En la primavera de 1969, la periodista Annette Grant entrevistó a John Cheever para The Paris Review. Una de las preguntas que le hizo fue cuándo sabía que una obra literaria la había acabado de modo satisfactorio.
Él le respondió que nunca, en toda su vida, había terminado nada que le diera una absoluta y duradera satisfacción.
En agosto de 1846, Gustave Flaubert le escribía a Louise Colet:
«Solo se llega a alcanzar el estilo tras una labor atroz, con una obstinación fanática y abnegada.»
No agregaré nada más. Lo indicado por estos dos grandes autores habla por sí solo.
Bueno, sí apuntaré que me hallo enfrascada en la revisión y corrección de una próxima novela.
Por último, os recuerdo que Aroma de vainilla sigue en la promoción de verano de Amazon hasta el día 31 de este mes (en España, México y América, o Amazon.es, Amazon.com.mex y Amazon.com). Para los interesados, los enlaces están en la entrada anterior.
El dar por terminado un texto es más un ejercicio de la voluntad que un abandono natural y satisfecho. Espero que tu revisión se someta a las normas de la voluntad para que pronto publique una nueva obra. Besos
ResponderEliminarCreo que es una frase muy cierta y real aunque parezca desmesurada.
ResponderEliminarBesos Isabel!
Pues a mí la primera afirmación me complace por dos motivos: el primero, porque estoy totalmente de acuerdo. El segundo, egoistamente -y salvando las distancias-, por aquello de mal de muchos...
ResponderEliminarLa segunda afirmación también es muy, pero que muy cierta. No sólo se tarda una vida de trabajo en intentar encontrar y dearrollar un estilo propio, sino que a eso se añade el hacer comprender a los demás -quienes a veces tienden a ·querer congelarte" estilísticamente- que tu estilo, como tú mismo, está sujeto a contínua evolución y posibles-pequeños o grandes- cambios... (esto daría para toda una tarde de cafeses, jiiiii).
Abrazotes gordotes
Posdata: feliz -aunque probablmente tortuosa- y fructífera corrección...
¡Vaya pregunta, Isabel!
ResponderEliminarUn autor nose desprendería nunca... si no tuviese una propuesta firme de edición. Quizá por eso no se relee nunca.
Últimamente incluso Javier marías dijo que no se relee porque no cree que pudiera volver a escribir como antes...
¡Misterio!
Feliz verano!
Estoy leyendo un libro que compila un conjunto de charlas de Borges sobre el trabajo del escritor y el traductor, y dice exactamente lo mismo.
ResponderEliminarTe mando un beso grande y mucha inspiración, Isabel!
Fer
Seguro que tu labor será compensada con éxito.
ResponderEliminarLo deseo y espero leerte una vez más.
Besos muuuuuuuchos
Hola Isabel,
ResponderEliminares cierto que nunca se acaba de corregir una obra y nunca se alcanza una total satisfacción, pero yo creo que sí que cansa, y por eso llega un momento en que debemos darla por terminada.
Ánimo con tu nueva novela.
Un abrazo.
¡Pero qué rápida eres! Se nota que tienes madera de escritora. Seguro que también lo demuestras cuando corriges y ¡mira que es difícil corregirse una misma!
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en su andadura.
Abrazos.
Hola Isabel, paso para mandarte un besazo y que pases buen verano.... Yo me sé cuando dejo terminada una cosa... A veces vuelven solas....desde Los Urrutias...
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBlogger **kadannek** dijo...
ResponderEliminarMe resuena profundamente lo que ambos hombres dicen. Nunca he hecho algo que me deje 100% satisfecha y segura, pero a veces es encantador experimentar ese punto entre el triunfo pero al borde del fracaso. Hay un misterio insondable en el eterno inconformismo que duele y a la vez te motiva para aspirar a más.
Sabios consejos, sin duda. Insatisfacción, labor atroz... Mejor dejo de teclear y salgo a disfrutar de la vida.
ResponderEliminarAbrazos, siempre