Don Francisco de Quevedo y Villegas
Aún digiero las noticias de la huelga general de ayer, veintinueve de septiembre. En medio de esta pesadez indolente de datos y de cifras, al compás de dislates de Gobierno y Sindicatos, me asiste Don Francisco cual sal de frutas.
Por si les sirve, como a mí, ahí va este soneto del genio conceptista:
SIGNIFICA LA INTERESANTE CORRESPONDENCIA DE LA VIDA HUMANA
El ciego lleva a cuestas al tullido:
dígola maña, y caridad la niego;
pues en ojos los pies le paga al ciego
el cojo, sólo para sí impedido.
El mundo en estos dos está entendido,
si a discurrir en sus astucias llego:
pues yo te asisto a ti por tu talego;
tú, en lo que sé, cobrar de mí has querido.
Si tú me das los pies, te doy los ojos:
todo este mundo es trueco interesado,
y despojos se cambian por despojos.
Ciegos, con todos hablo escarmentado:
pues unos somos ciegos y otros cojos,
ande el pie con el ojo remendado.
Isabel, te has olvidado de los empresarios, de la banca, de los especuladores... Ya sabes: "Poderoso caballero es don dinero" y "Con dados se hacen condados"
ResponderEliminarAdemás, no creo que en esta historia sean todos iguales.
Pero en fin, Quevedo y su ingenio enterrará a unos y otros.
¡Salud!
Isabel después de tanto leer sobre la huelga ,ya estaba muy empachada ,pero el soneto parce que aligera la digestión rápidamente.
ResponderEliminargracias por ademas provocarme una sonrisa como poste.
Un beso
Mariano, incluye a los que quieras, que Quevedo incluye a todos. Bien sé que no todos son iguales, pero ante "poderoso caballero" muchos se asemejan.
ResponderEliminarSalud.
¿A que sí, Anusky? Este soneto ayuda, además de accionar los mecanismos de la risa, que siempre deben engrasarse, aún en las peores circunstancias.
ResponderEliminarUn besazo.
La genialidad de Quevedo queda, a veces, escondida en una cierta decepción por las muchas injusticias de que fue víctima.
ResponderEliminarMaría Jesús, yo creo que tú siempre ves esa genialidad, me consta.
ResponderEliminarTan estoico él, tan injustamente tratado en tantas ocasiones...
Siempre que lo leo, me vuelve a hechizar como el primer día y hoy ha acabado con mi empacho.
Bicos siempre.
Impresionante. Lo que se puede inferir es que, de ninguna manera los tiempos pasados fueron mejores. Un abrazo.
ResponderEliminarCuriyú, está visto que, desde que el hombre es hombre, siempre cae en lo mismo.
ResponderEliminarAbrazos.
Buena sal de frutas has elegido!!
ResponderEliminar"...todo este mundo es trueco interesado,
y despojos se cambian por despojos."
¿Habrá servido la huelga para algo? yo creo que ha habido un empate técnico, 0-0 ;)
Besos
Hola, Mercedes. Como sal de fruta me ha servido este magnífico soneto de Don Francisco.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo: ellos empate técnico y los españoles de a pie estamos donde estábamos y seguimos en las mismas.
Un besazo, poeta.
Quizá ayer no dejamos de ser tullidos ni ciegos, no sólo los sindicatos y el gobierno.
ResponderEliminarMuchos fueron, ayer, esclavos del poderoso caballero. Yo fuí a huelga y manifestación. No pertenezco a ningún partido ni sindicato, pero no quise arrepentirme, cuando llegue el momento, de no haber hecho algo.
Un abrazo.
Quevedo era rebelde y digno frente al poder.
Es que ya Quevedo tenía que lidiar con políticos y reyes ineptos y tampoco había sindicatos que lo protegieran.¿Ha cambiado algo?.Pues no.
ResponderEliminarSe me olvidaba:un beso para los convalecientes.Muaccccccccc.
ResponderEliminarUn cerebro lúcido sombreado por el humor y oscurecido por una época que le quedaba muy pequeña.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Isabel
Buenas noches Isabel, aunque soy tu seguidora desde hace tiempo, vengo del blog de Mari Carmen a saludarte, pues te ha regalado hoy su entrada, me alegro mucho, te lo mereces.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte amiga, desde mi librillo.
