Recientemente, se han dado dos situaciones en mi vida que me han llevado a reflexionar de nuevo sobre cuestiones que tenía bien archivadas. Las creía conocidas, tópicas y ya puestas en práctica por la inmensa mayoría. No sé si será la crisis y estos tiempos feos que cabalgamos, no sé si se deberá al lado oscuro de la naturaleza humana, pero lo cierto es que he sentido de nuevo una profunda injusticia en mi interior y unas ganas tremendas de denunciar a quienes todavía se comportan como si fueran los dueños de la existencia y estuvieran en posesión de una verdad sólo a ellos confiada.
Como huyo de la violencia y de los enfrentamientos estériles y pueriles, no entraré en apreciaciones sobre esos seres que se creen depositarios del sentido recto, sacerdotes de esencias ya caducas, jurisconsultos con potestad legislativa sobre todos. Me basta con decir que jamás entraré en esos juegos y que siempre he preferido la auctoritas a la potestas.
Supongo que, como hija del siglo XX, tengo una buena dosis de individualismo. Sí, he de reconocer que soy terriblemente individualista. No acepto de buen grado las imposiciones, ni las consignas, ni las disciplinas que encorseten mi mente. No admito intromisión alguna en mi reducido ámbito de libertad. Y digo reducido porque, como todo humano, conozco los límites que me conforman: los genéricos que la sociedad impone y los éticos de respeto a la dignidad y a la libertad de los otros.
Mis primeros años, los años en los que se forma el carácter de una persona, se desarrollaron bajo la dictadura franquista. Muy pronto se despertó en mí un espíritu rebelde que se alzaba contra un entorno que no dudé un segundo en calificar como opresivo, pues opresivo era acudir a la librería en busca de un autor o de un título y que fuera prácticamente imposible conseguirlo, opresivo era ser mujer y cargar sobre los hombros una serie de obligaciones que no atañían a los hombres –aunque a nosotras nos atañeran todas las de ellos–, opresivo era no poder hablar, no poder expresar los pensamientos.
La rebeldía ante lo que mis pocos años no aguantaban me llevo a asumir una militancia de izquierdas, una militancia que inicié llena de ilusión, con la fe ciega y maravillosa que la juventud alberga en la posibilidad de forjar un mundo más justo y equitativo, con las ganas de lucha impolutas y vírgenes. Pronto comprobaría que el ser humano muestra sus defectos y virtudes en todos los ámbitos y que la ideología no salva ni otorga un marchamo de distinción ética. Me aterré ante determinadas actitudes de gentes que se llamaban a sí mismas progresistas, observé malos modos y envidias encubiertas, advertí abusos de un hipotético poder basado en el carisma, me alcé frente a silencios que guardaban la información para unos pocos, me desilusioné en suma. Aún era muy joven para entender algo que comprendí más tarde: que la ideología no salva del descalabro como ser humano.
Huérfana de congéneres en ideas expansivas y escarmentada de partidismos que quisieran colonizarme y programarme la mente para que sólo apreciara un determinado segmento de color, negando el resto variado y rico que ofrece el arcoíris, me creé mi propia ética basada en la experiencia, en la observación detallada del entorno y en la lectura y escritura incesantes. Contrastaba en la realidad cotidiana que existían maravillosas personas que se definían de derechas y seres oscuros que se proclamaban de izquierdas. En definitiva, aprendí que la pretendida ideología de un ser humano no lo nimba de gloria ni lo arroja sin más al infierno de los injustos. La lectura y mi particular pasión, la escritura, me llevaron a meterme en el alma de muchos personajes, a sondear sin miedos los abismos de todos los humanos. En esa tarea solitaria y al tiempo enriquecedora, ya que acerca a los otros al ponernos de veras en su piel, descubrí que sólo puede cambiarse la sociedad cuando los individuos que la integran son en su interior justos, limpios de alma, respetuosos con las verdades de los otros, compasivos y solidarios con cualquier compañero de vida. Es fácil llenarse la boca con posturas progresistas y difícil ser progresista en la vida cotidiana, abierto a todas las razones, atento a lo bueno que cada hombre lleva en su interior, alerta a la chispa de eternidad que cada uno cobija.
Aprendí la lección y, a lo largo de mi vida, he conocido a personas y no a miembros de partidos, militantes de consignas o voces amparadas en generalidades. Como a personas las he tratado, con el mismo respeto que me trato a mí misma. Nunca me ha importado ab initio su ideología; sólo he atendido a su actuación cotidiana, a baremos de bondad, a estelas de justicia, a siembras de comprensión. En ocasiones, me han dicho que son de derechas y –he de confesarles– me han dado un cierto reparo, pero soy rápida de reflejos y siempre he reaccionado pronto, porque no me importa como se designen si veo en su acontecer bondad y justicia. También he conocido a auténticos indeseables que se proclaman ufanos de izquierdas y creen que, con eso, basta y sobra.
Toda esta perorata puede resultarles pueril e ingenua. Para mí, no lo es. Ya hace mucho tiempo que he descubierto que sólo la suma de impulsos individuales puede lograr una sociedad más justa, equitativa e igualitaria. Impulsos guiados por una ética que no se pliega ante el dinero ni ante los privilegios del poder.
¿Será posible el cambio a nivel individual? ¿Será posible acabar con la corrupción personal? Porque si cada uno actúa desde una ética privada que le impide tales desvergüenzas, no habrá tentación frente a esa persona y el mundo será un poquito más justo. Si sumo éticas en individuos, crece el porcentaje. Si se extiende ese modus vivendi cambio perspectivas imperantes en la sociedad.
Suelo ser optimista y tiendo sin fisuras hacia la ilusión, aunque también albergo mis dudas y recelos, que la historia de la humanidad arroja siempre el mismo balance de pasiones a través de los siglos. En todo caso, y a sabiendas para no perder los ánimos en la batalla de conseguir un mayor nivel ético, me amparo al abrigo de una frase del revolucionario italiano Antonio Gramsci: «Frente al pesimismo de la inteligencia, el optimismo de la voluntad» (cito de memoria). Mi voluntad es optimista y desea creer que seremos capaces de mantenernos limpios algún día. Sin esa limpieza interior, no cabe ningún cambio social.
Maravillosa perorata que me recuerda a mi propia existencia, llena de decepciones, no sólo en el campo de la política, donde alcanzan un grado superlativo, sino en otros muchos que, con el tiempo, he ido considerando más importantes.
ResponderEliminarPero -parece- que, al contrario que tú, yo opto por el pesimismo filosófico. Ya no creo que las personas. Sé, claro, que hay individualidades que sí podrían ser sujetos activos de lo que manifiestas. pero ¿dónde están? ¿Cómo lograr que aúnen voluntades para el esfuerzo supremo?
Hace unos días en el estupendo blog de Carmen (ciberculturalia) debatíamos sobre la actitud polítca de Rosa Aguilar. Hubo juicios duros sobre ella (la actitud) y sobre Rosa (la persona).
Bien, leyendo lo que escribes, con gran destreza por cierto, me pregunto si Rosa, en un momento determinado, no se encontró ante una situación como la que describes: decepción, soledad, desconcierto, dudas...
Puede ser que decidiera mal. Pero ¿la inhabilita eso tanto como para desacalificarla "ad aeternum"? Juzgamos desde la ideología, no desde la perspectiva humana y ahí está el error.
Bueno, yo si que he soltado una perorata.
besicos
Isabel...has dicho tantas cosas...
ResponderEliminarEn muchas me identifico...a mis 58 años, nómada por mi familia entre Guinea, Madrid y Barcelona...Inmersa en un entorno de ideologia derechona,con una caracteristica muy pronunciada:..."es importante el ser pero aún más el parecer"...¡fatal!...del cual me desligué, tarde pero segura, acarreandome las criticas, que hoy en dia me importan una......
Tambien sufro el desencanto de una sociedad que, quiero creer, tiene solución, pero que siento a la deriva...
Me apoyo en mi nucleo de amistades y en casa dónde tengo la afinidad del pensamiento.
No entiendo de politica pero si presiento las actitudes.
Un abrazo encorsetado...a ver si por poco tiempo(como las palabras derrotadas de esta entrada)
Creo en la lucha individual.
Isabel esta entrada, aunque mucho peor expresada, podría haberla hecho yo.
ResponderEliminarMientras la estaba leyendo, sentía que tus frases, podría hacerlas mías y el comentario que te ha dejado Txema, después de seguir el debate que tuvieron en el blog de Carmen, pienso que también, si me lo permite, lo haré mio.
Bicos
"he tratado, con el mismo respeto que me trato a mí misma".
ResponderEliminarSi todos siguiésemos ese lema, la sociedad funcionaría mucho mejor.
Un abrazo
Te entiendo, hasta tal punto que bien podría ser este texto de mi autoría sin quitar ni poner una coma (refiriéndome, naturalmente, a su contenido; ya me gustaría a mí manejar la lengua como tú). He podido conocer casi todas las ideologías políticas, bien porque las he vivido o porque he vivido con ellas, y ahora no tengo ninguna, ni siquiera la propia. Es más, la palabra “ideología” me da grima. Estuve convencida de un millón de cosas, y luché por ellas de una forma activa. Todo lo dejé en el camino, después de ir de desencanto en desencanto. En estos momentos dudo más que nunca, y, por supuesto, dudo especialmente de todo aquello de lo que estuve convencida. Lo mejor de todo es que, después de luchar tanto por la libertad, jamás me sentí más libre que cuando dejé de hacerlo. De todos es sabido que la libertad empieza cuando piensas por ti mismo. Aunque esto suponga no pertenecer a grupo alguno y asumir la soledad, te integra en “EL GRUPO”.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Suprema, Isabel! Te aplaudo con pasión. A mis treinta y pocos soy hija, ya no del individualismo del siglo XX, sino del relativismo de la relatividad de lo relativo. Imagínate. Y siempre he pensado que los colectivos muchas veces no se ponen de acuerdo por sus disputas internas, porque al final actúan como partidos políticos y sólo buscan el poder, el liderazgo de alguno.
