Pintura mural del siglo I d.c. hallada en Pompeya y que muchos indican que representa a la poeta Safo de Lesbos
Últimamente escucho mucho la palabra éxito. Y la escucho asociada a factores externos, lo cual consigue que me invada la ironía. Cada persona tiene una apreciación muy subjetiva de aquello en que puede consistir el éxito. O, dicho de otra forma, existen tantas clases de éxitos como personas habitan el mundo, pues cada una lo cifra según su particular visión y escala de valores.
Para mí, el éxito es poder escribir; dedicarme a ello ha sido mi sueño desde que era una criatura. El éxito se multiplica si el resultado de lo que he escrito me deja medianamente satisfecha, dentro de la eterna insatisfacción que me caracteriza y que me lleva a corregir muchas veces. Porque soy insegura, dubitativa. Y el colmo del éxito sería alcanzar con mi obra el corazón de los lectores, conmoverlos.
Cuento con una obra escrita a lo largo de muchos años de dedicación pasional a la escritura. Como muchos ya sabéis, escribo desde siempre, aunque solo desde hace tres años he empezado a publicar. La historia de la publicación se inicia dos años antes, en 2010, cuando pierdo todas mis vergüenzas iniciales y me decido a salir del anonimato, darme a conocer. Comencé a llamar a muchas puertas, tanto de editoriales como de agentes literarios. Pronto fui consciente de que el famoseo literario (el tener ya un nombre bien cincelado) era requisito imprescindible para que, al menos, te contestaran. Como excepción, he de indicar que tuve la suerte de que Ediciones Oblicuas se interesara por dos de mis obras (por desgracia, las novelas eran demasiado largas para una editorial independiente y de escasos recursos económicos). Actualmente, he tenido la fortuna de que una editorial distinta, cuyo nombre daré en su momento, se interese por dos de mis novelas. Como mera anécdota, señalaré que este verano pasado he rechazado un contrato de una editorial de mucho nombre y prestigio; la causa: unas condiciones absolutamente abusivas, inaceptables (y pensar que así los firman muchos de los que se consideran consagrados…).
En plena crisis económica, con cierres de editoriales y de librerías, a mí me dio por salir al mundo como la escritora que siempre he sido y que solo desde hace poco me atrevo a llamarme. Cuando Amazon abrió su plataforma en España, agucé las antenas y estuve unos pocos meses siguiendo su trayectoria y estudiando el modo de editar parte de mi obra en su casa. Era una oportunidad que no estaba dispuesta a pasar por alto. Pues bien, si en un principio Amazon era la tabla de salvación frente a las negativas, hoy puedo decir que me siento muy orgullosa de tener allí mis libros. Y ello por varias razones:
1. El absoluto control que tengo sobre mi obra. Excepto las obras que han sido subidas a la plataforma por editorial, conservo todos los derechos integrantes de la propiedad intelectual en mi poder y en todo momento sé lo que he vendido y en qué país o territorio se han producido las ventas. Esta ventaja es digna de elogio. Siempre nos hemos puesto del lado de los autores y hemos dicho que son los últimos en el reparto del pastel literario, los que ponen el talento para que otros se beneficien económicamente. Con Amazon, esto no ocurre; la plataforma se beneficia, sí, pero también el autor y en una cuantía muy superior a las ridículas migajas que dan las editoriales. Además, he de destacar la seriedad y puntualidad en los pagos de los derechos de autor por parte de Amazon: todos los meses los verifica, a diferencia del pago de las editoriales que, conforme a la Ley de Propiedad Intelectual española, lo hacen una vez al año, dentro de los tres primeros meses naturales del mismo, contando con que sean serias y liquiden dichos derechos, que muchas ni se dignan (vamos y vamos, si habrían de ser los autores los que deberían pagarles a ellas por el detalle de haberlos publicado).
2. La proyección mundial de una obra en Amazon. A través de esta plataforma se llega a sitios impensables para las editoriales pequeñas o para las limitadas fuerzas de un individuo. ¿Quién me iba a decir a mí hace unos años que vendería mis obras en Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos, Argentina, Venezuela, Uruguay, Chile…? Por otra parte, ¿quién me iba a decir a mí a finales de 2012, cuando inicié esta aventura, que hoy, tres años después, iba a contar con unos 3500 lectores?