Los sonetos de Quevedo tan certeros y tan actuales.
ResponderEliminarBicos
Claro que sí, Isabel.
ResponderEliminarSucede que seguimos digeriendo todo, sin saberr (pese a los síntomas).
Kisses!
Qué agudeza la de este genio, y que valentía e inteligencia derrochaba para denunciar las miserias humanas. Leyéndolo me he dado cuenta, otra vez, de que pasan los siglos y seguimos igual: unos ciegos y otros cojos, y todos nos acercamos al que nos ofrece lo que no tenemos.
ResponderEliminarDe la huelga, ni palabra, tengo un hartazgo...
Un abrazo.
Mateo, apoyé esta huelga desde un principio, aun a pesar de que no me gustaron las antelaciones en su convocatoria: tres meses, como si de boda o comunión se tratara. Cuando se está indignado, no se aguanta tanto tiempo.
ResponderEliminarQuise que sirviera para algo y, ahora, me sacudo las tontas ilusiones. País éste nuestro...
Menos mal que nos queda Quevedo, ¿no te parece?
Un abrazo.
Ainvara, me río con tu comentario. "No había sindicatos. ¿Ha cambiado algo?. Pues no". Y tienes toda la razón, que los sindicatos viven del Gobierno y los que pían y dan la caea... Me callo, que no me gusta hablar de política, aunque, como ciudadana, estoy sin ilusión ninguna. Tendremos que idear algo los de a pie.
ResponderEliminarGracias por tus buenos deseos. Los convalecientes evolucionan favorablemente. Nos ha llegado el beso.
Otro grande para ti.
Virgi querida, era un hombre muy culto y muy resignado Don Francisco. Bebió de las fuentes estoicas.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo: su época se le quedaba muy pequeña.
Un besazo.
Rosario, qué alegría verte de nuevo en este cobijo. Ya habrás observado que me ha emocionado la común amiga Cabopá. No sé si has visto la rosica que le he regalado en agradecimiento: está en la columna lateral; un detalle, porque me faltaban las palabras.
ResponderEliminarTengo que pasarme por tu librillo.
Un beso.
Es impresionante lo actualísimos que son, ¿verdad, Dilaida?
ResponderEliminarBicos.
Ana, lo prometido es deuda. Mencioné a Quevedo en tu última entrada, me animaste con él y aquí está.
ResponderEliminarSigamos con la digestión y ojalá los síntomas de cambio se transformen en hermosas plantas que acaben con la maleza.
Besos y más besos.
Mercedes, entiendo tu hartazgo, como el de tantos españoles, que aburriditos y desesperanzados estamos.
ResponderEliminarMenos mal que el genio pervive siempre para denunciar lo que nos deshonra. Un lujo el señor Quevedo.
Besazos.
Bien escogido este poema satírico.
ResponderEliminarGrande Quevedo.
Un beso.
Grande, grande, grande Quevedo y como dicen por el palabrario "que bien traído". La entrada me ha recordado otros versos, los que él le dedicó a Góngora cuando le quitó la casa y luego, además, fue contando que se había arruinado porque la casa olía fatal y:
ResponderEliminar"Para perfumarla y desengongorarla d
de vapores tan crassos
quemé como pastillas garcilasos
pues era con tu vaho el aposento
sombra del sol y tósigo del viento"
Les vendrían fenomenal también a todos estos bueyes que tenemos para arar...bueno, que nos tienen para que les aremos lo suyo.
Me encantó la entrada, Isabel. Muchas Gracias. Un beso
Que acertada estás siempre Isabel, y que grande Quevedo, genio que podía adaptar sus poemas a cualquier época...
ResponderEliminarbesos
Mi querida Dama Isabel, ante este desconcierto y descontento entre el pueblo llano que se atrevieron a ocupar el espacio público, vino a demostrar que los plebeyos son tullidos y ciegos a ojos de los caballeros políticos.