ResponderEliminarCoincido totalmente en ti, el único cambio posible debe darse desde uno mismo y es la suma de muchos unos/-as mismos/-as la única que puede llevar a un mundo mejor.
¡Viva la libertad!
Un gran abrazo!
Luego lo comentamos en directo. Un beso.
ResponderEliminarQue gran entrada, podría formar parte de la editorial de cualquier periódico, me siento reflejado totalmente en ella, es más me hubiera gustado escribirla a mi, no se si felicitarte o darte el pesame por pensar de esta manera, un saludo.
ResponderEliminarSalvo que los míos no son treinta y pocos sino treinta y tantos(trenta y siete desde ayer) susbribo el comentario de Ataúlfa Braun...El único cambio posible nace de uno mismo pero para ser posible necesita muchas cosas, educación y libertad y respeto...yo tampoco juzgo a la gente por lo que vota, sobre todo porque yo no voto nada. Me sorprende que haya gente capaz de defender determinadas cosas. Me sorprende el fenómeno hooligan en la política, del tipo estos son los míos y con estos para siempre,vayan donde vayan iré yo, al gobierno, a la segunda B o a la mierda (con perdón) me sorprende y me fastidia pero es lo que hay.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho leerte, Isabel porque lo que dices está cargado de sentido común y calidez. Desprende inteligencia.
Para acabar, y por si te saco una sonrisa, te dejo una anécdota que cuenta mi padre con mucha gracia de un paisanín que solía decir : " A mi, que se caguen en mi madre o me llamen hijo de puta, bah, me es igual...pero que me llamen fulano o individuo....eso si que no" :)
Esta entrada me ha llegado al alma, por muchos motivos.
ResponderEliminarNo es una perorata pueril e ingenua, como humildemente dices. No. Es un ejercicio de sinceridad con los demas, un bello y sincero describir de lo que ha sido tu vida, lo que has aprendido, errores cometidos y como los has superado. Este post es magnifico, es un ejercicio de responsabilidad, de coherencia, de lógica aplastante y de "savoir faire".
“Me creé mi propia ética basada en la experiencia, en la observación detallada del entorno y en la lectura y escritura incesantes. Contrastaba en la realidad cotidiana que existían maravillosas personas que se definían de derechas y seres oscuros que se proclamaban de izquierdas. En definitiva, aprendí que la pretendida ideología de un ser humano no lo nimba de gloria ni lo arroja sin más al infierno de los injustos.” ¡De que modo me he visto reflejado en estas palabras tuyas, Isabel! Creo que tenemos una evolución muy parecida.
Tu lucha por elevar el nivel etico del mundo es la mia tambien, querida amiga. Y precisamente la frase que citas de Gramsci, es la causante definitiva y última de que redactara, en su dia, el Manifiesto por la Solidaridad, que seguro que conoces.
No me resisto a sugerirte que, cuando tengas un ratito, le eches un vistazo a este enlace:
http://manifiestoporlasolidaridad.blogspot.com/2009/06/embed-idvideoplayback-srchttpvideo.html
Te gustará. Seguro.
Un enorme abrazo.
Isabel, hoy más hermosa que nunca ante mis ojos porque, aunque tiemblo ante la palabra "derechas" lo confieso, tu humanismo me conmueve. Si me vieras ahora; los ojos emocionados, parándome por poco a la mesa como si te tuviese enfrente leyendo en voz alta estas palabras,con mis manos tomadas a la altura del cuello, agradeciéndote, sabrías entonces cuánto me has tocado.
ResponderEliminarGracias,
Menos mal que apareciste con ese final de optimismo entre tanto discurso negativo. Sin duda, el optimismo de voluntad puede mover el mundo.
ResponderEliminarY como decís, se puede ser individualista, siendo consciente que sólo sumando individualismos salimos adelante.
Un abrazo.
Me ha encantado esta entrada.
ResponderEliminarTe aplaudo.
Besos.
No puedo estar más de acuerdo con las palabras que tan bien nos traes. Las personas, con sus actos, sus maneras y sus actitudes por encima de todo,son las que nos valen y no las ideas, las buenas palabras o el discurso de buenas intenciones. La ética no nos la puede imponer un gobierno, un partido o una asociación, debe partir del individuo como muy bien dices y confluir con el resto. Que sabia eres amiga. Un abrazo.
ResponderEliminarMás de trinta y tantos..
ResponderEliminarcibcuenta Y tantos...
También fuí hija de lo llamado franquismo, aúnque en aquella epoca estaba más en las nubes.
Poco a poco me fui liberando de esa estrechéz de miras...
De muy pequeña ya era independiente y nada aceptaba que no fuera yo misma. Cultivé mi propia creencia y vida y hoy me visto con el traje de la conciéncia grupal.
Felicidades por el texto y tu manera sincera de expresarlo. Me identífico con el en su mayoría.
Un abrazo.
Gracias.
Gracias.
Es que hay personas. No derechas o izquierdas, personas que piensan.
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada, estoy de acuerdo con lo que expones ¡Chapó! por tus magníficos comentarios.
ResponderEliminarSomos las personas con nuestra actitud y actos lo que verdaderamente vale, no hay color sino personas que nos impulsen a una sociedad más justa y equitativa.
No entiendo la política y cada vez menos, cada día es un desafortunado desencanto el que siento.
Un beso
¡Ay, que te traiciona el subsconciente Isabel! En los ejemplos comparativos que propones tu equidistancia ideológica y tu sentido de la fraternidad, basado en el individualismo y en el examen uno por uno, siempre se escora en su supuesta bondad hacia un lado del plano: hacia la derecha. Y no soy nadie para reprochar nada, solamente faltaría. Tan sólo constato. Todo llevamos dentro el bien y el mal, independientemente de nuestro signo ideológico. Un gran descubrimiento. Aun así, son muy necesarias personas como tu, siempre dispuestas al bien, porque ayudais a equilibrar la balanza. (lo digo sin un ápice de ironía)
ResponderEliminar«Me aterré ante determinadas actitudes de gentes que se llamaban a sí mismas progresistas, observé malos modos y envidias encubiertas, advertí abusos de un hipotético poder basado en el carisma, me alcé frente a silencios que guardaban la información para unos pocos...»
ResponderEliminarDebo decirte Isabel que suscribo, como varios otros antes, palabra por palabra las de esta entrada. Si he destacado estas frases es porque las extiendo a otros ámbitos de la vida y de la creación y siguen valiendo (y seguirán, creo que me conoces lo suficiente como para saber que en general no soy nada optimista, y en lo que toca a la naturaleza del ser humano menos aún)...
¡Un abrazo fuerte!
Ni perorata pueril,ni nada de eso. Aunque lejos estoy muy cercana a lo que pensás,mucho.Un beso
ResponderEliminarUf... no sé ni qué decirte. Pero desde luego en lo del cambio soy pesimista. Y mira yo creo que todos somos personas, pero ciertas actitudes ya nos predisponen. Y bueno luego la ética de cada cual.
ResponderEliminarPor eso largo, largo de hablar...
Pero de todas formas gracias por hacernos reflexionar :o)
Besos
Leyéndote se me ocurren 2 cosas, primero una aseveración, que en esta sociedad en la que vivimos las personas cada vez escuchan menos. Lo vemos todos los días en política por ejemplo, (lamentable reflejo de la sociedad), Yo digo, tú dices, yo digo…nadie escucha, la torre de Babel. Cuando mi hija me discute y discute acabo diciéndole “Te doy la razón, mira a ver que haces con ella” (muchas veces yo también peco de lo mismo, que todos tenemos nuestros malos momentos, pero de algún modo tengo que enseñarle que la razón conlleva consecuencias que a lo mejor son inaceptables, que es fácil tener razón, lo difícil es que los demás la entiendan y además que la acepten).
ResponderEliminarLa segunda cosa es que llegada una edad yo lo que busco es que me traten bien, que me traten bien mis amigos, mis alumnos, mi hija, mi familia… antes me preocupaba más por convencer, juzgaba más y me cabreaba más. Con el tiempo he aprendido a entender a la persona que tengo delante, así sé lo que puedo esperar de ella y me llevo menos sorpresas, aunque todavía me queda mucho por aprender.
Un abrazo
Me ha gustado mucho toda la descripción personal que nos ofreces en tu comentario. Yo también viví esos años de dictadura, aunque he de reconocer que de un modo bastante inconsciente y ajena a todo lo que acontecía a mi alrededor. Me quedo con tu afán por pegarte a la realidad y observarla de cerca para que las palabras no nos revuelvan el pensamiento y podamos ver con claridad. Un abrazo
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con todo lo que has escrito sobre como te fue en la política, yo tuve algunos escarceos con ella, pero me decepcionó hasta tal punto que no creo en la política, creo, como tú dices en las personas que la hacen de manera limpia, pero eso escasea tan poco...
ResponderEliminarUna cosa es el discurso político que puede quedar espléndido y otra bien distinta, como se aplica, entre la teoría y la práctica hay un enorme trecho en el cuál están las personas. Por eso cada vez hablo menos, pero intento hacer más, sólo para demostrarme a mí misma que las cosas pueden ser distintas si yo las creo e intento cambiarlas en el reducido espacio en el que vivo y comparto, sin ideologías ni partidismos.
Un abrazo fuerte.