3. Al margen de que a todos nos guste mucho el libro impreso —a mí incluida y, de hecho, seis de mis actuales siete libros publicados pueden adquirirse en edición impresa—, no nos engañemos ni tengamos posturas retrógradas o conservadoras. Vivimos en el siglo XXI, los avances tecnológicos cabalgan a ritmo vertiginoso y todos somos muy modernos para ciertas cosas y muy mojigatos para otras. Lo que quiero indicar es que la lectura electrónica es otra forma más de lectura que viene a ampliar nuestro horizonte, y lo hace por muy poco dinero, pues los libros digitales son más económicos que los impresos y los dispositivos lectores no son solo los ereaders o los famosos lectores de libros electrónicos, sino también dispositivos de lectura gratuita que se pueden instalar en los ordenadores personales, tablets, teléfonos móviles, etcétera. No adoptemos posturas ridículas y obsoletas frente a lo nuevo, tal y como se adoptaron en su día, hace ya unos cientos de años, frente a la imprenta por los defensores de la escritura cuidada y artesana de los monjes en sus monasterios. Quien usa un ordenador de manera cotidiana, no puede aducir que le fatiga la lectura en una pantalla por ejemplo (es un contrasentido); más bien la pereza y una pretendida actitud romántica lo mantienen en una opinión que empieza a llenarse de polillas.
Muchos alegarán frente a estas buenas razones otras negativas, tales como:
1. La piratería que sufren los libros digitales. Es un hecho contrastado. En cuanto un libro se vende un poco, llega el pirata de turno, el largo de entendederas, el ladrón sin escrúpulos, a aprovecharse de lo que no es suyo. El género humano suele dar muchos especímenes de esta clase, pues bien sabemos que la honradez y la integridad no son valores que nos guían a todos. A ningún autor nos gustan los piratas, los que se pasan por el forro nuestros derechos; pero es algo contra lo que no podemos actuar de momento, ya que nuestra legislación no nos ampara con la energía que debiera en este enojoso asunto (que vaya alguien a poner una denuncia y se enterará de los obstáculos que ponen). Por desgracia, España es una país de listillos que presumen de bajarse las obras de otros por todo el morro, es decir, gratis. Prefiero no emitir un juicio sobre un pueblo tan poco respetuoso con la obra intelectual; sería demasiado fuerte.
2. La escasa presencia en las librerías de los libros autoeditados. Este argumento en contra no me vale, pues también se produce esa invisibilidad si se edita con una editorial pequeña y no se es un escritor absolutamente famoso. Las pequeñas editoriales hacen tiradas cortas y no gozan de un buen sistema de distribución de los libros. Nuestro libro será invisible y solo accederá a la librería si lo pide alguien en concreto, y eso con suerte de que llegue si el editor cuenta con distribuidor para la zona específica. Solo los grandes grupos editoriales cuentan con un sistema de promoción gigantesco y con una distribución en todo el territorio; pero —no nos engañemos— tendrán preferencia siempre los grandes nombres consagrados, que no van a gastar demasiado en un pelagatos que nadie conoce, aunque haya escrito Cien años de soledad, por poner un ejemplo.
3. La mala calidad de los libros autoeditados. Es un argumento que tampoco me vale. Si bien es verdad que en la autopublicación se ven bodrios vergonzosos, también se observan en los títulos de las editoriales. Tanto en un caso como en otro se resolvería con una adecuada corrección, que el autor puede hacerla por sí o encargándola a profesionales y el editor no tratando de ahorrar costes al prescindir de los correctores. Por otra parte, hemos de saber elegir, lo mismo que elegimos en una librería para no llevarnos un autor de fritanga si pretendemos uno de alta cocina.
Por lo alegado, a fecha de hoy puedo indicar que me siento muy satisfecha por haberme autopublicado en Amazon. Si acudí a la plataforma como un medio de sacar al exterior algunas de mis obras, ahora tengo muy claro que es para mí una de las opciones más tentadoras, por encima de un copioso número de editoriales de este país, incluidas algunas de gran renombre. Mantener el control sobre la obra publicada no tiene precio.
1. La piratería que sufren los libros digitales. Es un hecho contrastado. En cuanto un libro se vende un poco, llega el pirata de turno, el largo de entendederas, el ladrón sin escrúpulos, a aprovecharse de lo que no es suyo. El género humano suele dar muchos especímenes de esta clase, pues bien sabemos que la honradez y la integridad no son valores que nos guían a todos. A ningún autor nos gustan los piratas, los que se pasan por el forro nuestros derechos; pero es algo contra lo que no podemos actuar de momento, ya que nuestra legislación no nos ampara con la energía que debiera en este enojoso asunto (que vaya alguien a poner una denuncia y se enterará de los obstáculos que ponen). Por desgracia, España es una país de listillos que presumen de bajarse las obras de otros por todo el morro, es decir, gratis. Prefiero no emitir un juicio sobre un pueblo tan poco respetuoso con la obra intelectual; sería demasiado fuerte.