ResponderEliminarCiertos poemas no envejecen, y pueden salir a nuestro encuentro para cantarnos con versos la realidad de todos los tiempos.
Un abrazo dulce dama :)
Cuanta sabiduria tiene este insigne señor...y cuán acertados están sus poemas en cualquier epóca.
ResponderEliminarHas estado brillante Isabel...
No es que Aquevedo se adelante a su tiempo, es que las cosas no han cambiado mucho desde entonces.
ResponderEliminarPues que decir mi querida Isabel... sólo se me viene a la cabeza el refrán de "Ande yo caliente y ríase la gente". Con huelga y sin ella seguimos igual. Desde luego que los versos de Quevedo vienen como anillo al dedo. Hacía tiempo que no leía algo de él. Y mira por donde nos los has traído en un momento en que, tal vez, nos valga para poner la mente en otro lado. En la creatividad por ejemplo. Gracias y te envío un fuerte abrazo.
ResponderEliminar¿Que es lo que pasó el 29 S? Yo estuve trabajando y no me enteré de nada. ¡Ah sí! ¿Fue aquello de la Pantoja?
ResponderEliminarBueno, pues referente al soneto del madrileño don Francisco (el la Orden de Santiago) ¿que quieres que te diga? Pues que formó un terceto con el Monstruo y con el Manco que se lo pasaron pipa y sus coetáneos mucho mejor.
A mi de pequeño me acomplejó un poco don Paco pues con aquel soneto de:
"Erase un hombre a una nariz pegado
erase una nariz superlativa
Una nariz sayón y esquiva..."
andaba yo por entonces en la creencia, real, de que lo decía por mí que gastaba una buena napia.
Un abrazo y cuidate
Y nosotros desde aquí, prefieriendo informarnos por ustedes que por las cadenas internacionales.
ResponderEliminarQue todo se tranquilice, queridos amigos.
Un abrazo desde la Argentina.
Desde luego que has sido aguda al sacar este soneto de Quevedo, pues viene al pelo en estos tiempos que vivimos, la pena es que ya no hay ningun <Quevedo que cantara las cuarenta en bastos.
ResponderEliminarRespecto de la huelga le voy a comentar algo. Yo que hasta hace poco fuí liberado sindical, quede hasta el gorro de los afiliados, que cuando había que dar la cara, te dejaban mas tirao que una colilla. Este es el pais que tenemos. Un abrazo.
¡¡Menuda digestión te has marcado!!
ResponderEliminar¿Qué tal con una copita de orujo..? Es lo mejor para las malas digestiones...
Besicos.
Isabel....
ResponderEliminarOrigial forma de expresar el verdadero trasiego entre politico y oposicion, sindicato y trabajador...
¡¡ufff!! que cansino
incluido el tullido a cuestas...
A veces pienso, Isabel, que Quevedo fue un visionario y escribió para la eternidad, pero en el fondo creo que lo que es eterno es la condición humana...
ResponderEliminarAyer, hoy y mañana, el ser humano sigue en sus trece, pactos y arreglos, chalaneos y tráfico... tú me das, yo te doy... Tú seguirás siendo ciego y yo no saldré de cojo, pues nos hemso acomodado...
Un abrazo y espero que todo vaya bien...
que entega veo en tus palabras!°
ResponderEliminarSaludos!°
Solo me lleva a pensar que en el fondo...fondo, no hems cambiado nada...y si no dime ¿no son completamente vigentes estos versos?
ResponderEliminarabrazos
Maravilloso, amiga Isabel.
ResponderEliminarLo cual demuestra lo poco que cambia el ser humano a lo largo del tiempo...
Y si: Quevedo es un balsamo. Para el alma.
Besos....!
Je, je. Buen soneto para momentos algo delicados. Así es, o ciegos o cojos. Yo me conformo con que consigamos ser tuertos.
ResponderEliminarUn beso.
Thornton, grande siempre Don Francisco, coincidimos.
ResponderEliminarY sí, de sus poemas satíricos y burlescos.
Besos, Presi.
Almalaire, cómo me he reído con los versos del genio que transcribes... Ya sabes los famosas que eran sus trifulcas: "Untaréte los versos con tocino, para que no me los leas, Gongorilla...". Pero qué manía le tenía a Don Luis.