Has etiquetado esta entrada,como "reflexiones minimas" yo la calificaría y/o etiquetaría como reflexión máxima...
ResponderEliminarEs una declaración de principios muy consecuente,debidamente expresada y un poco "cabriolada"(cabreada)...¿Me equivoco?
En fin Isabel, un desahogo de vez en cuando no viene mal...
Besicos.
Uno piensa que si cree en el cambio en sí mismo también cree en el cambio colectivo. Uno se siente vinculado a la humanidad. La puerta del ser individual está abierta a la del ser comunitario. Uno no ve rotura entre ambos mundos. Uno sabe que ambos mundos se alimentan mutuamente. También uno ha visto de todo, pero no se ha decepcionado por ello. Uno entiende la condición humana. Uno no se siente traicionado sino por los propios espejismos y cantos de sirenas. Uno es más escéptico pero comprende algunos fenómenos, y eso le sirve para no acomplejarse y no renunciar. La vida está abierta. Las posibilidades son infinitas.
ResponderEliminarSiempre que se siga ejercitando el pensamiento, el diálogo y el aunar esfuerzos con más gente. La voluntad, por sí misma, no necesariamente es una panacea.
Magnífica reflexión que nos pone a todos frente al espejo. Creo en la bondad, en el respeto, en la solidaridad,en la justicia. Pero a veces me pregunto ¿qué haría falta para que un ser humano se ponga en el lugar del otro y empatice simplemente? Tal vez las grandes diferencias sociales hacen que el hombre no crea en el hombre, ni en su bondad, ni en su generosidad, ni en su solidaridad. Creo Isabel, que aunando esfuerzos se pueden conseguir grandes cosas. Lamentablemente estamos inmersos en una sociedad cada vez más individualista y la ayuda, el compartir y otros muchos valores desde hace mucho hay que pagarlos con creces. Ya no salen directamente del corazón. Ya son casi moneda de cambio. Pero, al igual que tú sigo esperanzada en un futuro mejor, más adecuado y solidario, y más justo y bondadoso. Por eso creo en políticos que hagan otro tipo de política. Una política enfocada al progreso intelectual, ético y estético no excento, claro está ,de otro tipo de avances. Para ello espero al político "limpio de alma" que ejerza esa Política de sumar "los impulsos individuales".Gracias por tu reflexión.Un cálido abrazo.
ResponderEliminarHola, Isabel.
ResponderEliminarSí que me dejas admirada con este post, parece que me estoy leyendo, sin distancias.
Pero vamos a cambiar esa cara de pesimismo por otra llena de tal vez.
Un abrazo.
Alicia
fantastica reflexion.
ResponderEliminarlastima que yo pienso que hemos perdido toda una generacion de jovenes que no respetan ningun valor. yo tengo la esperanza (el deseo mas bien)de que los que ahora tienen menos de tres o cuatro años sean la generacion de los que saquen la situacion adelante(eso espero por el bien de todos)
Isabel, ya sabes de mi admiración por Bobbio, el intelectual más crítico que yo haya podido leer y que escribió aquello que consideraba la más grande lección de su vida: “He aprendido a respetar ideas ajenas, a detenerme ante el secreto de cada conciencia, a comprender antes de discutir y a discutir antes de condenar.
ResponderEliminarMe temo que no abundan los Bobbios por aquí.
Isabel, yo sí soy muy pesimista. No tenemos solución. La corrupción se extiende como una mancha de aceite. Fíjate aquí, en nuestra tierra, sale del juzgado de instrucción un mandamás de urbanismo haciendo la señal de la victoria con sus dedos. Le preguntan los periodistas y, todo risueño, contesta "sólo estoy imputado por prevaricación".
Alcaldes que van a la cárcel -y no de visita precisamente- y acude medio pueblo a vitorearlos.
Has escrito un artículo muy riguroso, se adivina tu doble formación: literaria y jurídica.
Un beso.
Esta frase de Bobbio lo resume todo. Debería estar colgada por las calles en letreros luminosos. Podría ser el punto de partida de algo grande.
ResponderEliminarSaludos.
Querida Isabel, he leído con atención y en varios párrafos coincidencia de situación personal todo tu texto. No puedo a la ligera comentar algo que nunca expresará mi pensamiento total acerca del asunto. Me llevaría un tiempo que hoy no tengo. Es el problema que arrastro toda esta semana. Pero me quedo con el tema, y prometo explicación larga y cumplida para el lunes. A ver si se calma esto del trabajo y entramos ya en la bendita rutina escolar. Besos (y añado que tienes muchísima razón en lo que dices, pero que hay matices, los que te contaré pronto).
ResponderEliminarQueridos amigos, tengo problemas para contestar, así que intentaré hacerlo desde "Grito de Lobos", donde se reproduce esta misma entrada. Parece que allí admite que comente, cosa que aquí no ocurre.
ResponderEliminarLo iré haciendo poco a poco, pues se han acumulado muchos comentarios y el tiempo no me estira. Sé que os será fácil entenderme.
Abrazos y gracias por vuestra paciencia.
Isabel Martínez Barquero
Fantástica entrada Isabel. Yo siempre, aunque me guste mas la ideología de la izquierda, creo que la persona, depende de como seas así te comportas, da igual de que partido seas, cual sea tu trabajo o donde vivas. He intentado trasmitir mi forma de ver la vida a mis hijas, siempre les digo que el dinero no te da la felicidad, que tienes que luchar por lo que quieres, que tienes que ponerte en el lugar del otro cuando, que no vale hacer una huelga quedándote en la cama, que mucha gente ha muerto por intentar conseguir los derecho que no teníamos.
ResponderEliminarPensaba que no había conseguido nada, no las veía muy conscientes de la realidad.
He de decir que con 23 y 21 años ahora, me gusta lo que veo, creo que han aprendido y que son capaces de razonar, de hacerse preguntas y de buscar su propio futuro sin pasar por encima de de las personas, que el dinero es importante si, pero no viven solo por el dinero y para el dinero. Espero que sigan reflexionando y luchen y disfruten del del futuro, sé que va a ser difícil para todos. Un abrao
Bueno, parece que nuevamente me funciona la identidad (me río porque no puedo evitar hacer un chiste), así que, aunque respondí a Txema y a Anna en "Grito de lobos", traeré aquí la respuesta.
ResponderEliminarQuerido Txema, a ti sí te observo realmente pesimista, con un pesimismo que no abre una fisura a la posible ilusión.
ResponderEliminarEso, eso que tú expones es lo que a mí me apena tanto de la izquierda, esa desazón, ese desamparo, ese agnosticismo en los humanos. A eso me refiero precisamente cuando digo que las ideologías han muerto y que no deseo que se cobijen en ellas los que vienen a tomarnos el pelo.
No sé si Rosa Aguilar sintió algo parecido a lo que yo sentí hace tantos años. Me faltan elementos de juicio, ya lo dije en el blog de Carmen. Es una mujer que siempre me ha caído muy bien y no sé qué móviles habrá tenido.
Realmente, el mundo de la política es arcano, por no decir confuso y tremendamente enredado.
Besicos a ti también, muchos.
Estimada Anna, sé lo que es criarse en una familia de derechas.
ResponderEliminarComo en el caso de Ramon y como en el tuyo, la mía siempre ha sido una familia de derechas. Tampoco pasa nada, porque ellos se definen así, pero veo cohesión y ética en su proceder y con eso me sobra. Que se tilden de una forma u otra, me importa poco.
Por otra parte, siempre tiene su punto eso de discutir un poquito en familia. Hace que las veladas sean más divertidas.
En cuanto a tu desencanto, es el desencanto de muchos, quizás el motor que nos ayudará a encontrar soluciones, porque no podemos vivir sin ilusión eternamente.
Besos y ánimos, que ya te queda poco de corsé.
Dilaida, es curioso cómo todos los que tenemos una edad más o menos aproximada compartimos vivencias y algún que otro desengaño con las política. Está claro que nos ilusionamos mucho (porque éramos muy jóvenes) y, luego, descubrimos que nuestros ídolos eran simples hombres mortales llenos de pasiones y apetencias.
ResponderEliminarBicos, queridiña.
Eso creo, Kety, que si todos siguiéramos la norma ética de no hacer a los otros lo que no deseamos que nos hagan a nosotros, todo sería más fácil.
ResponderEliminarPero parece que nos gusta hacer rabiar a los otros, chincharlos, picotearlos... Eso no dice mucho de la raza humana.
Besos.
Mercedes, es curiosísimo, porque conforme te he ido leyendo, parece que asistía a la película de mi propia vida. Luché como tú, con ilusión y bravura, por esa libertad ansiada y, como tú, me sentí mucho más libre cuando me aparté del grupo, lo que no implica estar desligada del grupo (te entiendo, te entiendo, porque lo comparto). Soy, como tú, más libre y más luchadora a mi aire. Es más: si quiero conservar algo de fe en ciertas ideas, más vale que esté apartada de los que se apoderan de ellas como de un cortijo.
ResponderEliminarTambién estoy de acuerdo en lo que apuntas sobre las ideologías. Hace un momento, en el blog "Grito de lobos" (enlace en el lateral), comentaba la crisis de las ideologías. Parece que en los inicios de este siglo XXI tendremos que alumbrar unas nuevas ideas, unos nuevos proyectos que sean capaces de devolvernos la ilusión a la gente bienintencionada.
Un besazo, preciosa.
Ata querida, cómo te comprendo, y más desde que has apuntado tu edad, porque qué cierto es que los que andáis por la treintena, sois hijos del "relativismo de la relatividad de lo relativo" (pero qué genial definición).