2. La escasa presencia en las librerías de los libros autoeditados. Este argumento en contra no me vale, pues también se produce esa invisibilidad si se edita con una editorial pequeña y no se es un escritor absolutamente famoso. Las pequeñas editoriales hacen tiradas cortas y no gozan de un buen sistema de distribución de los libros. Nuestro libro será invisible y solo accederá a la librería si lo pide alguien en concreto, y eso con suerte de que llegue si el editor cuenta con distribuidor para la zona específica. Solo los grandes grupos editoriales cuentan con un sistema de promoción gigantesco y con una distribución en todo el territorio; pero —no nos engañemos— tendrán preferencia siempre los grandes nombres consagrados, que no van a gastar demasiado en un pelagatos que nadie conoce, aunque haya escrito Cien años de soledad, por poner un ejemplo.
3. La mala calidad de los libros autoeditados. Es un argumento que tampoco me vale. Si bien es verdad que en la autopublicación se ven bodrios vergonzosos, también se observan en los títulos de las editoriales. Tanto en un caso como en otro se resolvería con una adecuada corrección, que el autor puede hacerla por sí o encargándola a profesionales y el editor no tratando de ahorrar costes al prescindir de los correctores. Por otra parte, hemos de saber elegir, lo mismo que elegimos en una librería para no llevarnos un autor de fritanga si pretendemos uno de alta cocina.
Por lo alegado, a fecha de hoy puedo indicar que me siento muy satisfecha por haberme autopublicado en Amazon. Si acudí a la plataforma como un medio de sacar al exterior algunas de mis obras, ahora tengo muy claro que es para mí una de las opciones más tentadoras, por encima de un copioso número de editoriales de este país, incluidas algunas de gran renombre. Mantener el control sobre la obra publicada no tiene precio.
Espero no molestar a nadie con esta entrada, no es mi intención. Solo he sido sincera y he expresado lo que pienso, sobre todo porque estoy harta del fariseísmo de ciertas personas con respecto a la autopublicación en Amazon, que la denigran con un desdén petulante de lo más ácido; aunque muchos de ellos, con sus libros en editoriales, solo hayan vendido un par de docenas emblemáticas de sus libros, y eso con suerte. Amazon es una selva donde es muy fácil perderse como autor, pero también es un trampolín para las obras con unos mínimos de calidad. Como siempre ocurre en literatura, lo que se precisa es humildad, paciencia y perseverancia.
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Nota 1.- Por si a alguien le interesa, la página de Mundo Palabras publica un artículo, un breve apunte sobre la escritura de ficción que está gustando. Aquí dejo el enlace.
Aunque soy de las de papel impreso reconozco que el libro electrónico es un paso más en la promoción de la literatura pues sus precios son muy asequibles, quién sabe si algún día me animaré....
ResponderEliminarTodo lo que expones es muy cierto y real, no creo que nadie pueda molestarse porque está perfectamente argumentado y de manera muy correcta. Me alegra mucho que tu andadura que por lo que he visto no ha sido fácil, vaya viento en popa....
Besos Isabel!!
Hiciste bien en no aceptar ese contrato de una famosa editorial, porque si lo que querían era aprovecharse, que se jodan, y roben en otro sitio. Me alegro por esa decisión y valentía tuya, porque otro con tal de ganarse un nombre, pasa por el aro "olé por ti", porque seguro que aunque tardes un poquito más, esas novelas tienen éxito, y a los usureros y mangantes que los parte un rayo. Y muy cierto lo que dices, ahora con las tecnologías, los escritores lo tenéis más difícil que nunca, pero todo se andará si la vara no se rompe,por tú lo vales.
ResponderEliminarSuerte y besos Isabel.
ResponderEliminarComo citó Oscar Wilde "No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo". Al igual que tú, Isabel hace relativamente poco que decidí descubrir mis escritos. Mi primer libro de poesía, lo edité en julio del 2014, a través de la plataforma literaria Bubok, y la verdad estoy satisfecha. La autoedición aunque a priori pueda parecernos, para escritores con menos calidad, realmente no es así. Yo lo veo, como una oportunidad para dar a conocernos...