ResponderEliminarOjalá los ciegos y los cojos actuales que dicen regirnos se aplicaran los versos de la entrada, que nosotros ya los hemos pilado, jajaja.
Besicos.
Suso, la fecundidad poética de Quevedo fue espectacular. Casi tiene una poesía para cada situación de la vida. ¡Qué hombre! ¡Qué genio el suyo!
ResponderEliminarBesos.
Encarni, así es, cuántos versos antiguos valen hoy para este "desconcierto y descontento" (qué bien los has calificado.
ResponderEliminarY como entre damas anda el juego, reciba, estimada dama Encarni un beso en la mano.
Maripaz, si no fuera por los clásicos... Ellos nos enseñan a escribir y a mirar con la lente adecuada.
ResponderEliminarUn besazo.
Tocaya Isabel, absolutamente de acuerdo: desde que el mundo es mundo, así estamos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay, Tanci, que los huesos de Quevedo se remueven con el refrán de Góngora que has traído. Si levantara la cabeza Don Francisco... Ah, qué dúo, siempre unidos en la enemistad en la historia de la literatura...
ResponderEliminarCon la que nos cae -como indicas-, es más consolador zambullirse en la creatividad, qué duda cabe y, a ser posible y desde ella, denunciar la fea realidad que nos azota y nos descorazona.
Un beso.
Man, me has hecho carcajearme. No veas cómo te lo agradezco. Tu comentario, lleno de sentido del humor, no tiene desperdicio.
ResponderEliminar¿Sabes? A mi hermano (siete años mayor que yo), tremedísimo lector de Quevedo, le dio durante mi infancia por ir recitando la poesía nariguda y yo, sin entender demasiado lo que decía por mis cortos años, me quedaba maravillada de que se pudieran decir tales cosas de una nariz.
Y anda que cuando la coge con los calvos, ni te cuento. Al mío, de vez en cuando le leo un soneto sobre calvorotas del insigne Don Francisco.
Ah, y doy fe que no tienes una "nariz sayón y escriba". A mí no me llamó la atención tu nariz, así que eres un exagerado.
Un besazo, amigo.
Eme, si tenemos el país tranquilo, demasiado tranquilo para la que nos está cayendo. Con todos los recortes sociales de un gobierno que se autotilda de izquierdas, que es regresivo y, sobre todo, inepto, no me explico cómo aguantamos tanto. Huelga para nada, para más de lo mismo, para ver al gobierno darse palmaditas con los sindicatos mientras los de a pie cada día están más empobrecidos, cuando no parados y sin blanca. Tremenda nuestra regresión, querida Eme, tremenda.
ResponderEliminarUn beso que vuele hasta Argentina.
Curro, ni aunque Quevedo resucitara se darían por aludidos los capitostes, que se pasan por el forro la opinión de la inmensa mayoría. Anda que no he leído razones de peso de intelectuales y gentes afines..., pero como si lloviera y no fuera con ellos. Malo, muy malo es que los gobernantes no escuchen a su pueblo, aunque en el pecado llevan la penitencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues, mira, Cabopá, aunque no soy de licores fuertes (me chispan corriendo), no estaría mal esa copita de orujo, y si es de café, mejor que mejor. Por la hora temprana, no la tomo, pero apunto la sugerencia para después del telediario y ¿quién sabe?
ResponderEliminarBesicos, guapa.
Anna, mientras la literatura nos dé respuestas, para qué amargarnos con palabras de políticos.
ResponderEliminarUn besazo.
Cuánta razón llevas, querido Antonio, en eso de que la condición humana no cambia y, para colmo, el nuestro siempre ha sido un país de pillos. Hay que ver los que tenemos hoy cebados en las altas instancias.
ResponderEliminarPoco a poco, todo va volviendo a su lugar en el aspecto personal. Gracias por tu interés y deseo que tú también te recuperes pronto.
Un abrazo.
Tinta Negra, si estuvieras en España, entenderías. Espero que en Perú os vayan mejor las cosas.
ResponderEliminarUn beso.