ResponderEliminarLa sin sustancia de quienes os preceden y su falta de ética, así como su adoración durante tantos años de bonanza económica al becerro de oro, han conseguido desilusionaros totalmente. Y existen muy pocos con preocupaciones ético-políticas, porque está claro que eres una encomiable excepción.
Un abrazo fuerte, fuerte, que si ya te quería, ahora te quiero mucho más, ya que meritoria es tu lucha y propia e individualísima tu voz alzada.
Paloma, otro beso para ti, que ya lo comentamos largo y tendido ayer, y de viva voz.
ResponderEliminarPero qué bien lo pasé contigo y con Luisa. Hay que repetirlo.
Abrazos y achuchones.
Mamé, veo que eres otro desencantado.
ResponderEliminarEs una pena, una auténtica pena. Ojalá seamos capaces de hallar una fórmula que nos inyecte ilusión a los españoles. Está claro que la necesitamos con urgencia.
Un abrazo.
Almalaire, lo primero: felicidades por tu cumpleaños, aunque sea con retraso. Fantástica esa edad que cumples.
ResponderEliminarTampoco me gustan quienes siguen a un partido como si siguieran una religión con total fanatismo. Hay que ser más crítico, ¿verdad?
Y me encanta tu padre y su frase: "A mí, que se caguen en mi madre o me llamen hijo de puta, bah, me es igual...pero que me llamen fulano o individuo....eso si que no". Jajajaja. ¡Qué gran hombre! A ver qué narices: cada cosa en su sitio.
Besicos, majísima.
Querido Cornelivs, sincera he sido, muy sincera. Quizás sea ésta una de las pocas entradas donde hablo yo directamente. He eludido literaturas y he expresado lo que siento, cómo lo siento y por qué lo siento.
ResponderEliminarMe gustaría muchísimo contribuir a elevar el nivel ético de este mundo. Dudo que así sea, pero por gustarme...
En ti, observo continuamente esa intención, y me llegan tus entradas, tanto las que parecen más fáciles como las más elaboradas, porque en todas hallo sinceridad y, sobre todo, un enorme deseo de adcribirse al lado humano y profundo de las situaciones. En definitiva, una defensa incesante del nievel ético. Por supuesto, me encanta.
Conozco el blog del Manifiesto por la Solidaridad y soy seguidora casi desde que empecé en esto de internet. Iré al enlace concreto que me indicas, por si me he perdido algo existente antes de que entrara en ese blog estupendo.
Un fuerte abrazo, mi querido amigo.
Ay, mi queridísima Maia, claro que te intuyo tal y como me explicas.
ResponderEliminarTe conozco ya bastante y sé de tu lucha y de tu sufrimiento.
No tiembles, amiga, por la palabras "derecha" o "derechas" con relación a la política. No tiembles, que en España tenemos los que se tildan de "izquierdas" haciendo políticas de derechas.
La situación es como la de una noria y todos los españoles, embarcados, estamos más que mareados y hartos.
Un abrazo, preciosa, que te quiero mucho.
Curiyú, aunque mi pensamiento tienda a un cierto pesimismo, mi temperamento o mi carácter siempre tiran hacia lo contrario: al optimismo. Es un juego de fuerzas opuestas al que terminé por acostumbarrme después de tantos años con esta identidad a cuestas, pero te aseguro que a veces me marea.
ResponderEliminarCon optimismo, espero que la unión de todos los que poseemos aún algo de fe en el ser humano, consiga que avancemos.
Besos.
Blue, veo que has intervenido dos veces y el tema te toca hondo.
ResponderEliminarThornton es un hombre sabio que, aparte de regentar el club más selecto de internet, es un ávido lector, un cultivado melómano y un cinéfilo empedernido. Por si fueran pocas las virtudes que lo adornan, tiene una que sobresale y no puede esconder, aunque se empeñe: es una magnífica persona.
Y su generosidad y humanidad la muestra con esa frase de Norberto Bobbio que nos ha traído.
Gracias por tu presencia, por tus palabras, por tu implicación, por todo.
Un beso.
Carlos, amigo querido y tan cercano, las personas, siempre las personas por encima de todo.
ResponderEliminarLas personas con sus actos y actitudes.
Quienes sólo se amparan en ideas, malo. Así lo entiendo humildemente, porque en nombre de las ideas se han cometido enormes crímenes. Una idea jamás me justificará un acto de violencia o un avasallar por avasallar.
Un abrazo agradecido, porque siempre agradezco tus palabras y tu presencia. No sabes la fuerza que me das.
Olga, me encanta tu sinceridad y ese traje con el que te vistes y con el que te sientes tan a gusto.
ResponderEliminarEres una mujer auténtica, solidaria y con gran corazón. Un auténtico ejemplo.
Gracias siempre a ti. Un abrazo fuerte.
María Jesús, eso es: personas, personas que nombran y personas que designan y un buen día señalan "derechas" e "izquierdas".
ResponderEliminar"Personas que piensan" y alumbran ideas, no lo olvidemos, que algunos confunden y se figuran que las ideas son las que lo hacen a ellos.
Bicos.
Sneyder, ojalá ese desencanto que tantos sentimos sea el sustrato que cultive una nueva manera de concebir la política y los políticos.
ResponderEliminarPorque se supone que la política es el arte de las cosas comunes. Pero vivimos unos tiempos que nos llevan a la creencia de que la política es la esfera a la que acceden unos cuantos priviligiados que tuvieron la suerte de asegurarse para siempre la subsistencia, esa vida que al resto nos cuesta sangre, sudor y lágrimas.
Ojalá que reconduzcamos los términos y se materialicen en hechos.
Un abrazo y gracias por tus palabras, que también me han calado hondo.
Anatomía Forense, no te sabía tan puesto en subconscientes, pero si tú así lo interpretas, libre eres, que no entraré en disputas innecesarias y pueriles.
ResponderEliminarEn fin, ni con este nombre algo tétrico ni con el que te conozco, lograrás alterarme. Sentí pena hace días, lo reconozco, pero ni eso debo permitirme, te lo aseguro, que cada uno sabe a qué vientos dan las ventanas de su casa.
Salud, salud siempre, porque siempre te la desearé (y hasta me alegra verte camuflado, fíjate si seré imbécil).
Ángel, qué alegría leer tu comentario. Aunque, si te soy sincera, me he erizado con las frases que has elegido de mi entrada. Las aplico al mundo de la cultura... y sí, amigo, sí... Tetrarcas por todos lados, popes, santones, poder ejercido a diestro y siniestro, seres que dictan los cánones del gusto y de lo que saldrá y lo que no... Ay, Ángel cómo te entiendo y qué cerquita me siento de ti.
ResponderEliminarUn abrazo muy requetefuerte.
Fiorella, gracias por esa palabras tuyas que me hacen sentirte tan cercana, tan amiga y tan compañera de vivencias.
ResponderEliminarBesos grandes y sentidos.
Athena, en cualquier caso, bien lo sabes: más que hablar, hechos, conductas, ética actuando en definitiva.
ResponderEliminarLo demás son pamplinas.
Besicos.
Ms. Frutos, tu comentario es muy profundo y lleno de sabiduría. Porque qué verdad es que no basta con tener razón (si es que existe sólo una razón), sino que hay que saber convencer con ella.
ResponderEliminarLa otra parte de tu comentario, la segunda, la adoro y me identifico totalmente ahí contigo. Porque llega un momento en la vida en que una no está por la labor de sentar cátedra ni de tontas admiraciones. Como tú bien indicas e indicaba García Márquez, yo sólo quiero que me quieran, porque, en el fondo, eso es lo más verdadero y lo que muestra el corazón niño que llevamos dentro, un corazón desamparado siempre frente a los extraños y que sólo pretende no ser pisoteado y algo de cariño; de no ser posible el cariño, porque no todos nos van a querer, al menos que sea algo de respeto.
Un beso muy fuerte y muchísimas gracias por la belleza y el profundo sentido, tan auténtico, de tu comentario.
Joer paisana, (porque de esta tierra ya no me voy) no puedo estar mas de acuerdo contigo, suscribo desde la primera hasta la última palabra, expresandote con total claridad. Solo una cosa eso de izquierdas y derechas, progresistas y conservadores etc. no es mas que un invento, para alienar a la gente y tratar de controlarlos y ya ves la cantidad de burros que hay, que a una palabra del Lider son capaces hasta de matar, y las pocas personas librepensadoras. Lo de individualizar la honestidad y aunar las voluntades JA JA JA, es una quimera, pero bueno de la ilusión tambien se vive. Un abrazo.
ResponderEliminarAlicia, es que escuché mucha palabrería hueca y aún hoy se escucha.
ResponderEliminarEn estos ámbitos, más que las palabras importan los actos.
Las palabras son para la literatura. La política exige actuaciones y, aunque no sea lo más común, actuaciones movidas por la ética.
Un abrazo.
Encarni, estoy contigo: más acciones y menos palabras, que los políticos se nos pierden en los discursos y olvidan lo que los valida ante nuestros ojos: su actuación con las cosas que nos atañen a todos.
ResponderEliminarLo más terrible de estas actitudes labi-parlantes de los políticos es cómo han conseguido desengañarnos a la inmensa mayoría.
Habrá que ensayar nuevas fórmulas, está claro.
Un beso.
Cabopá, no exageremos mucho, que mínima es la reflexión. Entre otras cosas, porque nunca me he detenido más de la cuenta en disquisiciones de este tipo. Acaban robándome la alegría y eso no me gusta.
ResponderEliminarTranquila, no estoy "cabriolada". Quizás sí adopté un tono muy reserio y eso pueda indicar disgusto, pero no. Más que disgusto, sí siento fastidio a veces con estas cuestiones, que noto que a mí, como a muchos, nos roban la sonrisa.
