«La confianza no puede forzarse», dice Irène Némirovsky en su libro El maestro de almas, muy recomendable, por cierto. Acabo de concluir la novela y se me ha quedado ese sabor especial, inconfundible, que dejan las buenas lecturas. He subrayado bastante a lo largo de sus páginas, porque la sabiduría y el saber hacer de esta escritora son innegables; la primera, quizá, fruto del sufrimiento. Unas cuantas muestras de su estilo inconfundible, profundo, de gran hondura psicológica:
«(...) los negros ojos traslucían tristeza; habían derramado lágrimas, velado, contemplado la muerte en rostros amados, aguardado con esperanza, mirado con valentía (...).»
«Habían bebido en la misma fuente, compartido un pan amargo.»
«¿Por qué para otros la vida tenía un sabor sutil y delicioso? En él era un alimento crudo y grosero que había que buscar con esfuerzo, que arrancar con empeño. A dentelladas, cuando no había más remedio. ¿Por qué?»
«La felicidad lo volvía virtuoso.»
«La vida no lo había preparado para rebelarse, sino para la obstinación, para la paciencia, para el esfuerzo, constantemente defraudado y vuelto a renovar, para la aparente resignación, que aumenta y concentra las fuerzas del alma.»
«Cuando nada hace mella en el adversario, cuando nada lo inmuta, sólo queda eso: ¡vencerle con la esperanza!»
«(...) quienes siempre han vivido al día no conocen la previsión, virtud de los ricos, virtud de los afortunados.»
«(...) lo único que lo sostenía era el prestigio y el prestigio se compraba con un chorro continuo de dinero.»
«Bajo la lluvia, la región era tan triste como una mujer maquillada llorando.»
Unas cuantas frases al azar que apenas si abarcan la magnitud de esta novela. No es larga, pero sí es densa. Publicada inicialmente por entregas y dosificada en capítulos cortos que piden la continuación inmediata, Irène Némirovsky desarrolla una serie de cuestiones que podrían considerarse de rabiosa actualidad, como lo es la de la inmigración y la convivencia en un país de los nacionales con los distintos, con los que son extranjeros, o la primacía absoluta del dinero para ser considerado digno en determinados ambientes.
Pero no seguiré dando pistas sobre esta novela, pues no es mi intención hacer aquí una reseña de la misma en condiciones, aunque ya me haya extendido más de lo que preveía al respecto. Me centraré en esa frase inicial que he transcrito: «La confianza no puede forzarse», una frase rotunda y escueta a la que mi recuerdo se agarra al hilo de una serie de reflexiones. Porque: ¿quién no ha intentado forzar alguna vez la confianza que una vez hubo y ya no hay? Los humanos vamos y venimos de las vidas ajenas, aparecemos y desaparecemos sin que en principio los otros entiendan las causas de estos comportamientos: en ocasiones, contradictorios; en ocasiones, paradójicos; en ocasiones, absurdos.
Aunque no lo comprendamos de principio y las más de las veces nos duela, cada uno tiene su papel en nuestro particular teatro. Eso sí, reconozco que los que se quedan en nuestra vida sin ser movidos por el capricho, firmes en sus afectos como árboles vetustos, son los que personalmente más me gustan. Pero no suele ser la norma. Ya se sabe que existen personas variables, muy variables y poco consistentes. De ahí que los aprecios, al margen del respeto debido a todo ser humano, tampoco puedan forzarse.
No he leído esta novela ni ninguna otra de la autora. Parece una obra fruto de una experiencia vital difícil y profunda. Me la anoto para leer.
ResponderEliminarUn abrazo, Isabel.
Gracias por presentárnosla. Para mí sólo era un nombre hasta el momento.
Mientras yo sigo leyendo mi Linaje oscuro, aprovechando que estoy de vacaciones y fuera de mi casa.
ResponderEliminarEsa obra que acabas de leer, promete.
Y la vida tan solo me regala veinticuatro horas cada día, pero me anoto el título y la autora.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarintrospectivo análisis ISA, cada cual puede verse en ello, la confianza, tener fe en algo o alguien y arriesgar (se) es lo que queda...
ResponderEliminarabrazos
No conocía a esta escritora, y por lo que dices vale mucho la pena, yo me he apuntado alguna de las frases que has destacado, pero hay una que me ha impactado más que ninguna: "La felicidad lo volvía virtuoso".