Te deseo muchos éxitos, y como bien dices, éxito es una palabra tan amplia, que para mí, tener el libro así editado, ya es un éxito personal, para mi.
Un abrazo y suerte con tus libros.
Es muy interesante toda la información que nos proporcionás, Isabel. No sabía que Amazon ofrece la posibilidad de autoeditarse. Admiro profundamente tus convicciones sobre el acto de escribir y darse a conocer y todo el trabajo que hiciste para lograrlo. Para mí eso es ya un éxito rotundo.
ResponderEliminarY seguramente habrá más. Felicitaciones, guapa y adelante...
Un abrazo grande.
Me hace feliz que te sientas satisfecha, Isabel. Valoro tu tenacidad y te deseo que obtengas las metas que te propongas.
ResponderEliminarBesos.
Sumamente interesante este post, Isabel, que te agradezco profundamente, ya que estoy dando mis primeros pasos en el terreno de darme a conocer como eso que todavía no me animo a llamarme pero que voy asumiendo que soy. Ya ves que esa inseguridad y esa duda es compartida, y creo que procede de la sensatez que hace ver que hay tanta gente que se anima a calzarse el rótulo de escritor sin tener el talento, sin haber trabajado para ganárselo, sin haberse pulido, sólo por haberla pegado comercial o mediáticamente.
ResponderEliminarCon respecto a lo que expones acerca de los monstruos del éxito y las editoriales, me has hecho recordar a una charla que dio mi compatriota Hernán Casciari, radicado en Barcelona hace años ya, y editor de su propia revista, una publicación independiente que ha crecido notablemente y que le ha permitido la publicación de libros propios y de otros autores basándose en reglas inusuales en este medio por lo justas. Te dejo el link a su charla en Ted porque hay un eco de todo lo que aquí expones tan lúcidamente en sus palabras, y creo que vale la pena que lo escuches:
Cómo matar al intermediario
Un beso y adelante con tus propios éxitos!
Fer
Por qué vas a molestar, has contado tu experiencia, cosa que es de agradecer, para quien nada sabe de ese recorrido que con maestría has relatado.
ResponderEliminarEs bueno que coexista todo, también se criticaron las grandes superficies porque se iba a comer al pequeño comercio, pero es inevitable. De hecho no hace mucho leí que cada vez había más pequeñas editoriales.
Yo me alegro mucho de que tengas tantos lectores, eres buena, cualquier texto que escribas, como el del enlace que vengo de leerlo, lo demuestra.
Como bien dices el éxito es personal, lo que cada uno entienda y valore.
Para mi es un techo al que no me apetecería llegar, es mucho más libre ser quien eres y hacer lo que te guste con la libertad de rechazar lo que no te interesa. Bravo, tocaya. Un fuerte abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo, Isabel.
ResponderEliminarA mí me ha ido muy bien con Amazon y tiene muchas ventajas para el autor sobre las editoriales convencionales.
Lo único que nos queda por conseguir es que tanto los propios escritores como el público en general, valoren los libros autoeditados tanto como los publicados por editorial y los primeros dejen de considerarse como de segunda clase.
Es cuestión de tiempo.
Un abrazo.
Como me gusta querida Isabel, el plantón a la famosa editorial defendiendo tu obra de abusos y no vendiéndote a ella.
ResponderEliminarMe gusta tu faceta de escritora que no se deja llevar por la vanagloria del éxito, que como bien dices es una apreciación muy subjetiva.
Respecto a Amazon, pienso que hay que adaptarse a los nuevos tiempos que con la llegada de internet nos lleva a descubrir un mundo inalcanzable de otra manera. Los libros digitales llegan a cualquier rincón del mundo haciendo más rápido su difusión. Personalmente disfruto con ambos.
sabes que te quiero un montón y te leo.
Muchos besos.
Un saludo desde lejos, el poco tiempo libre me hace "abandonar" la blogosfera, pero no por ello no me acuerdo de los blogs amigos, un saludo.
ResponderEliminarTe felicito por el ojo que tuviste al elegir la mejor plataforma: Amazon. Yo como consumidora de libros y otros productos solo puedo decir cosas positivas de la atención, el cuidado y la seriedad que tiene tanto en sus ventas como devoluciones.