Besicos.
Isabel, volver a lo básico, porque no hay nada más profundo. Quiénes somos y a dónde vamos. Este mundo de los blog me da vértigo, ya lo comentamos, y me da vértigo por le torpe poder que nos da y que todos buscamos. No demos más vueltas y volvamos a la poesía. Hace unas semanas me hicieron un regalo y, volviendo al principio de todo esto, me llevaron a Colliure. Allí empezó todo este maremagnun y de vez en cuando hay que volver a esa sorpresa: hay quién nos lee sin que los conozcamos.
ResponderEliminarBueno, salud y que esto solo sea un modo de compartir alegrías, no de disgustos.
Perich
No sé si es posible, amiga, pero si que es el único camino verdadero hacia una vida mejor.
ResponderEliminarLa codicia, la avaricia, la ambición se visten de cualquier modo que les convenga.
Mi experiencia es parecida a la tuya.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarIsabel, tu texto me ha llegado al alma. Acabo de cumplir los cincuenta y cuando murió Franco era muy jovencita; fue luego, por lo mal que mis abuelos me hablaron siempre de esa época, cuando fui racionalizando el asunto y me di cuenta de lo que era la dictadura franquista y los destrozos que causó el régimen en las personas. Me crié en una familia de derechas, antifranquista pero de derechas, algo muy común en Catalunya, y tanto mi hermana como yo hemos adoptado un pensamiento de izquierdas; sin embargo, la ideología no le convierte a uno en mejor o en peor persona. Coincido plenamente contigo en que la humanidad no viene marcada por la posición política.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad, estoy impresionado que no solo compartamos un mismo apellido sino que también el mismo pensamiento. Leía cada linea del post y sentía que era yo quien redactaba el texto. Coincido totalmente contigo, también creo que: "si cada uno actúa desde una ética privada que le impida tales desvergüenzas, no habrá tentación frente a esa persona y el mundo será un poquito más justo".
ResponderEliminarSaludos.
¡Ay amiga, como...pero como te entiendo!, por esas he pasado yo varias veces, hasta llegar al punto en que me encuentro hoy, crìtica de todo pensamiento que no tenga que ver con "el ser humano" y sus intrìnsecos derechos a vivir en libertad, a tener alimento, educaciòn y trabajo...¡punto!, decepciones muchas, pero las ilusiones a ese respecto quedaron en el pasado, he visto la corrupciòn arropada bajo todos los colores, asi que ya no me impresionan las perorataas desgastadas...
ResponderEliminar¿YÒ?, LA DEMOCRACIA
¿Porqué cerramos los ojos
si la canalla es de izquierda
e intentamos ocultar
que también son una mierda?
La derecha me da asco
me revuelve la conciencia
pero siendo muy sinceros
(no quiero llevarme un chasco)
¿cual es pues la diferencia
con los mesías modernos?
Terminan siendo lo mismo
anulando tu pensar
y quien no se les somete
pues lo obligan a callar
Yo creo en la democracia
en el libre pensamiento
en que pueda trabajar
o viajar, si es lo que siento
Sin tener que preguntar
si hago bien o hago mal
o me tenga que ocultar
como vulgar criminal
De economía no saben
lo tienen mas que probado
no mas pensemos en Rusia
y sus países aliados
que acabaron siendo pobres
y además muy endeudados
Observen a los cubanos
cincuenta años después
aun con racionamiento.
¿Y Venezuela? ahí andamos
pues la arepa, no te miento
si comerte una querès
prende una vela a tu santo
Harina Pan… ya no ves
hoy me extendì mas que de costumbre...
abrazos
Democracia perfectible
pensamiento en libertad
escribir sin cortapisas
propiciando la igualdad
Trabajo, salud, y escuelas
dictaduras…p´al carà…
que de izquierdas…o derechas
me saben todas igual…
¡Uyyyy,pero como entiendo lo que dices!serìa interminable contar ls decepciones, mejor te lo digo en poema...
ResponderEliminar¿YÒ?, LA DEMOCRACIA
¿Porqué cerramos los ojos
si la canalla es de izquierda
e intentamos ocultar
que también son una mierda?
La derecha me da asco
me revuelve la conciencia
pero siendo muy sinceros
(no quiero llevarme un chasco)
¿cual es pues la diferencia
con los mesías modernos?
Terminan siendo lo mismo
anulando tu pensar
y quien no se les somete
pues lo obligan a callar
Yo creo en la democracia
en el libre pensamiento
en que pueda trabajar
o viajar, si es lo que siento
Sin tener que preguntar
si hago bien o hago mal
o me tenga que ocultar
como vulgar criminal
De economía no saben
lo tienen mas que probado
no mas pensemos en Rusia
y sus países aliados
que acabaron siendo pobres
y además muy endeudados
Observen a los cubanos
cincuenta años después
aun con racionamiento.
¿Y Venezuela? ahí andamos
pues la arepa, no te miento
si comerte una querès
prende una vela a tu santo
Harina Pan… ya no ves
Democracia perfectible
pensamiento en libertad
escribir sin cortapisas
propiciando la igualdad
Trabajo, salud, y escuelas
dictaduras…p´al carà…
que de izquierdas…o derechas
me saben todas igual…
mis abrazos
Mi querida Isabel, coincido en todo contigo excepto en la militancia. Gracias a mi hermana mayor, una persona increíble llena de vida y argumentos positivos, abierta a cualquier manifestación cultural de ese tiempo, fui llenándome de nuevas miradas (tendría 12/13 años).
ResponderEliminarMás tarde, mis amistades de los años juveniles eran de militancia total en la izquierda. Sin embargo, sus actitudes y actividades nunca me llenaron del todo, a pesar de participar en algunas.
Ahora, muchas de aquellas personas son burgueses de pro (por usar la terminología de la época) y se me revuelven las tripas. El clasismo sale tarde o temprano, las ansias de poder, igual, la ambición, ídem...
Ahora tengo relaciones con gente variada, lo importante es la lealtad, la limpieza que dices, la generosidad de mente, el sentido del humor frente a la vida, las ganas de aprender...
En fin, que cuando nos demos un abrazo, que va a suceder, seguro! sabremos que hemos tenido muchas cosas en común.
Muchos besos, muchos.
Concuerdo con cada palabra expresada siempre que paso por aqui encuentro muy buena reflexiones!°
ResponderEliminarSaludos!°
Fackel, me descubro ante ese comentario tuyo, profundo, sensato, lleno de una sabiduría escéptica que ha vivido y, no obstante, no pierde la ilusión y la esperanza.
ResponderEliminar"La vida está abierta. Las posibilidades son infinitas.
Siempre que se siga ejercitando el pensamiento, el diálogo y el aunar esfuerzos con más gente. La voluntad, por sí misma, no necesariamente es una panacea."
Resalto estas últimas frases, porque, efectivamente, la voluntad no lo puede todo y la vida siempre está abierta y dispuesta a que intentemos nuevos caminos.
Ejercitemos el pensamientos, instiguemos a la idea y aunemos fuerzas.
Si hay algo que tengo claro en estos momentos es que un mundo mejor sólo puede alumbrarse por personas que intentan dar y sacar lo mejor de sí mismas.
Un placer leerte, Fackel.
Un abrazo.
Tanci, te leo y cabeceo, voy más allá de lo que expresan tus palabras, porque sé que es mucho más lo que escondes tras ellas.
ResponderEliminarHablas de empatía, de esa virtud que hemos nombrado los humanos tan recientemente. Si efectivamente la pusiéramos en práctica... Si fuéramos capaces de ponernos en las circunstancias de otros, mirar con sus ojos, caminar con sus pies...
Lo más terrible, como bien apuntas, es que en esta sociedad mercantilizada todo tiene un valor de cambio. Hemos conseguido poner precio a todo, hasta a las sonrisas, al tiempo de ocio, a la ayuda (que se supone siempre desinteresada).
¡Si nos dejáramos aparcada la mente economicista!
En fin, amiga, no sé si existirán hoy por hoy políticos de alma limpia, pero sería bueno que surgieran algunos hombres de mentes anchas, de esos que ennoblecen las "res publicae" precisamente por eso: porque atienden al arte de la convivencia. Ojalá lo logremos.
Besicos.
Alicia Mª, sí, demos un voto a la esperanza y confiemos.
ResponderEliminarComo dices, habrá que intentar ser menos pesimista. "Tal vez" ocurra.
Un abrazo fuerte.
Alfonso, tu comentario conecta con el de Ataúlfa, el de Almalaire... Porque es tan cierto que hemos desesperanzado a toda una generación y es más que posible que a más de una.
ResponderEliminarConfío contigo en que los hombres de mañana,esos chiquitines que ahora tenemos alrededor y que se nos están criando con esta crisis que dura y dura, y durará, sepan hallar soluciones a lo que la codicia de sus mayores sepultó para siempre.
Un fuerte abrazo.
Presi querido, gracias por llevarme ayer tu comentario a "Grito de lobos".
ResponderEliminarReproduzco lo que allí te respondí:
Hermoso y sabio es tu comentario.
Si, como expresaba Blue en mi blog con respecto a esa maravillosa frase de Norberto Bobbio, cargada de humanidad, pero de la humanidad que une y no de la que desune, pusiéramos en carteles luminosos la misma y la aprendiéramos en todo su significado, otro gallo nos cantaría.
Sé que eres un hombre sabio y experimentado, por eso te invade un cierto pesimismo. ¿Y, ahora, cómo no te va a invadir con lo que ocurre en nuestra tierra? Ya ves hasta qué punto se confunden los valores: "sólo prevaricación", dice el muy inconsciente... Ahí es nada.
