
ni levantar la frente,
muda la estrofa y apagado el estro;
¡oh imagen sacra que brotaste
al choque del mármol puro
del cincel maestro!
Más te quiero cantar
como se canta al nuevo sol
que en el confín se asoma
hoy que te yergues
con severa planta
y que saludas a la nueva Roma,
que como tú de nuevo se levanta.
Y ¿cómo empezar?
¿A quién primero
elevaré mi cántico?
¿Al nervudo padre,
o a los dos hijos que le miran
luchar en vano
con el monstruo fiero?
¿o a las serpientes
de apretado nudo
que repletas de sangre
horror inspiran?,
¿o a las heridas;
o al dolor que pudo
copiar el arte en mármol espantoso
que parece gritar aunque esté mudo?
Pavor pone en mi espíritu
ese altivo mármol
de corte augusto;
y sus dolores danme
enternecimiento compasivo...
¡Ah! las culebras
vomitando horrores
en rededor se enroscan doblemente
de los tres héroes,
que al sufrir su pena
yerguen al cielo la radiosa frente
y expiran
entre anillos de serpiente
que fingen eslabones de cadena...
La faz de Laocoonte demacrada
contráese viril,
y hay como un grito
que en los labios inmóviles
se pierde...
(...)
Hoy, por orgullo
de las artes todas,
clara la vista del Destino ciego,
dirige a vuestras obras
las miradas,
y las hace surgir purificadas
de entre brumas, fantasmas
y vestigios. ¡Vedlo ahí!
Grupo enorme
en que la vista recréase
admirando la hermosura
que dar supieron a la piedra dura
tres genios
con el alma de un artista.
(...)
Que delicia leerte. Se me ensancha el alma a mi también al sentir tus palabras y contemplar tus fotos tan bonitas y tus postales, seguro que guardadas con mucho cuidado en un cajón. Puedo verte de niña mirándolas y soñando con viajes maravillosos.
ResponderEliminarGracias Isabel por ser una viajera llena de arte y sensibilidad.
Un fuerte abrazo
tati
José, qué versos más emocionados los de Santiago Sadoleto.
ResponderEliminarNo conozco a este poeta, pero te aseguro que su reflexión poética ante el grupo de Laocoonte y sus hijos llega hondo, muy hondo, amigo mío.
No sé qué tendrá ese grupo escultórico, pero lo cierto es que emociona hasta el tuétano. Cuando lo contemplé, no pude retener las lágrimas. Lágrimas agradecidas, lágrimas de emoción ante lo bello, ante lo que tanto cuenta y dice desde la frialdad del mármol.
Muchísimas gracias por transcribir aquí ese poema, que imprimo y guardo como un tesoro. No conocía a Santiago Sadoleto, pero -a partir de ahora- su nombre irá siempre unido para mí a Laocoonte.
Un grandísimo abrazo agradecido.
Gracias a ti, viajera Tati, que te acabo de conocer y ya te estimo mucho y sé que no podré pasarme sin ti.
ResponderEliminarGracias por este delicioso paseo por imágenes de Roma. No me canso de mirarla, de pensarla... Es, siempre, fascinante. Un abrazo.
ResponderEliminarIsabel, sé que tus palabras son especialmente sentidas. Tu amor por Roma está fuera de toda duda.
ResponderEliminarUn grandísimo abrazo.
Sin duda nos mueve y remueve la belleza... Acercarnos tus fotos, lugares sagrados y esculturas que te dejan sin palabras, es siempre un regalo. Yo, también me emociono ante tanta grandeza.
ResponderEliminar¡Y esa Fontana de Trevi...que es la mía-por aquello de mi apellido, digo, ¿no la podré visitar yo algún día? En fin, de ilusiones siempre se vive, así que no pienso renunciar a ellas.
Emocionantes imágenes que habitan las almas.
Un abrazo inmenso, Isabel.
Lunska, me alegro haberte hecho viajar, aunque sea virtualmente. ¿Y quién te dice a ti que no tirarás una moneda a la Fontana de Trevi? De espaldas al agua, para tener buena suerte.
ResponderEliminarLo mismo, en un pis-pas, andas contándome un viaje fabuloso.
Grandes abrazos.
Querida Isabel:
ResponderEliminarCuando yo vi el Laocoonte por primera vez me invadió la misma emoción indescriptible. Llevaba ya varios días en Roma en donde uno no puede evitar saturarse de belleza hasta pasear casi insensibilizado por las galerías de los Museos Vaticanos. Y de repente apareció el Laocoonte, que tanto conocía de haberlo estudiado y admirado en libros y fotografías, y me quedé absolutamente deslumbrado.
Te recomiendo una vez más el libro de Gotthold Efraim Lessing: "Laocoonte, o sobre los límites en la pintura y la poesía", (1766). En la nota (2) del capítulo VI de la edición de Orbis aparece íntegro el poema. No puedo decirte nada más de Santiago Sadoleto: poeta antiguo, el original del poema en latín, pero ni rastro de él. En la misma nota dan alguna pista, pero muy somera.
Es muy interesante este capítulo porque en él Lessing especula sobre si la inspiración de los escultores del Laocoonte pudo venir de las descripciones de los poetas, y pone a modo de ejemplo este poema.
Un abrazo fuerte.
José, tendré que hacerme con ese libro de Lessing, que mi curiosidad ya es inmensa por todo lo que me relatas.
ResponderEliminar¿Quién diría que el escultor o escultores se inspiraron en los poetas? Eso es lo bueno de las artes: la influencia recíproca. Aunque cada una maneje técnicas diferentes, se nutren y crecen al unísono. Aquí se ve de forma clara: el grupo escultórico y el poema de Sadaleto.
Una muy interesante especulación la de Lessing.
Como dices, la escultura es de una belleza impresionante y emocionante. Se trata de una belleza trágica que toca directo el corazón.
Por lo que leo, tú te la topaste en ese patio donde se ubica tras haber paseado ya por los Museos Vaticanos.
En mi caso, fue antes de acceder a las galerías y enormes y apabullantes pasillos, antes de subir hacia la recoleta y fantástica Capilla Sixtina.
Recuerdo y es como si volviera a verlo todo.
Una vez más, gracias por tu generosidad, amigo mío. Contigo, he llegado a saber algo sobre este grupo de Laocoonte. Antes, sólo podía decir que me gustaba y me emocionaba desde que lo descubrí en un libro de historia del arte del bachiller.
Un grandísimo abrazo.