ResponderEliminarTrataré de leer EL MAESTRO DE ALMAS.
Y que no se me olvide: me ha gustado mucho tu reflexión sobre la confianza.
Un abrazo muy grande Isabel.
Y sí que te llegó esta obra querida Escritora. Se ganó tu confianza ja ja ja. Ciertamente lo que se valora y es verdadero es lo que no se fuerza o no se obliga y brota como natural. Por tus subrayados se deduce que esta obra tiene una gran riqueza en su sabiduría.
ResponderEliminarTransmites con claridad el gozo y gusto que te produjo esta novela.
Besos querida Isabel!!!
Muy acertada reflexión, isabel. No puede forzarse nada, ni la confianza, ni los afectos... Pero eso nos lo enseña la vida. Cuando tenemos unos cuantos años a nuestras espaldas, sabemos mantenernos un poco más a la espera, recibiendo lo que nos dan o nos regalan y no pidiendo cuentas de lo que se nos niega. Has elegido una escritora magnífica. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarLa recomendación de esta escritora es para tener en cuenta.
ResponderEliminarAlguien dijo que "la confianza es la tranquilidad con que la mariposa se posa encima de un cocodrilo" y eso Isabel, cuando se traiciona es irreversible. ¿para qué forzarla? si lo bueno que tiene es que solo se pierde una vez. ¡anda y que le den a los que la traicionan!
Espero y deseo, a pesar de que tú sabes que voy y vengo, siempre quedarme y que te quedes.
Besos siempre, Isabel.
El título ya me gusta!
ResponderEliminarTodas las personas que pasaron y pasarán por nuestra vida, a mi criterio son maestros, algo nos han enseñado, Claro que no todos los maestros utilizan métodos ortodoxos, en ocasiones traicionan nuestra ilusión, y nuestra confianza. Y así vamos aprendiendo en la escuela de la vida.
Nada se puede forzar, ni la confianza, ni el amor, ni la amistad.
No obstante soy optimista, como dice la reseña que nos dejaste...
«Cuando nada hace mella en el adversario, cuando nada lo inmuta, sólo queda eso: ¡vencerle con la esperanza!»
Abrazos querida Isabel requetechilláos!
"Cuánto tiempo hace ya / que vi por última vez / ponerse el sol sobre Petrin / Hace ya un año casi que estoy en este agujero / con apenas un par de calles en lugar de tus avenidas. / Como un animal salvaje encerrado en una jaula ".
Este poema lo escribió en 1942, desde el campo de internamiento de Terezin, en la antigua Checoslovaquia, el joven que revivió con la catástrofe del Columbia. Petr Ginz murió al año siguiente en las cámaras de gas de Auschwitz. Sus diarios salieron a la luz en 2003.
Por supuesto no se puede forzar ni la confianza y ni mucho menos la amistad, se nota enseguida.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte amiga.
Adquirir la sabiduría del respeto como el que demuestras a esta escritora, no se fuerza, se trabaja, se adquiere y se pone en práctica.
ResponderEliminarLa constancia, lealtad y HUMILDAD..son buenos cimientos para alcanzar el reconocimiento y esfuerzo.
Besos muchos ♥♥♥
No he leído nada de esta escritora, pero las frases que has seleccionado son muy interesantes.
ResponderEliminarLos sentimientos no pueden forzarse.
Veo que tengo muchas entradas atrasadas por leer. Volveré
Amiga Isabel,un fuerte abrazo
No conozco a esta autora, pero con lo que adelantaste es para tener en cuenta.
ResponderEliminarQuedé muy enganchada con tus reflexiones finales, sobre esas personas "firmes en sus afectos como árboles vetustos"... y concuerdo con vos en que escasean.
Un abrazo.
Debíamos tener la lucidez y serenidad para saber que siempre ocurre lo que tiene que ocurrir y que cualquier otra cosa es forzar la senda que hemos de recorrer.
ResponderEliminarEn cuanto a Irene Nemirovsky, no he leído la que nombras, preo sí otras. Tiene una pieza pequeña, fabulosa, El baile, un compendio de sabiduría del ser humano.
Un abrazo, querida Isabel, muy querida.