Adelfa, ya ves, absolutamente vigentes, y los escribió Quevedo en el siglo XVII. Porca miseria...
ResponderEliminarUn beso.
Sirve. ¡Y tanto que sirve!
ResponderEliminarGrandiosos Quevedo y tú.
Un abrazo.
Estimado amigo Cornelivs, tú que gustas de los clásicos, no me extraña que Quevedo te sirva como bálsamo. A mí, también.
ResponderEliminarComo bien sabes por tu amplio elenco de lecturas de la Roma clásica, son muchos los textos aplicables hoy día, y es que el ser humano avanza en progreso, pero su textura íntima parece que se resistiera, como si las pasiones siempre tuvieran que enredarlo, y la pasión de poder es una de las más fuertes y absorbentes.
Un beso.
José Antonio, riamos por no llorar y porque la risa siempre es más revolucionaria que el llanto, mejor motor para los cambios.
ResponderEliminarEso digo, si al menos fuéramos tuertos, jajaja.
Un beso grande.
Jose querido, me alegro que te sirva este soneto, no como pañuelo para las lágrimas, sino como trampolín para las risas.
ResponderEliminarGracias, exagerado, y un besazo kilométrico.
El- me refiero a Quevedo- no era ni cojo, ni ciego; creo que hay mucha gente lúcida y coherente que no necesita ver por los ojos de los demás ni ser llevado a lomos de nadie, personas que-como el escritor-actúan con autonomía e inteligencia.
ResponderEliminarTu nos invitas a reflexionar a través de su soneto y a sonreír con sus palabras.
Besos
Isabel, es mejor recurrir a los clásicos en éstos casos. Ya sabemos que un clásico lo es porque no deja nunca de ser contemporáneo.Siempre llego a tu rincón para no usar tranquimazines por kilos.
ResponderEliminarLa ideología es una falacia desde los años 80 en los que los socialista abrazaron las leyes del mercado. No olvides que Dominique Strauss-Kann director del FMI es socialista.
Y sí te diré que nos envían mensajes que compramos con dinero para pagarles a los que más tienen.
Nos dicen "los mercados" y esos que distinguen entre"valor de mercado" y valor de uso" son los que mantienen y pagan a los políticos.
Hay una especie de socialismo que mantiene al capitalismo. Eso es vender ideología la de la "no se puede hacer otra cosa".Todo es capital, todo es derecha.
Absolutismos capitalistas, no ilustrados...besos Isabel.
Ciao bella!
ResponderEliminarEntre la huelga de España, el sitio de Ecuador y los secuestros seguidos de muerte aquí ya estoy podrida de mirar noticias.
Me tengo que dedicar a crear, que eso me reconforta. Hoy me voy al Museo Sívori. Entre arte se está tanto mejor..
Bacione
Laura, muchos existen autónomos entre los que somos normales; no tantos en las altas esferas, que favor con favor se paga y hoy por ti y mañana por mí. Las ideas se arrodillan ante estas viles dependencias.
ResponderEliminarUn beso y me alegro de haberte hecho sonreír.
Marcela, si Quevedo y yo te hemos quitado unos kilos de tranquilizantes, bien parida esta entrada y su misión cumple.
ResponderEliminarMe gusta, me gusta mucho tu argumentación en esta época de crisis de las ideologías, porque bien cierto es que el mercado es el que manda, el mercado compra y fija las consignas, el mercado... Uf, qué asco. Como bien dices, capitalismo puro y duro y, por supuesto, no ilustrado, incluso uso del "ordeno y mando".
Protejámonos como mejor podamos de estos tiempos de barbarie, Marcela.
Besos y más besos.
Quevedo supo reflejar en este soneto, que, unos a otros, nos necesitamos.
ResponderEliminarSeamos realistas, "Poderoso Caballero don Dinero".
Un abrazo
Nina, tú si que sabes y optas por lo conveniente. Si mañana me dejan mis puntos rebeldes, me pienso largar de librerías, cañas, tapas y solecito, que estoy que me subo por las paredes.
ResponderEliminarBesazos, querida amiga.