Muchos Bobbios, muchos Fromm. muchos hombres de pensamiento grande y de corazón aún más grande precisa nuestra sociedad.
Besicos, Presi.
Buaaaaaaa me has saltado. Mira si te llevara un tío saín. Ala
ResponderEliminarClares, te entiendo en tu falta de tiempo. Últimamente, voy igual. Son tiempos y hay que tomarlos hasta con un cierto humor.
ResponderEliminarQuedo a la espera de tus aportaciones, porque es normal no coincidir absolutamente, ya que cada quien tiene su vida y su propia manera de pensar y enfocar.
Un fortísimo abrazo y gracias por pasarte.
Lembranza, me encanta lo que nos cuentas, porque es bien cierto que mucho depende de la educación, de poner al dinero en el lugar que se merece y de saber hacer ver lo auténtico, los valores que siempre acompañarán en la vida, sean cuales sean las circunstancias por las que atravesemos.
ResponderEliminarCada día vamos a trabajar, nos relacionamos con otros, etc. Cada día no vamos pregonando si somos de izquierdas o de derechas. Porque lo realmente importante es comportarse con arreglo a un criterio ético y de respeto hacia los demás.
Un abrazo fuerte.
Curro, que no te he saltado, hombre, así que avisa al tío ése para que no me lleve.
ResponderEliminarMira que hasta yo me mareo en este sube y baja que me llevo, pero con buen cuidado voy y si alguna vez te salto, será involuntariamente siempre.
Te veo bastante desengañado y desesperanzado, que incluso mezclas a los fanáticos con la tropa política. Calla, calla, sólo nos faltaban por aquí una panda de fanáticos... Ni los mientes, hombre, no vayan a acudir en tropel.
En fin, habrá que intentar conservar algo de esperanza, algo de fe. Es la única manera de seguir luchando y la única forma de avanzar, como lo ha hecho siempre la humanidad.
Besos, cuasi-paisano.
Perich, amigo, qué alegría leerte y más leerte así, con esa sabiduría apegada a lo verdadero, a lo auténtico que nos sustenta de veras.
ResponderEliminarSí que este mundo bloguero es, en ocasiones, algo falso y enmarañado, espejismo con relación a algunas identidades, pero... gracias a él os he conocido a unos cuantos que sois un auténtico tesoro.
Tú sabes que nos une el amor por las palabras y que lo que nos gusta es compartir, reír y luchar por aquello que nos merece la pena en la vida. ¿Qué más decirte? No sé... Me ha emocionado tu comentario, porque estoy algo tontilla como bien puedes suponer, porque como decía el sin par César Vallejo "hay golpes en la vida tan fuertes"...
Hablamos de ti Antonio y yo el miércoles al calor de una cerveza. Ah, te recordamos con cariño. Y ya estoy deseando que esté listo ese librico vuestro.
Un besazo, antropólogo, y disfruta todo lo que puedas. Entre medias, escribe.
Querido Mateo, con tu experiencia me quedé yo erizada aquel día que nos contaste algo en tu blog. Lo tuyo fue durísimo, mucho más que mi humilde desengaño, porque debe ser horrible desencantarse tras haber sufrido incluso la cárcel en defensa de unas ideas.
ResponderEliminarPero como dices, la avaricia, la ambición, el afán de poder corroen todo lo bueno de los humanos.
Un abrazo, hoy especialmente fuerte.
Mi apreciada Isabel... esto.... das clases por correspondencia?.... porque... es que estoy totalmente de acuerdo con todo tu escrito... pero jolin... ya me gustaría a mi.. redactarla de esa hermosa manera... felicidades... Besin...
ResponderEliminarFátima, tenemos una edad muy cercana, pues yo cumplí los 52 el 6 de este mes. También me pilló joven, pues Franco murió cuando yo tenía 17. Mi familia no era especialmente política, pero siempre tendió a la derecha por un abuelo paterno que persiguieron con furia los "rojos" de la guerra civil y que sufrió múltiples padecimientos. A mí, en aquella época, los cuentos de la guerra me parecían batallitas que había que superar, pues toda guerra es horrible y deja vencidos en ambos bandos. Si tendí a la izquierda fue por culpa (por ponerlo de alguna forma) de mi pasión por la literatura, ya que la censura no me permitía acceder a determinados libros o, bien, a su contenido íntegro. Si a eso le unes que jamás entendí el trato diferenciado chico-chica cuando ya las chicas recibíamos formación idéntica a la de los chicos, pero no trato igualitario en faenas domésticas, la opción estaba dada.
ResponderEliminarDesde luego, he tenido tiempo para comprobar e, incluso, sufrir en mis propias carnes, lo que expresas tan acertadamente, que "la ideología no le convierte a uno en mejor o en peor persona".
Hoy no atiendo a la ideología de alguien, sino a cómo es y a cómo se comporta.
Un beso enorme.
Javier, es curioso lo que está pasando con esta entrada.
ResponderEliminarPensé que eran cosas muy personales mías, batallitas sin sentido, sentimientos anticuados, ideas peregrinas..., y observo que somos muchos los hermanados en este tipo de disquisiciones. Me encanta que así sea, te lo aseguro, porque ya me siento menos rara.
Un abrazo muy fuerte y bienvenido a esta casa, que es la tuya.
Adelfa, me parece fenomenal que te hayas extendido, porque sé que esta entrada te ha tocado muy dentro. Llevo meses leyendo tu blog y sé de tu fortísima preocupación social, de tu voz que denuncia cualquier injusticia con la que se topa, de tu dolor ante la prepotencia de los poderosos, de tu rabia ante la corrupciòn...
ResponderEliminarTu pensamiento es libre y tu corazón siempre está al lado del más desfavorecido, así que quiero que sepas que te profeso un gran respeto, querida amiga mejicana. Eres todo un referente.
Gracias por el poema, por tu pasión y por ser como eres.
Un grandísimo abrazo.
Así es, querida Virgi, lo importante es todo lo que dices. De nada vale vociferar con grandes ideas y comportarse como un perfecto indeseable, de nada vale presumir de esto o aquello y hacerlo aplastando lo que hay a nuestro paso, como un elefante en una cacharrería.
ResponderEliminarTodos podemos ser avinagrados, serios y feroces si nos lo proponemos. Pero, como bien sabes, mi querida amiga, es cuestión de una pura opción personal y, contigo y como tú, siempre he preferido el lado amable y amigable, el optimista que alienta, el dulce que se fija en lo bueno de los seres. La amargura está al alcance de cualquiera, pero no la deseo, Virgi, que la vida sólo se vive una vez y la quiero vivir con los ojos siempre abiertos a la dicha, que la desgracia viene sola sin llamarla. Pero aún frente a toda la desgracia, quiero tender a la alegría como única forma de estar en el mundo.
Eres un sol y, como tú, sé que tarde o temprano nos daremos ese abrazo, por muchos kilómetros que nos separen.
Besazos grandes, enormes, superlativos.
Tinta Negra, y a mí me encanta tenerte en estas reflexiones, porque eres un cielo de chica.
ResponderEliminarBesicos, preciosa.
Estimadísimo Luis, mire que no había pensado eso de las clases por correspondencia y podríamos hacer un trueque entre usted y yo, ya que a veces este cobijo necesita una buena dosis de optimismo y marcheta, que nos ponemos todos muy reserios y a saber si acabaremos con úlcera o similar.
ResponderEliminarDe ahí que me guste tanto ver aparecer a nuestro Coma-Andante, a nuestra Solitaria-Cia con su sonrisa y sus bailes y a usted mismo con esos ojitos limpios y cristalinos.
Besicos en murciano y besines en asturiano.
A mi me pasa algo parecido. Vivo en una ciudad sintética y llena de irrelevancias. Donde la violencia y los malos actos ya se hacen cotidianos. En fin, hay que empezar a hacer algo, pero solo depende de nosotros. Es como me lo dijo un un día un amigo: "no trates de cambiar a las personas, empieza por cambiar tu mismo"
ResponderEliminarIncreible tu entrada...
Isabel, preciosa, perdón por la tardanza. Alicia me escondió el bigato en el que viajo a través del tiempo y el espacio...
ResponderEliminarMientras ella pinta y pinta y pinta, yo, encerrada en el Espejo, no hago más que cuidar a los gatos.
Pero ya no me quejo. Gracias a eso, he podido descubrir que sólo existen dos tipos de gatos: los que maúllan y los que no maúllan.
Los que maúllan no escuchan los susurros de las hojas, ni la música de las olas que golpean las piedras.
Los que no maúllan tratan de escuchar la explosión de hace muchos miles de millones de años.
Bueno, pues debo regresar a cuidar mininos.
Un beso en tu mejilla izquierda y otro más en la derecha.
Estupenda entrada Isabel. También acumulo decepciones respecto a la política. Algunas tremendamente dolorosas. Pero también recuerdo el tiempo de los ideales como una de las etapas mas hermosas de mi vida. No hemos sido los únicos que hemos gastado ilusiones y espero que tampoco seamos los últimos. Creo que mas que de caída de las ideologías deberíamos hablar del fin de muchos estereotipos. Antonio tiene una excelente entrada sobre la manipulación mediática. La ciencia ha avanzado tanto en el conocimiento del ser humano que las estructuras del poder conocen a los individuos mejor de lo que estos se conocen a sí mismos.
ResponderEliminar¿Creer en las personas? La decepción tiene mucho que ver con la idealización. Son las personas quienes cometen los crímenes mas atroces. No espero mas de lo que decidan aportar. Las ideologías no siempre son el mejor elemento de cohesión de un grupo, pero no tiene mucho sentido hacerlas culpables de las incoherencias humanas.
Un abrazo
Excelente entrada!