También, Virgi, también es magnífica esa novelita. Leí "El baile" hace ya tiempo y, a consecuencia de haber acabado tan a gusto "El maestro de almas", me está tentando releerla, lo mismo que "Suite francesa".
ResponderEliminarUn beso bien grandote.
A mí me pasa como a Ximo, que me gusta mucho eso de que "la felicidad lo volvía virtuoso" , quizá por contraste conmigo misma que cuánto menos virtuosa, más feliz, jaja
ResponderEliminarIsabelica, que alegría, que tenía muchas ganas de darte un abrazo.
Además de la gratitud por las recomendaciones fundamentadas dejo aquí una pequeña duda sobre la reflexión que haces sobre la confianza, el oscilar de los afectos, el trasiego de las presencias... Parece obvio que la confianza no puede forzarse pero, desde luego, creo que sí podemos considerar que debe cuidarse. La cuestión radica en si el cuidado no puede llevarnos en ocasiones al forzamiento, la violencia (en el sentido de fuerza, claro)por aquello que luchamos porque permanezca. O quizás es en ese inicio del forzar a través del cuidado cuando se empieza a resquebrajar el amor, la amistad, la confianza... ¡Ah, qué cuestiones, amiga Isabel! Yo, muy en serio, pienso en abandonar esas temáticas de mi cabeza y comenzar a escribir novelas de acción con gente fría, cínica y malhablada.
ResponderEliminarUn placer
Magnífica reseña, Isabel. Cuando alguien que domina la prosa y el relato me aconseja un libro, ese es merecedor de tenerlo cuanto antes en mis manos. Gracias por el consejo.
ResponderEliminarUn beso.
Leí El ardor en la sangre hace poco y otro librito fascinante. Me gusta porque Irene hurga en lo prfundo, desnuda, nos desnuda. Un abrazo.
ResponderEliminarCorroboro tus últimas palabras, esa reflexión que me he hecho innumerables veces la veo descrita a la perfección en tu relato.
ResponderEliminarA veces se añora, se lucha por volver a reencontrar esa confianza bajo un halo de culpabilidad. Nos empeñamos, tenemos prisa por deshacer un error que nunca tuvo razón de ser, pero como tu dices "la confianza no puede forzarse".
Mi admiración Isabel
Besos
La inacabada "Suite francesa" (inacabada porque a Irene la deportaron a Auschwitz y allí murió) es la única novela que he leído de ella. Hace muchísimo de eso. Y recuerdo que amargamente me gustó.
ResponderEliminarLas citas que ahora traes, Isabel, son cinceladuras.
Un abrazo.
Hola Isabel,gran reflexión y buena autora la que has leído.
ResponderEliminarHe leído "El baile" donde el tema es el paso de la la adolescencia a la edad adulta y me gustó mucho.
Me has intrigado con esta que comentas, de la cual dices lo de la confianza, una reflexión con la que estoy totalmente de acuerdo
Un abrazo
Rosa.
Variable y voluble.Así es el género humano. Para algunas cosas puede ser positivo, nos permite evolucionar y crecer por ejemplo. Para otras como la que planteas da los resultados que expresas.
ResponderEliminarPor eso hay quien se va a por tabaco, ya sabes...
No he leido esa novela de Irene. Pero si otras cosas y la anoto inmediatamente. Es curioso, creo que por aquí ni siquiera ha llegado. O al menos no la he visto en ninguna librería, dado que sino la hubiese comprado.
Tu recomendación me basta y me sobra. El concepto de resistente siempre me ha fascinado por todo lo que implica. Un abrazo.
Me gusta leerte porque siempre aprendo algo nuevo. No conozco esa autora, me la anoto, me llegaron las frases que elegiste para compartir.
ResponderEliminarLa confianza,imposible forzarla.
Nacen solos, como el amor y la amistad y es muy triste perderlos... una vez que se rompen, dejan de ser lo que era.
La frase con la que abres el texto me ha recordado "La propiedad de la clemencia es que no sea forzada" de Shakespeare. Una y otra dicen mucho.
ResponderEliminarEs muy cierto que no se puede forzar la confianza y mucho menos la amistad. Gracias por dejar tu huella.
ResponderEliminarUn beso amiga.
Leer tu maravilosa reseña nos lleva, irremediablemente, al libro...