ResponderEliminarCreo que la piratería, en parte, se basa en lo abusivo de los precios de los temas culturales en este país por las redes comerciales habituales. A medida que la gente vea que lo puede obtener por un precio muy asequible y que si el producto le sale defectuoso lo puede devolver y le reenvían uno en perfectas condiciones, va a ir adquiriendo el hábito de esta compra.
Un abrazo Isabel
Querida Isabel:
ResponderEliminarMe parece que has hecho lo mejor al publicar directamente con Amazon y obviar, de esta manera, el asqueroso mundo de las grandes editoriales a quienes, en realidad, les trasnocha el afán desaforado de ganar dinero, de aprovecharse de los escritores, de los poetas. No existe el altruismo, no existe el noble gesto de la promoción de los nuevos escritores, no existe eso, existe, para ellos, sólo las leyes del mercado, mezquinas a más no poder, de lucrarse con "la sangre" de quienes usamos el cerebro para fines distintos a la vulgaridad del lucro personal. De otra parte, la tecnología nos ofrece, en el mundo de hoy, la posibilidad de explorar otros caminos que nos acerquen a unos potenciales lectores e ignorar el camino, por ejemplo, del libro electrónico, es quedarse naufragando a la deriva en un mundo que de un día a otro ya es viejo y casi que obsoleto. Me parece que son los lectores los que eligen que tecnología quieren tener. Así que, finalmente, mi querida y admirada Escritora y Poeta, celebro la decisión que tomaste porque, de lo contrario, estarías ahogándote con tus hijos, bellos en letras, metáforas y contenido, en tu vientre de madre-artista.
Te dejo un beso y mi gran admiración.
ResponderEliminarMe pongo de tu lado. Me gusta el movimiento INDIE, aunque tienen sus bemoles. Las casas editoras suelen ser un fastidio.
Casi, casi estoy listo para publicar mi primera ficción histórica en Amazon.
Abrazos redondos!
Muy interesante todo lo que cuentas. Se agradece tu sinceridad, seguro que esta cualidad la has sabido trasladar a tus escritos y de ahí que hayas logrado consolidarte. En mi caso, el libro digital no me atrae de momento. Seré un romántico pero también necesito concentración total para leer y con ordenadores, tablets o teléfonos, me resulta imposible. Me gusta escribir, pero no siento la necesidad de publicar de momento, si acaso difundir algunas cosillas en mi blog. Te invito a que te pases, por cierto. http://www.varadoenlallanura.blogspot.com.es/
ResponderEliminarUn saludo.
Apenas entiendo de esto, aún creo que la literatura es escribir, antes que publicar. Más de 60.000 libros publicados (me refiero a papel solamente) en España en 2013, de los cuales 23.000 de creación literaria. ¿Tiene esto sentido? ¿Escribimos para el aplauso de familiares y amigos? ¿Son fiables los elogios de quienes nos conocen de antemano?
ResponderEliminarBueno, no me hagas mucho caso, ya he dicho que apenas entiendo de esto. Ni de nada, probablemente.
Abrazos, siempre
Una entrada interesantísima, Isabel. Me gustaría aprender de tí, tener tu paciencia, perseverancia y recursos psicológicos para afrontar la autopublicación en Amazón. Me alegro de que para tí esté resultando una experiencia tan satisfactoria. Un abrazo muy fuerte con mi felicitación.
ResponderEliminarGran Sintonís de acordes espumosos.
ResponderEliminarUn Abrazo.
Gracias.
Creíble y por eso se hace interesante.
ResponderEliminarAcabo de llegar por casualidad a tu blog. Ahora no recuerdo ni porqué se abrió esta página, pero creo recordar que fue la curiosidad y mi agradecimiento a una seguidora, y no sé si me llevó a otro blog, donde estoy, porque me llamaron la atención. Creo que me ha encantado equivocarme y he disfrutado de verdades muy claras sobre 'el éxito'.
Yo lo hago a menudo aparte de dibujar o pintar. Disfrutar de las letras y ser creativos es maravilloso. El éxito es algo extraño como ganar una lotería, que nadie nos creemos que eso nos pueda pasar si participamos, sólo que saber que ha sido por nuestro propio esfuerzo y ha valido la pena idear algo y hacerlo bien, es mucho mejor que la lotería. Pero tampoco se escribe para el aplauso o el halago. La vida puede transcurrir sin ego y aprender cada día una lección nueva con la buena gente que nos rodea. Eso es lo importante.
Un cordial saludo.