ResponderEliminarLa bondad, y todo aquello que la defienda será encomiable.
Para llegar a la justicia social es necesaria la suma de fuerzas, de individualidades que persigan un objetivo común.
No demonicemos a las ideologías, no la hagamos culpables del mal que nos aqueja. Las ideologías las hemos fraguado y desarrollado, en definitiva, los seres humanos, sacrificándonos como seres individuales en pro de un objetivo que creíamos sería la panacea.
Creer.
Apostar por el ser humano, que es un ser individual pero social, que forma parte de un grupo con el que comparte inquietudes y al que se une, y apoya, y lucha con él.
Quizás necesitemos nuevas ideologías ilusionantes que suplan nuestra ausencia de juventud.
Gracias, amiga, por esta reflexión y desnudez biográfica. Somos de la misma generación y coincido contigo en muchas de tus apreciaciones.
Besicos
Soy pesimista, como no voy a ser pesimista si al final nos tenemos que morir.
ResponderEliminarPero, la voluntad manda romana. Yo soy optimista, aunque al final nos tengamos que morir.
La ideología son los actos:
-Hacer la cama por las mañanas.
-Planchar la ropa por las tardes (mientras aprovecho para ver una película o dos depende del montón).
-Prepararles la merienda a los crios.
-…
-En el día a día en el trabajo (¡Que difícil en el trabajo!)
-…
-…
Derecha, Izquierda, me cago en los mengües.
Que conste que no me voy por petenera.
Isabel, ni me entere, solo pitan los oídos cuando se habla mal.
Besos
Que suerte, sí, que suerte he tenido querida Isabel. Te he conocido en persona y ahora doy gracias a los dioses por este invento llamado internet. Quiero agradecerte públicamente el que estuvieras en la presentación de mi libro, allí he conocido la sensibilidad humana reflejada en ti. Muchas gracias de nuevo y mil besos.
ResponderEliminarPersonaje de una historia..., tu amigo lleva toda la razón. No intentes cambiar el mundo, porque no podrás, saldrás trasquilado y sufrirás.
ResponderEliminarCambia tu perspectiva, tu manera de mirar y de interiorizar y, por lo menos, tu ánimo habrá cambiado, que no es poco.
Ah, porca miseria...
Gracias por dejar tu rastro y un placer ha sido conocerte.
Alenka, leer tu comentario me ha supuesto una inyección de optimismo, además de una brújula que me señala el auténtico norte.
ResponderEliminarHace bien Alicia en no dejarte salir mucho. Es mejor quedarse a cuidar el jardín.
Creo que me voy a encerrar con vosotras a cuidar gatos. En muchas ocasiones, es preferible no maullar.
Besos y abrazos espejianos.
Toda voluntad es individual. El que piense que pueda ser colectiva la confunde con el interés.
ResponderEliminarRespecto a lo comunitario, llámalo grupo, llámalo sociedad, llámalo polis, llámalo tribu, llámalo pueblo, llámalo cívitas, llámalo equipo, no es que sea pesimista o escéptico, soy simplemente catastrofista.
Lástima que tu optimismo no se me contagie, aunque si por las palabras fuera...
Un abrazo fuerte.
Camino, llevas razón, ni somos los únicos ni los últimos. También recuerdo aquellos tiempos con una cierta nostalgia, sobre todo por la inmensa ilusión que se depositaba en las creencias. Creía con fe inquebrantable que cambiaríamos el mundo y viviríamos un futuro repleto de justicia y respeto hacia la vida en cualquiera de sus manifestaciones.
ResponderEliminarLas ideologías no son las grandes culpables, de acuerdo. De una forma u otra, siempre existirán, pues el ser humano piensa. Lo malo es que, aparte de pensar, también siente y sufre pasiones desenfrenadas en ocasiones y esas pasiones son peores que ríos caudalosos, que arrastran a su paso cuanto encuentran.
He leído y he disfrutado la entrada de Antonio. Es tan real lo que expresa el lingüista Chomsky sobre la manipulación mediática, sobre cómo nos dominan.
Me siento a gusto en el blog de Antonio, como en el tuyo. Ambos me llegais de forma especial cuando os leo. Supongo que por el tono, por el uso pacífico del lenguaje, no sé...
Un abrazo fuerte, Camino.
Mercedes, metes el dedo en la llaga, ya que el individuo no es nada sin el grupo y el grupo no es nada sin individuos de interiores rectos.
ResponderEliminarEstá claro que tendremos que forjar nuevas ideas que nos ilusionen a todos: jóvenes, maduros y mayores. El descontento se mastica en el ambiente y debemos recordar que sólo apostando por el avance, se avanza.
Llevas razón, amiga, no debemos olvidar la lucha de quienes nos precedieron y consiguieron mejoras sociales que antes no existían. Sobre todo, conviene ser justos.
Un besazo.
Jesús, estás en tu casa, así que puedes decir lo que quieras, salir por peteneras o lo que se te antoje.
ResponderEliminarChiiisss, si te queda tiempo, tengo acumulada plancha. No sé, supongo que esa es tu tarea revolucionaria, junto con la merienda de los críos. Por eso, te lo insinúo, no porque tenga la cara más dura que el asfalto, que, oye, a lo mejor también, jajaja.
No podían pitarte los oídos. La pena es que no estabas para tomar la cerveza y la ensaladilla, amén de los caballitos como jacas jerezanas que nos metimos.
Gracias por las risas. No veas cómo las agradezco.
Carlos, para mí fue un auténtico disfrute acompañarte y, sobre todo, quererte y arroparte en ese rato. Salió estupendamente, amigo, y regresé muy contenta a casa, enseñando el libro dedicado como una veinteañera.
ResponderEliminarAh, y al día siguiente le di a Luisa tu tarjeta. Me dijo que te llamaría.
Eres un cielo de persona y te deseo todos los éxitos del mundo. Por supuesto, e independientemente de ellos, eres Poeta, y con mayúsculas.
Besos y más besos.
Jose, me apareces en plan catastrofista y yo que estoy hecatómbica esta tarde... Y ahora ¿qué hacemos?
ResponderEliminarPero es que, aunque no quiera que así sea, también me tienta ese pesimismo que la vida me planta de cara: el que estamos solos y dependemos de nuestras solas voluntades. Que en grupo, como bien indicas, sólo se defienden intereses.
Uf..., quiero recomponer ilusiones, pero me es muy fácil llevarme la contraria a mí misma y si tú, siempre tan sagaz, me ayudas...
Un abrazo enorme, queridísimo amnigo.
Querida Isabel:
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con muchas de las cosas que planteas, con otras, radicalmente, no.Dudo que un ser puro y ético, que se limita a no hacer daño, pueda cambiar, desde su cómoda individualidad, un mundo tan feroz y egoista que permite que mueran seis niños de hambre por segundo. Recuerdo al respecto el poema de Nicolás Guillén:
"Para hacer una muralla juntemos todas las manos"
Me ha sorprendido el tono político de tu blog. Yo venía a hablar de poesía; es decir, a darte las gracias por tu visita y tu coemntario en mi blog. Sé bienvenida a tu casa y vuelve cuando quieras. Un beso.Elvira
Hay tantas cosas que comentar en esta entrada... Pero me voy a limitar a una: yo diría que las generalizaciones siempre son falsas y está ocurriendo que en este país se está juzgando a todo el que está en la gestión pública, como si todos formasen parte de esa minoría (mayor o menor, pero minoría al fin) que busca en la gestión pública el propio beneficio. Es verdad que el clima político es decepcionante, que la política ha decepcionado a muchos de los que tenían sus ilusiones puestas en ella para transformar nuestra sociedad en una sociedad mejor; pero también es verdad que esa legión de decepcionados (los encuentro por todas partes), han entregado sus ilusiones sin luchar apenas, no han permanecido con sus esperanzas en alto y aislando a esos otros que solo pretenden controlar, hacerse con el poder y, en el peor de los caos, enriquecerse.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de derechas e izquierdas, conozco a verdaderos energúmenos, zafios y mentirosos, en todos las partidos políticos; y personas honorables (la mayoría) también en todos. Saludos y perdona tú también mi perorata, que seguiría, pero no quiero abusar ni me queda ya tiempo.
querida amiga: Te llamo así aunque no recuerdo haberte comentado alguna vez, o nó.
ResponderEliminarHe leido con deteniminto du entrada que es tan extesa y sincera qe me ha llegado profundo. Las desilusiones polítícas, no solo tú las has digerido tan mal. Jo también he tenido que tragar un monton de sapos, pero eso, Isabel, es lo que te reafirma en tu verdad. La verdad de un alma preocupada siempre por el entorno, por la justicis solicial, que en este país es un rato de derechas y un rato de izquierdas, según toque.
hay que recuperar lo antes posible la ilusión, por construir desde nuestra pequeñez individual el mudo maravilloso que todas las persona como tú hemos soñado. Saludos cordiales desde Barcelona.
He leído los 104 comentarios. Hay esperanza en nuestra desesperanza si somos tantos los que comulgamos contigo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Mmmm, enriquecimiento individualista del espíritu.
ResponderEliminarNo podemos saber si con ello acabaríamos por paliar esta sensación de "estamos haciendo mal las cosas, primo", pero, desde luego, hoy día, es casi la única opción posible, o, cuanto menos, "pensable".
Nietzsche nos invitaba a ser "Aristócratas de espíritu".
Suena utópico, lo sé, pero es curioso que el único sistema basado en esta premisa que nuestra cultura "occidental" logró poner en práctica, la piratería caribeña de finales del XVII, ya había instaurado la seguridad social ciento cincuenta años antes de la Revolución Francesa y de la caída total de los valores absolutistas.