Kety, por desgracia esa es la realidad de la vida.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Don Francisco es un compañero de viaje inmejorable..sus palabras siguen vigentes a día de hoy.
ResponderEliminarGracias Isabel por tus bellas palbras en mi blogg, sólo son un reflejo de tu generosidad, muy agradecido, pasa buena noche, gracias, besos.
Magnífica decisión la tuya, querida Isabel, de traernos a Quevedo para más fácil digerir todo lo relativo a la huelga. ¿Habrá vida fuera de la ya famosísima "reforma laboral".
ResponderEliminarComo siempre, un placer venir por aquí
Besos y buen fin de semana
Genial, Isabel. Muy bien traído ese soneto en este momento en el que ciego y cojo se necesitan mutuamente y, sin embargo, se desprecian. Debería de terciar Góngora y decir aquello de "ande yo caliente...", porque ni los unos ni los otros han de darnos solución a nuestra cuitas.
ResponderEliminar¡Pero qué vedo!
ResponderEliminar¡Un soneto de Quevedo!
Sí! Por acá también lo necesitamos!!!!
¿Me lo puedo llevar a casa?
Por que ¿en qué parte del mundo no hay indigestión?
Gracias, Isabel, por la reflexión y la sonrisa.
Besos espejianos.
Don Vito, Don Francisco, como Don Antonio, son buenos compañeros de viaje, inmejorables.
ResponderEliminarUn beso.
Carmen, no sé si habrá vida. De lo que sí estoy segura es que, de haberla, será gris y regresiva, humillante en suma. Y será dispensada por un gobierno que se considera de izquierdas, ¡qué disparate!
ResponderEliminarQue tengas tú también un buen fin de semana.
Un beso.
Rodeados de ciegos y cojos estamos, Arobos. Creo que ni Góngora pondrá fin a tantos disparates.
ResponderEliminarTiempos, amigo.
Un abrazo.
Alenka querida, por supuesto que te puedes llevar el soneto para tu casita espejiana. Como apuntas, en todos lo lugares se nos hacen indigestos ciertos tipos y es un buen remedio este soneto contra el mal humor y la pesadez de estómago.
ResponderEliminarBesazos mil.
Siento ser la voz disidente. No soporto a don Francisco cuando se pone chungo. Sólo encuentro su alma en el amor y en la inteligencia filosófica. Y además, que dio escuela a gente muy mezquina.
ResponderEliminarYo, en la huelga, y en la manifestación, y pensando que no tiene una gran utilidad ni resultado, pero que no podemos quedarnos en la torre de... ¿de marfil?... de lo que sea, esperando que nos machaquen desde el FMI y demás gentuza. No, mi pesimismo no me permite ser pesimista.
Siempre nos quedará Quevedo.
ResponderEliminar(Me hiciste gracia al 'usarlo' como sal de frutas)
Saludos
El tandem empresario-trabajador quizá deba desprenderse en sus análisis de una excesiva retórica. Tanto de uno y otro lado existe una gran gradación y colorido. Además hemos comprobado que actores alejados del fragor de la batalla tienen, no solo una influencia importante, sino que en buena medida gestionan y provocan conflictos en su beneficio. Pero ¿qué hacer cuando, tras la globalización, estos monstruos devoradores de dignidad quedan fuera del alcance de las urnas y manifestaciones?
ResponderEliminarEs cierto que tras la crisis, muchas personas han quedado sin trabajo. También es cierto que una buena parte del tejido empresarial de pequeños y medianos empresarios han visto arruinarse sus empresas y medios de vida.
El capitalismo se ha refundado en la globalización, puede que necesitemos también una globalización de nuestras aspiraciones y de nuestra solidaridad.
prefiero, como no, al señor Paco, antes que las noticias de huelgas y politicos
ResponderEliminarun saludo tocandome el sombrero con dos dedos y sujetando la espada con la otra mano
Isabel, Isabel, qué sorpresa la rosa de la amistad. Qué sorpresa inesperada. Te mando un enorme abrazo porque mi mail de urgencia del otro día sé que hizo su efecto: adelante siempre porque en un año y medio lloverá calmo y bien.