ResponderEliminarComo lamento esa carencia personal de saberme expresar con palabras que lleguen al alma..
un gran abrazo
o conocía a la escritora ni su obra Isabel, así que muchísimas gracias por esta entrada. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderEliminarMI querida amiga y Escritora:
ResponderEliminarDebo confesar que no conozco a la escritora en mención y con lo que aquí tú comentas has logrado interesarme; en realidad, me parece que, en general, los sentimientos humanos no pueden forzarse, ellos deben surgir de manera natural. Forzar el amor o la verdad (una verdad forzada es una mentira) es el abrebocas al fracaso.
Te dejo un beso y un abrazo.
Isabel, un post con de un bouquet exquisito a literatura de la grande. La elegida merece la pena. Una mujer que su vida daría para tres peliculones. ¿Sabías que Némirosky mantuvo un romance con Cocteau? En parte fue musa de sus obras. Ella más que musa era lo que siempre fue; una excelente escritora. Lo dicho, magnífico libro y excelente elección para el respetable. Un abrazo y un beso
ResponderEliminarJCA
feliz fin de semana querida ISA
ResponderEliminarmil gracias por tu huella
el Panteón está por el momento cerrado
espero abrirlo más adelante
por ahora estoy en Selecciones
el enlace de perfil sale la url de los que están abiertos (klika en Información y allí salen)
Abrazo grande
:D
Cada verano vuelvo a ella, es una de mis escritoras preferidas.
ResponderEliminarAbrazos
No la conozco y la apunto, gracias Isabel.
ResponderEliminarLa confianza perdida es de lo más difícil de volver a reconquistar, a menudo se fracasa en ello.
Un beso!!
Forzar la confianza,la amistad,la buena voluntad de aquellos que nos rodean es un acto violento que se convierte en seguida en mezquino por utilizar la violencia contra quienes nos aman o, al menos, nos respetan.
ResponderEliminarDa gusto zambullirse en las páginas de un buen libro, de esos libros que además de entretener nos deleitan con frases llenas de sentido común y de vida.
Un abrazo.
Reconozco que no he leído nada de esta autora, pero pienso ponerle remedio muy pronto.
ResponderEliminarMe has dejado con ganas de más.
Besos.
Has seleccionado unas hermosas e importantes frases, Isabel. Son suficientes para vislumbrar una interesante novela que se debe leer porque de sus letras saltan pensamientos a una dimensión que nos hace pensar, saber y entusiasmarnos con la vida.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Isabel.
Interesante reflexión Isabel. La novela está en mi lista de próximas lecturas, ahora creo que la adelantaré.
ResponderEliminarCariñoso abrazo y feliz semana.
Querida amiga: me recomiendas unanovela que ya me habian recomendado antes. así que no puedo desoiros, y me he de poner a leerla enseguida. Ahora estoy leyendo la obra de una escritora catalana llamada Marta Estrada. Su obra le llama "Un refugio para Clara". Esta chica de 46 años es ciega, y me tiene entusiasmada con dominio de la narrativa.Tiene uan sensibilidad digna de mención.Mira haber si te sale algo de ella, por Internet.
ResponderEliminarUn abrazo, guapa!
Con tu recomendación tan especial, me quedo con el interés de leerlo, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarBesos.
No sé si estar de acuerdo, esos árboles vetustos, esas firmezas inquebrantables, me dan escalofríos, me suenan a impostura. Lo mutable me parece más auténtico.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
muy buen analisis y definitivamente hay que buscarla para leerla.
ResponderEliminarsaludos
carlos
Hola Isabel, estupendas las reseñas, hashecho que recordara la que estoy leyendo ahora "Luciérnagas" algunos protagonistas hablan asi...y tal como escribe Matute no puedo dejarla...
ResponderEliminarEn cuanto a la confianza, subrayo todo lo que dices. No podemos forzarla aunque, cuando amamos, nos engañamos a nosotros mismos pensando que volverá...
Besos
Gracias.
ResponderEliminarCuando se quiere forzar todo se rompe quedando en trocitos tan pequeños que nada ni nadie los puede volver a juntar.
Un abrazo.
Gracias.
ResponderEliminarCuando se quiere forzar todo se rompe quedando en trocitos tan pequeños que nada ni nadie los puede volver a juntar.
Un abrazo.