Aun así, ¿podemos legitimar ese egoísmo individualista y confiar en otra mano invisible como la de Smith, que regule el respeto en función de la bondad que profesamos y recibimos?
Es cuestión de eso. De legitimar. Qué bondad estamos dispuestos a dar inmersos en una disposición de cosas que funciona a la inversa.
Porque funiona a la inversa. Que se lo digan si no a la víctima del gatillo fabricado por la mismísima empresa de mi mismísimo portátil.
(SIEMENS)
Me gusta tu texto, Isabel :)
Impresionante, Isabel. La había visto por blogs amigos y hoy me he decidido a pinchar en su nombre.
ResponderEliminarMe siento identificado en la medida que, como usted, estos son fantasmas que ya tengo enterrados, aunque de vez en cuando, cabezotas, vuelven a asomar. He pasado, aunque siempre con cierta distancia, por (casi) toda la izquierda del mercado y al final de la jugada me quedo con una frase del mismisimo José Antonio Primo de Rivera (¡ohhh fascismo!), cito de memoria: "ser de izquierdas o de derechas es estar tuerto de uno u otro ojo". Y parece que siempre nos gobiernan los tuertos... Tampoco tiene mérito que acoja esta frase porque ya venía de un anarquismo doctrinal muy a mi medida.
Respecto a la pregunta que plantea: lo veo mal. O se incide en la adecuada educación para conseguir personas o se tiene lo que tenemos ahora: hijos del gran hermano televisivo que serán hijos del Gran Hermano orwelliano.
No soy optimista, pero aquí estamos resistiendo.
Saludos.
Mi querida Isabel:
ResponderEliminarTu eres la personalización del optimismo. Lo poco que te conozco me lo confirma. Tolerancia, Tesón y Tenacidad serían las tres Ts que pondría en tu blasón.
No quedaría sitio en los cuarteles de tu escudo para contener todas tus amadas letras que configurarían tus atributos; Yo creo conocer algunos. Todo serían letras.
Comparto totalmente tu opinión y en el viaje de ida y vuelta que en política contemplé a lo largo de mi vida he visto mucho engaño, partidismo, intereses bastardos, egoísmos, pesebrismos, mentiras repetidas hasta la saciedad pretendiendo que se santificaran como verdades irrefutables, manipulación, demagogias, de todo color y signo.
Todo ello ha conformado mi posición aunque con una alta dosis de desilusión y algo de desesperanza.
Tú eres mejor que yo
Un abrazo
Estimada Elvira, es indudable que un solo individuo, por muy éticamente que se comporte, poco puede contra la injusticia.
ResponderEliminarQuizás me expresé mal, pero en mi intención pesaba que sólo los individuos éticos dan auténtica cohesión al grupo del que forman parte y consiguen la justicia, porque creo que la justicia es una noción histórica, reflejo del interior humano en cada época. A mayor nivel ético de los individuos, mayor nivel de justicia de la comunidad de la que forman parte. Algo así deseaba indicar, pero se ve que soy una torpe para expresarme en estos registros.
Has llegado a mi blog en una entrada atípica del mismo, auténticamente excepcional, ya que éste no es un blog político. A mí me apasiona la literatura y este blog atiende a esa pasión de manera fundamental y casi exclusiva.
Muchísimas gracias por tu visita y por tus palabras, que me honran.
Un fortísimo abrazo.
P.D.- Sigo tarareando "La muralla" (preciosos y contundentes los versos de Nicolás Guillén).
Aro, no es ninguna perorata tu comentario, porque es bien real que no todos los políticos son indignos, que existen hombres dignos que sirven a su pueblo desde la rectitud y la honradez. Conozco a alcaldes de pueblo así, te lo aseguro. Lo terrible es que siempre suena más el descalabro que la buena acción y, quizás, sea bueno que así sea, pues esa publicidad incide y despierta las conciencias.
ResponderEliminarY, por supuesto, estamos de acuerdo en que gente buena existe en todas partes, independientemente de etiquetas ideológicas.
Un abrazo.
Montserrat, muchísimas gracias por tus estimulantes palabras. Me han tocado dentro, porque llevas razón en que no debemos abandonar nuestras creencias en que es posible conseguir un mundo mejor por sinsabores y caídas.
ResponderEliminarDebemos conocernos, saber qué forma de lucha nos va, porque todos, de una forma u otra, luchamos por mejorar la sociedad en que vivimos y seguir sin rendirnos. Quizás no consigamos todo lo que pretendenmos, pero sí parte. Y así ocurre, que si tiendo la vista atrás, he de reconocer que hemos avanzado.
Un abrazo muy fuerte y estás en tu casa.
Rat, eso creo, que nos cabe aún una esperanza, aunque sea surgida de la desesperanza.
ResponderEliminarMuchos claman por nuevos modos en política, por cambios radicales en la concepción de la misma y un largo etcétera. Sí, quizás, la esperanza quepa aún.
Besicos, eso siempre, querida amiga.
Alberto, me encantaría saber responderte a todos los inteligentes interrogantes que se plantean en tu comentario, lleno de ironía..., y con razón.
ResponderEliminar¿Qué se les puede decir a los jóvenes? Sois cultos, conocéis la historia y miráis al mundo con los ojos de estos días, un mundo lleno de intereses, donde la generosidad de los ideales brilla por su ausencia.
Pero está claro que, entre todos, hemos de hallar una respuesta que nos devuelva la ilusión. Nos va la vida en ello, querido amigo, al menos en el país en que vivimos (aunque tampoco podemos aislarlo, ya que hoy la política es internacional y la mueven los grandes intereses a nivel mundial).
En fin, que estoy como tú, pero dispuesta a aprender y a luchar.
Besos.
Desclasado, también te conozco de haberte visto comentar en algunos blogs amigos.
ResponderEliminarMe he reído con tu frase de José Antonio. La verdad es que es buenísima, aunque venga de todo un fachota. Demuestra humor y el humor es siempre muy corrosivo, muy poco domable.
Cuentas tu experiencia, tu peregrinar por los diversos feudos de la izquierda, previo paso por el anarquismo... Creo que tuviste una buena dosis de paciencia y fe. Yo me descreí definitivamente a la primera. Pero, aunque pesimista, algo en mi interior conserva fe en un profundo cambio social, en un cambio de corte ético. Quizás soy una ilusa.
En todo caso, resistiremos, como bien señalas, y pido porque no todos esté tele-mediatizados y conserven su capacidad crítica.
Un abrazo y gracias por pasarte y comentar. Iré a conocerte en cuanto pueda.
Amigo Man, me sobrevaloras. Puedo ser optimista, luchadora, alegre y tenaz como norma, pero te aseguro que también me venzo en ocasiones, me vengo abajo como todo hijo de vecino. A nivel personal, no me queda más remedio que levantar de nuevo el castillo y sus defensas cuando esto ocurre, porque de nada me sirve quedarme tirada, ya que sólo tengo una vida y no es cuestión de dilapidarla en tristezas o cosas feas, que bastante fealdad llega sin que la llamemos.
ResponderEliminarPero a nivel social, te aseguro que he acabado muy, pero que muy escarmentada. No sé la causa, pero me cuesta recuperar la ilusión a nivel de grupo o similar. Son ya tantas las experiencias nefastas. Está claro que soy luchadora, pero creo que mi lucha se vertebra mejor yendo a mi aire.
No creo lo que dices de ti mismo, precisamente porque tengo el placer de conocerte, y eres un hombre auténtico y justo. Es posible que estés desilusionado de políticos y adláteres, pero no creo que tu desilusión alcance al colectivo íntegro.
Y por supuesto que no admito comparaciones de valor, de esas de tú vales más que yo. Nada de nada. En desacuerdo total y elevo mi más enérgica protesta, ya que todos somos iguales: unos pobres desamparados.
Besicos y fuerzas.
Como no puedo dejar un comentario en tu última entrada, te lo digo por aquí: ¡venga arriba! La confianza tiene que venir de nosotros mismos, si no de nada sirven las palabras.
ResponderEliminarUn abrazo energético y enérgico
Pues aunque llego un poco tarde, quiero aplaudir tus palabras llenas de sentido común y que siento como mias.
ResponderEliminarGracias Isabel por compartir tus inquietudes, por sacar tus pensamientos enriquecedores a la luz.
Gracias al debate que has suscitado, me quedo mas tranquila, siempre hay lugar para la esperanza.
Un beso
Llevas razón, en todos sitios cuecen habas. La ideología no hace a uno ser mejor o peor persona. Hay hijos de puta de derechas y bellísimas personas de izquierdas. La revolución es sin duda personal, sin eso no hacemos nada. Saludos.
ResponderEliminarDiana, Isabel. No sabes cuánto me has conmovido. Suscribo tus palabras.
ResponderEliminarHace años, hastiado de hipocresías partidistas y discursos de doble moral, que opté por la conducta individual y la ética del comportamiento en lo cotidiano. Sólo se educa con el ejemplo. Como sociedad nos fuimos al carajo, deberíamos recordar el Areté que promulgaban los antiguos griegos.
Un besazo, amiga mía. Mira cuanta gente no está tan perdida.
Ataúlfa, gracias por ese abrazo energético. Me llega.
ResponderEliminarUn beso.
Maripaz, que no nos falte la esperanza.
ResponderEliminarUn beso.
Nieves, me río con tu comentario.
ResponderEliminarEstá claro que sin revolución personal e interna no llegamos a nada.
Un beso.
Jorge, me consuela mucho tu comentario, porque por lo que cuentas tu experiencia es similar a la mía.
ResponderEliminarTambién creo que tanta gente opinando en el mismo sentido da pábulo a la esperanza. Uf, ¡menos mal!
Un beso.