ResponderEliminarQuevedo me gusta mucho, ¿a quién no? Era malo como un dolor de muelas, indecente a veces, rabioso y violento, ordinario, rencoroso. Pero caray, qué poeta inmenso. Como persona me hubiera caído muy mal. O no. Porque siempre pienso que el verdadero Quevedo, el genuino, el temeroso, el frágil, se escondía en versos arrebatados que disfrazaba de insolencia para poder pasar por este mundo tan agresivo. Mi gran duda es si acabó creyéndose su papel.
Un abrazo.
Gracias por llegar a convivencia, será una jornada muy especial que entre todos haremos que se llame Convivencia.
ResponderEliminarUn abrazo agradecido.
Hola Isabel,breve visita para agradecerte tu amabilidad en tus coemntarios, pasa buen sábado, gracias, besos.
ResponderEliminarQué bien traído Quevedo a este momento, Isabel. ¿Sabes que estos días yo también pensaba en él? En su ironía, en su metafísica, en su aguante.
ResponderEliminarUn beso
Tienes todo el derecho a ser disidente, Clares. Es más, me encanta la disidencia dialogante, como ésta tuya. Entiendo que no te guste el Quevedo burlesco y satírico; a mí, me divierte mucho y me pone de buen humor siempre. Reconozco contigo que su alma estoica y culta da sus frutos más hermosos en otros pastos, pero era hombre inquieto que por todos corría y se alimentaba. Otra cosa bien distinta es la cultivación de lo soez al amparo de la genialidad del sufriente Don Francisco; eso lo saben hacer muy pocos con esmero.
ResponderEliminarMe apunto a tu frase: "Mi pesimismo no me permite ser pesimista" y estoy contigo, de hecho la prueba es esta entrada de corte actual, poco habitual en este cobijo, porque también detesto encerrarme en una torre de marfil, y más aún con la que está cayendo.
Besos pacificadores.
Luna Negra, es que si no bromeo, no me luce, sobre todo cuando ando preocupada.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.
Quevedo... ¿Será que nada cambia? Sería terrible.
ResponderEliminarBesos
Camino, qué magnífico comentario, cómo desbrozas, amigo.
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo. En el siglo XXI, ya no se puede hablar de proletarios y empresarios como se hacía en el siglo XIX. La realidad es más compleja y menos enfrentada en los distintos estratos sociales. Poco difieren en nuestros días los trabajadores de pequeños empresarios, autónomos que quedan al albur, como los trabajadores, de vaivenes económicos ajenos a ellos.
Es cierto que hoy se marcha al ritmo de la globalización del planeta y las políticas nacionales de los países desarrollados vienen prescritas desde arriba. Es cierto que impera el capitalismo puro y duro, caiga quien caiga.
Pero me uno a tu excelente y esperanzadora respuesta: "puede que necesitemos también una globalización de nuestras aspiraciones y de nuestra solidaridad", mas no sólo en el "puede que necesitemos"; la extiendo a "necesitamos también una globalización de nuestras aspiraciones y de nuestra solidaridad".
Qué cabecica tienes, alma mía. Me dejas admirada.
Un besazo.
Alfonso, el señor Paco te ha vestido de época y en él te refugias, como yo, y saludas. Bien servidos vamos, amigo.
ResponderEliminarUn beso.
Estoy contigo, Ramón, con muy malas pulgas en ocasiones, pero qué poeta insigne. Yo creo que, en su alma, era un ser indefenso y frágil, muy sensible, muy estoico él, de una gran inteligencia que sentía humillada.
ResponderEliminarEn todo caso, de haberlo conocido, bien hubiera procurado caerle en gracia, porque ¡ojo ser diana de su mordacidad!
Anda, anda, que la rosa es más que merecida, y puedes llevártela si quieres, que este cobijo es libre y tú también. Ya sabes que, de vez en cuando, me entran ventoleras de este tipo.
Y acabo con besos y cantando aquéllo de "Tiene que llover, tiene que llover, tiene que llover, tiene que llover a cántaros".
Senovilla, agradecida te estoy yo a ti y a Ángel.
ResponderEliminarEfectivamente, creo que va a resultar una jornada mágica.
