miércoles, 15 de junio de 2016

TIEMPO DE RELAX

El verano se anticipa con unas temperaturas demasiado elevadas —aunque en esta tierra mía no es nada extraño superar los 35 grados a partir de mayo— e incita a la tranquilidad de costumbres, a los paseos junto al mar, a la lectura y a estar con los amigos en los ratos libres. 
Han pasado los días de la galerada, de la presentación de la cuidada edición impresa de Aroma de vainilla por la editorial Raspabook y de la firma en la 75 Feria del Libro de Madrid. Días movidos donde he tenido grandes satisfacciones personales, provenientes todas de esa señora a la que amo con pasión: la literatura.
Como testimonio, dejo un par de fotos de la Feria del Libro de Madrid. En la solidaria caseta 13, de adEla (Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica), firmamos al tiempo Berta Carmona Fernández, Salvador Robles Miras y yo. Me sentí muy bien acompañada por estos escritores a los que admiro y respeto. Fue una experiencia enriquecedora en todos los aspectos. E, incluso, tuve la suerte de saludar a amigos que se acercaron hasta la caseta, como el escritor Manuel Navarro Seva, el editor Miguel Ángel de Rus o la cantautora Chus León. Una tarde inolvidable.
Por cierto, Manuel Navarro Seva ha hecho en su blog una estupenda reseña de mi libro de relatos El cauce de los días por la que le estoy muy agradecida.

Ahora, intento descansar un poco del trasiego de los últimos meses, donde he escrito como una posesa, he corregido y, en los últimos días, me he dedicado a ese aspecto externo de hacer llegar mi obra a los lectores.
Y qué mejor descanso que la lectura, que templa cuerpo y mente y nutre los cauces interiores.
Como dice Carmen Martínez Marín en su postal 3 de su plaquette Caja de Postales (una lectura deliciosa donde se transmite la gran sensibilidad de su autora): 
«Este horizonte es un horizonte fijo. Es un mar abierto de tranquilas aguas que viene sereno a la orilla, encontrándose con una arena de letras, en las que cada grano se convierte en una pétrea palabra que quedará para siempre en el recuerdo.
En el recuerdo de aquellos que llegarán un día hasta aquí y las puedan hacer suyas. No hay por tanto olores que lo definan, sí muchos sabores y colores en los que poner tantas ilusiones, tantas ganas como ideas guarda la memoria y que cualquier día y a cualquier hora se harán realidad. Recuerdos.»
Gracias, Carmen, por esta belleza.

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