Ya he colocado los avisos al principio del blog, para difundir esta idea estupenda y libre.
Un fuerte abrazo y enhorabuena por la iniciativa.
Don Vito, gracias por tu presencia y espero que tengas un buen fin de semana.
ResponderEliminarBesos machadianos.
Ataúlfa, que nos inspire ese aguante de Quevedo, esa dignidad que quisieron humillar y no consiguieron nunca. Pudieron encarcelarlo, injuriarlo, pero jamás le vencieron en el pensamiento.
ResponderEliminarAbrazos grandes, grandes, gigantes.
Athena, desde que el hombre pisa la faz de la tierra, las pasiones son las mismas. Vayámonos a los clásicos griegos, sobre todo al teatro griego, a los clásicos romanos, sigamos el recorrido hacia delante... y comprenderemos.
ResponderEliminarComo decía Tomás Hobbes: "El hombre es un lobo para el hombre".
Un beso.
Van llegando muchos a Convivencia, los que dejan el comentario será a los que pueda seguir y comentarles los artículos que publiquen, habrá muchos más que participan y no dejaron el comentario, el blog de Ángel se llegarán a 400, pero no voy a poder seguirlos ni dejarles un comentario, sería un CAOS para mi.
ResponderEliminarGracias por ese boca a boca para con tus lectores, es lo mejor que puede recibir esta iniciativa, un honor recibir a los que se animen para que Convivencia sea realmente especial.
Un abrazo.
Y más que llegaran, Senovilla. Si el año pasado alcanzásteis los casi 160, hazte a la idea de que este año os metéis en los 400-500, ya verás. Me alegro de veras y entiendo tu agobio. Es imposible que tú y Ángel, los dos solicos, lleguéis a tantos. En lo que pueda, os ayudaré.
ResponderEliminarUn beso y ánimos, valiente.
El casino siempre gana, en política, todos ganan.
ResponderEliminarLos cansinos políticos (sindicatos incluidos) nos han mareado con la perdiz de la huelga. Algunos, leyeron a don Francisco Gómez de Quevedo, otros, cuatrocientos años después, ni lo leyeron ni leerán al noble madrileño de nuestro siglo de oro, pero bien saben lo que se valora el oro o el euro.
(No hay problema en que borres el romance o poema de don Quevedo por su extensión y sabido)
Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Tan lejos tu mundo y el mío y sin embargo se tocan nuestras vidas en una pantalla. Me ha emocionado tu blog, maravilloso, sinceramente, no estoy queriendo adularte: Te encontré en lo de Cornelivs, un gran puente. Un abrazo
ResponderEliminarHay que gritar en favor de los más desfavorecidos. Hacer ver que no nos dormimos, que tenemos ojos para ver toda injustícia almacenada en los altos cargos...
ResponderEliminarEl día de la huelga no la hicimos porqué somos pensionistas, pero no fuimos a comprar nada por solidaridad con los trabajadores explotados.
Entre todos debemos hacer un cambio posible, pero tanto abajo como arriba, no solamente unos muchos...
German, cuánta razón llevas: como en los casinos, los políticos siempre salen ganando.
ResponderEliminarY nada de borrar el magnífico poema. Complementa de maravilla el soneto y el motivo de esta entrada.
Un abrazo.
Pamela, te quedo muy agradecida por tu comentario. Eleva la moral, te lo aseguro.
ResponderEliminarOtros abrazo grande para ti.
Olga i Carles, absolutamente de acuerdo: ni estamos dormidos ni estamos ciegos.
ResponderEliminarCreo, con vosotros, que es hora de que sepan que estamos hartos de que siempre paguen las patochadas del capitalismo los mismos, los más desfavorecidos y no quienes las liaron.
Besos.
Que grande Quevedo, me quedo con la ironia con la que hablaba de la vida. Almenos que se vea que somos conscientes de lo que esta pasando que no estamos dormidos. Un abrazo
ResponderEliminarLembranza, eso es lo bueno, que no estamos dormidos, que no somos tontos y somos conscientes de la realidad.
ResponderEliminarUn beso.
hi, new to the site, thanks.
ResponderEliminar